Tal día como hoy del año 1588, hace 436 años, frente a las costas de Plymouth (Inglaterra), se producía la primera batalla entre la Armada Invencible hispánica —formada por 137 naves— y la marina inglesa —formada por 70 naves—. Ese primer enfrentamiento se saldaría con una victoria inglesa. Los ingleses capturaron dos importantes barcos de la escuadra hispánica (los galeones Nuestra Señora del Rosario y San Salvador, de la "flota andaluza", que transportaban las reservas de alimentos y de munición del convoy), y pusieron en huida al resto de las naves de Felipe II. En cambio, los hispánicos no fueron capaces de provocar ningún daño a la escuadra inglesa.
La escuadra hispánica que se había presentado ante las costas de Plymouth había llegado muy escorada. La galerna (una fuerte tormenta propia del Atlántico durante los meses de verano) había dispersado el convoy y los había desviado de la ruta. El almirante hispánico, el duque de Medina Sidonia, tras reagrupar la escuadra frente a las costas de Cornualles, había ordenado virar hacia el este, rumbo al canal de la Mancha, en dirección al puerto de Calais, para reunirse con las tropas hispánicas en Flandes, y, aparentemente, no tenía intención de entrar en combate. Pero los ingleses los habían descubierto y los faros de la costa señalaban, continuamente, la posición de los hispánicos.
Contra lo que explica la historiografía española, en ese primer combate, las condiciones meteorológicas eran claramente desfavorables a los ingleses. La galerna y la marea alta dificultaban la salida al mar de la escuadra inglesa. Pero la pericia de los mandos ingleses lo hizo posible. Según la tradición, cuando Francis Drake, almirante de la marina inglesa, fue informado de la presencia hispánica, estaba jugando una partida a bolos y proclamó "tenemos tiempo de acabar la partida, después iremos a vencer a los españoles". La escuadra inglesa utilizó barcas de remos para remolcar las naves de combate al mar, y obligó a los hispánicos a huir en desbandada.