Tal día como hoy del año 1957, hace 67 años, en Valencia; el río Túria se desbordaba e inundaba la ciudad. Aquella crecida era consecuencia del fenómeno meteorológico conocido popularmente como la "Gota Fría" (DANA, acrónimo de depresión aislada a niveles altos, en lenguaje técnico), característica del otoño mediterráneo después de un verano seco y de calor intenso y que consiste en la formación de una perturbación atmosférica extratropical. Durante los días 13 y 14 de octubre se produjeron episodios de lluvias torrenciales en la cuenca media y baja del río Túria. En pocas horas se registraron 400 litros/m² en varios municipios de las comarcas interiores de la parte central del País Valencià. Aquel fenómeno fue denominado la "Gran Riuà" y fue la peor inundación del siglo XX en Valencia capital.
A las dos del mediodía del día 14 llegó la segunda y más importante crecida, de 3.700 m³/segundo y una velocidad de 15 kilómetros/hora. Para tener una idea de lo que eso significaba, diremos que equivalía a seis veces el caudal medio del Ebro a su paso por Amposta. El agua sobrepasó el lecho del río e inundó la ciudad, especialmente la parte histórica con los barrios de la Petxina, del Carme y de la Xerea, alcanzando un nivel de tres metros por encima de las calles y plazas. En algunos edificios de esta parte histórica conservan una marca en la fachada que dice "Fins ací aplegà la riuà" [hasta aquí llegó la Riuà]. Al aproximarse a la costa, aquella brutal avenida se fragmentó, creando varios brazos de agua que aislaron, totalmente, el barrio marítimo de Natzaret.
Aquella catástrofe se cobró 81 vidas humanas y dañó 5.800 edificios de la ciudad, además de las pérdidas en la actividad económica (agricultura, industria y comercio). Por este motivo, las autoridades valencianas del momento tomaron conciencia que había que mitigar un problema que se repetía de forma invariable desde hacía siglos. Se presentaron y valoraron tres posibles soluciones: desviar el río por el norte, por el sur o ampliar la capacidad del cauce del Túria. Finalmente, se optó por desviar el caudal del río por el sur, y se construyó un curso nuevo de una longitud de casi 12 kilómetros que discurría a ocho kilómetros al sur del cauce viejo. Aquella obra se inició en 1961 y concluyó en 1969. La obra fue financiada por la sociedad valenciana, con impuestos extraordinarios como, por ejemplo, el incremento del 25% del precio de los sellos.