Tal día como hoy del año 259, hace 1760 años, el praeses ('gobernador') de la provincia romana de la Tarraconense, con sede en Tárraco, actualmente Tarragona, daba cumplimiento al edicto del emperador Publius Licinius Valerius, Valeriano I, que había entrado en vigor el año anterior y que ordenaba la persecución y la erradicación de todos los dirigentes de la embrionaria y clandestina Iglesia cristiana. La guardia del praeses Emiliano había detenido y encarcelado a Fructuoso, obispo de Tárraco, y a Eulogio y Augurio, diáconos de la diócesis tarraconense, el 16 de enero del 259 (cinco días antes), acusados de los cargos de traición al estado romano por su negativa a adorar al emperador.

El praeses Emiliano, por su condición de gobernador, tenía asignado el control absoluto de la administración de justicia. Tenía la facultad de celebrar juicios in secretario (en su despacho) o pro tribunali (en la audiencia pública). Y tenía, también, la facultad del ius gladii (dictar sentencias de muerte). No se tiene constancia documental del proceso judicial al que fueron sometidos, pero sí del veredicto. Fructuoso, Eulogio y Augurio fueron atados a una estaca y quemados vivos. La brutal ejecución se llevó a cabo en la arena del anfiteatro de la ciudad y fue presentada y presenciada por las autoridades romanas, municipales y provinciales, como un gran espectáculo público.

Perspectiva hipotética de Tárraco en el siglo II d.C. / Museu Nacional Arqueòlogic de Tarragona

En el año 259 la comunidad cristiana de Tárraco estaba relativamente organizada. Aunque se ha afirmado que el apóstol Pablo, a mediados de siglo I, había sido el pionero de la evangelización de Tárraco, investigaciones recientes ponen de relieve una antigua e intensa relación con la comunidad cristiana de Cartago, en la provincia romana de África Proconsular. El cristianismo habría llegado a Tárraco a través de mercaderes y académicos y se habría difundido, principalmente, entre las clases más cultivadas de la ciudad. No sería hasta la promulgación del edicto de Milán (313), que convertía el cristianismo en la religión oficial del imperio romano, que esta religión se extendería entre las clases populares de Tárraco.

 

Imagen principal: Representación barroca del martirio de Fructuoso, Eulogio y Augurio / Arzobispado de Tarragona