Tal día como hoy del año 1897, hace 128 años, en Maó (Menorca), nacía Pilar Alonso-Moll, quien, pasados unos años —durante las décadas de 1910 y 1920—, se convertiría en la figura más emblemática del cuplé en catalán. Durante su etapa de plenitud artística (1919-1925), Pilar Alonso-Moll interpretó y popularizó los cuplés de Càndida Pérez, Joan Viladomat o Joaquim Zamacois, y letra de Joan Casas i Vila (Barcelona, 1886-1925) —artísticamente, Joan Misterio—, que se convertirían en iconos de la cultura popular musical catalana: Remena, nena; Les caramelles; La Balladora; El vestit d’en Pasqual o La Marieta de l’ull viu, entre muchos otros cuplés.

Pilar Alonso-Moll era hija de la pareja formada por Antònia Moll, peluquera, y José María Alonso, barbero y músico (clarinetista de la Orquestra del Teatre Principal de Maó). Siendo niña empezó a cantar los cuplés de Raquel Meller en la peluquería de su madre y, enseguida, fue conocida en Maó como la "Petita Raquel". En 1913, con dieciséis años, su padre la llevó a Barcelona y debutó en el Saló Doré, en la rambla de Catalunya. En ese primer intento no tuvo suerte y regresó a Menorca. Pero no renunció a su sueño, y en 1919, seis años después del primer intento, triunfaba en el Teatre Eldorado, en la calle Bergara de la capital catalana.

Entre 1919 y 1925, coincidiendo con la época de oro de los espectáculos musicales en Barcelona, escenificada, sobre todo, en los teatros del Paral·lel, se convirtió en una primera figura de su género artístico. Durante aquellos años, actuó en el Teatre Tívoli (en la calle Casp) y, sobre todo, en el Teatre Lara (en la calle Sant Pere Més Baix), y grabó 129 caras (64 discos) con las discográficas más potentes del momento (Gramófono, Pathé, Odeón y Victor). En el año 1925, después de la prematura e inesperada muerte de Joan Misterio, y sumado a que se había casado, abandonó la interpretación y nunca más volvió a subirse a un escenario. Tuvo dos hijas y murió en Madrid en 1980, a los 83 años.