Tal día como hoy del año 1098, hace 927 años, en Saint-Nicolas-lès-Cîteaux (entonces ducado independiente de Borgoña y actualmente Francia), el religioso Robert de Molesme fundaba el monasterio de Cîteaux, que sería el primer establecimiento de la orden del Cister. Este primer establecimiento —que sería llamado Novum Monasterium— sería el origen y la casa matriz de la orden cisterciense. La primera comunidad estaría formada por Robert, el promotor de la fundación y primer abad del monasterio; Alberic, que sería el sucesor del fundador; Esteve, tercer abad y creador de la Carta Caritatis, que describe la organización de la orden, y un pequeño grupo de una docena de monjes.
Robert y sus monjes procedían del monasterio benedictino de Molesme, situado a poca distancia de Cîteaux, y habían abandonado aquel establecimiento para profundizar en la regla de san Benito, cuyo espíritu se resumía en la divisa "pax, ora et labora" ('paz, reza y trabaja'). Los pioneros de Cîteaux se instalaron en una zona boscosa y, con la ayuda de los primeros seglares vinculados a la orden, construyeron un pequeño edificio y artigaron aquella masa forestal, y convirtieron aquel conjunto en un centro de producción artesanal y agroganadera. Aquella experiencia se pondría sistemáticamente en práctica en la expansión de la orden como una estrategia identitaria.
En Catalunya, la orden del Cister llegaría medio siglo después de la fundación de Cîteaux. En 1150, Ramon Berenguer IV, conde independiente de Barcelona, dio unos terrenos situados en la sierra de Prades a los cistercienses, para que fundaran un monasterio y para que organizaran la repoblación y la restauración del aparato económico. Aquel primer establecimiento cisterciense sería denominado Poblet y sería fundado por una docena de monjes de la orden que procedían del monasterio de Fontfreda (situado en las afueras de Narbona). Con el transcurso del tiempo, los abades del monasterio cisterciense de Poblet serían personalidades muy influyentes en la política del país.