Tal día como hoy del año 1939, hace 85 años, en Moscú, y en el contexto de los días precedentes al estallido de la II Guerra Mundial (1 de septiembre de 1939), los ministros de Asuntos Exteriores del régimen nazi, Joachim von Ribbetrop, y del régimen estalinista soviético, Viacheslav Mólotov, firmaban un pacto de no agresión que declaraba que ninguno de los dos gobiernos se aliaría ni ayudaría a un enemigo del otro. Además, el tratado incorporaba un protocolo secreto que delimitaba las respectivas influencias a la región intermedia entre Alemania y la Unión Soviética. Polonia quedaba dentro de la esfera alemana, y las repúblicas bálticas y Finlandia dentro de la esfera soviética.

La opinión pública internacional conoció la existencia del pacto de no agresión durante los días inmediatamente posteriores, y provocó una profunda e irreparable grieta en el exilio republicano. A los exiliados de las formaciones prosoviéticas Partido Comunista de España (PCE), Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC) les resultó muy difícil explicar la postura del régimen de Stalin, y, todavía más, continuar la tarea de proselitismo que habían desplegado. Sus líderes, incluso los que, poco después (1940), combatirían el nazismo desde la Resistencia francesa quedaron profundamente desprestigiados.

Esta profunda e irreparable grieta provocó momentos de extrema tensión. Como los que se vivieron a bordo del barco Winnipeg, que transportaba a 2.201 exiliados españoles y 423 catalanes hacia Santiago de Chile. Los militantes del Partido Comunista de España (PCE), del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y del Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC) pretendían el control de aquella masa de refugiados, desplegando una tarea de proselitismo de su ideario. En Panamá (24 de agosto de 1939) el pasaje del Winnipeg tuvo noticias del pacto nazi-soviético y la tensión entre los diferentes grupos ideológicos escaló vertiginosamente.

El 26 de agosto, aquella escalada de tensión ideológica acabaría pisando la raya que separaba los dos bloques nacionales (españoles y catalanes). Y cuando el Winnipeg ya navegaba por alta mar (por el océano Pacífico), se produciría el intento de los exiliados españoles (principalmente prosoviéticos) de lanzar por la borda a los exiliados catalanes (básicamente catalanistas).