Tal día como hoy del año 1919, hace 106 años, en Toulouse, nacía Maria Ginestà i Coloma, que diecisiete años después (21 de julio de 1936) y durante los primeros días de la Guerra Civil española (1936-1939) se convertiría en la protagonista de una fotografía icónica de ese conflicto: la chica de pelo corto y mirada cautivadora, vestida con el mono de trabajo de los revolucionarios y con un fusil en el hombro, en la azotea del Hotel Colón, en la plaza de Catalunya, Barcelona. Esa fotografía, obra del fotógrafo alemán Hans Gutmann, fue hecha al día siguiente de la finalización de la batalla urbana de Barcelona.
Aquella batalla había enfrentado, por una parte, a los rebeldes que secundaban el golpe de Estado militar que había estallado el 17 de julio en las guarniciones del Rif y, por otra, a las fuerzas de la Generalitat y los milicianos de los partidos y de los sindicatos. En el transcurso de dicha batalla (19 y 20 de julio), que fue favorable a las fuerzas democráticas, los golpistas se habían fortificado en el Hotel Colón, y por ello, Gutmann escogería ese lugar para fotografiar a Ginestà. Tan solo dos días después, se fundaba el Partit Socialista Unificat de Catalunya (23 de julio), formación a la que Ginestà se afilió y que confiscaría el hotel y lo convertiría en su sede.
A pesar del vestuario y el arma que exhibiría Ginestà en la fotografía, la modelo de esa icónica imagen nunca participaría en acciones bélicas del conflicto. El PSUC le encargó misiones de asistencia y traducción en la retaguardia. Como la de intérprete en la entrevista que, a inicios de agosto de 1936, mantuvieron Joan Comorera (fundador y líder del PSUC) con Mijaíl Koltsov (agente de Stalin). O en la que mantuvieron en el frente de guerra de Aragón (14 de agosto de 1936) Koltsov y el líder anarquista Durruti. Años más tarde, Ginestà revelaría que la misteriosa muerte de Durruti (20 de noviembre de 1936) estaría relacionada con el contenido de esa entrevista.
Setenta años después de la finalización del conflicto (2009), Ginestà concedería una entrevista que resumía muy bien su ideario durante aquella etapa: "La juventud, las ganas de ganar, las consignas... yo me las tomaba en serio. Creía que si resistíamos ganábamos. Teníamos la sensación de que la razón estaba con nosotros y de que acabaríamos ganando la guerra, nunca pensamos en que acabaríamos nuestras vidas en el extranjero (...) La decepción de la derrota, el recuerdo de los compañeros que se quedaban atrás, muchos de ellos fusilados, se mezclaba entonces con el sueño de que las democracias europeas vencieran al fascismo en la recientemente iniciada Guerra Mundial".