Tal día como hoy del año 1945, hace 80 años, en las aguas del mar Báltico —frente a la costa de la isla de Bornholm— y en el contexto de los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el submarino soviético S-13 —comandado por el capitán Marinesko torpedeaba el Wilhelm Gustloff, un antiguo barco de cruceros reconvertido en barco-hospital. Este barco-hospital transportaba a 300 tripulantes, 1.000 cadetes de la Academia de Submarinistas recién graduados, 375 enfermeras de la Armada alemana y 9.000 refugiados civiles (hombres, mujeres y niños) que habían sido evacuados del puerto de Danzig (entonces, Alemania; pero amenazado por el avance de las tropas del Ejército Roig soviético) para ser trasladados al puerto de Kiel.

Aquel incidente se produjo a las 21.00 horas, con la luz de la luna apagada por una intensa capa de nubes, con una temperatura en cubierta de -15 grados y con las aguas del mar parcialmente congeladas. En ese momento, en el puente de mando del barco-hospital, recibieron un mensaje informando de que se aproximaba un dragaminas, y el capitán Petersen (oficial de la marina civil) ordenó abrir todos los focos para evitar una colisión. Por este motivo, el submarino soviético S-13 localizó el barco alemán. Según la investigación posterior, realizada por las autoridades soviéticas, Marinesko sabía que el buque que tenía a su alcance era un barco-hospital, pero aun así ordenó torpedearlo.

El primer torpedo impactó en la cubierta de las salas de convalecencia y mató a todas las enfermeras y los enfermos. Y el segundo, en la sala de máquinas y el barco quedó a oscuras. A continuación, el Gustloff se empezó a inclinar y el pánico se apoderó de la tripulación y del pasaje, y fue imposible una evacuación ordenada. Centenares de personas saltaron al agua por la borda o a través de los ojos de buey. Otros se suicidaron, pensando que había llegado su fin. El capitán Petersen lanzó varios SOS y al cabo de un rato varios barcos acudieron al rescate de los náufragos. Fueron rescatadas 1.239 personas —entre ellas, un bebé que se había quedado solo—. Pero murieron más de 9.300, atrapadas en el barco o congeladas en las aguas.

Desde entonces, el torpedeo y hundimiento del barco-hospital Gustloff, con un saldo de víctimas mortales que multiplicaba por seis las del Titanic (1912) o por nueve las del Principessa Mafalda (1927), se considera la peor tragedia de la historia de la navegación.