Tal día como hoy del año 1640, hace 378 años, un grupo muy numeroso de gente, que las fuentes historiográficas no cuantifican con exactitud, pero que estiman en unos diez mil, entraba en la ciudad de Barcelona, asaltaba la prisión y liberaba a los presos políticos catalanes Francesc de Tamarit, Francesc Joan de Vergós y Lleonard Serra, recluidos en las mazmorras del aparato político y judicial hispánico por orden del rey Felip IV y de su ministro plenipotenciario el conde-duque de Olivares. Aquella orden había sido ejecutada por los soldados castellanos acuartelados en Catalunya y dirigidos por el virrey Dalmau de Queralt, conde de Santa Coloma. Vergós y Serra habían sido encarcelados el 10 de marzo de 1640 (hacía 73 días) y Tamarit había sido recluido el 18 de marzo de 1640 (hacía 65).
Según el historiador inglés J.H. Elliott, uno de los hispanistas contemporáneos más reconocidos internacionalmente, Serra fue detenido en calidad de primer conseller del gobierno de Pau Claris, president de la Generalitat desde 1638, que dirigiría la revolución de los Segadores (de junio de 1640 a enero de 1641) y que proclamaría la I República Catalana (16 de enero de 1641). En cambio Vergós fue detenido acusado de haber constituido una junta secreta (formada por la Generalitat y el Consell de Cent) que debía crear los instrumentos políticos necesarios para hacer efectiva la desobediencia al régimen hispánico. Finalmente, Tamarit había sido detenido acusado de liderar un movimiento social de protesta contra los abusos y los crímenes de las tropas hispánicas sobre la población civil.
El día anterior, los Tercios de Castilla habían saqueado Sant Andreu. Los jornaleros procedentes del Maresme, el Vallès y la Selva que acudían a Barcelona para las tareas de la siega expulsaron a los soldados castellanos y los acosaron hasta que estos se refugiaron dentro del cercado amurallado de Barcelona. Al día siguiente los segadores liberarían a los presos políticos en una acción que no era sino un estallido de indignación muy profundo y muy generalizado contra el aparato político y judicial hispánico y contra ciertas clases colaboracionistas catalanas, beneficiarias del escenario de violencia, injusticia y corrupción extremas creadas por el régimen de Felipe IV y Olivares. Quince días después, el 7 de junio de 1640, festividad de Corpus, estallaba la revolución de los Segadores (1640-1652).