Tal día como hoy del año 1229, hace 789 años, las tropas catalanas de Jaume I, conde independiente de Barcelona y rey de Aragón, desembarcaban en la bahía de Santa Ponça (en el extremo suroriental de la isla y, actualmente, en el término de Calvià) e iniciaban la conquista de Mallorca, que culminaría tres meses y medio más tarde con la toma de Madina Mayurqa (la actual Palma). Aquella operación militar había sido acordada un año antes en Tarragona, en casa del comerciante Pere Martell, por los representantes más destacados de los estamentos del poder del Principat de Catalunya. Las decisiones serían ratificadas por las Cortes de Barcelona el 23 de diciembre de 1228. La negativa de las Cortes aragonesas a participar en el proyecto dejó la empresa de la conquista de Mallorca en manos exclusivamente catalanas.
El ejército catalán de Jaime I estaba formado por la hueste real (el ejercido del soberano) y las huestes particulares de los principales magnates (nobiliarios y eclesiásticos) del Principat de Catalunya. Sumaban un total estimado de 16.500 efectivos, distribuidos entre 1.500 caballeros y 15.000 peones. Las aportaciones más destacadas fueron las de la misma casa de Jaime I; las de las casas condales de Rosselló, Cerdanya, Empúries y Bearn (vasallos de Barcelona); las de las casas de los barones de Montcada, Cervelló, Mataplana y Santmartí; la del arzobispo de Tarragona; las de los obispos de Barcelona y de Girona, y las de las órdenes militares de los templarios y de los hospitalarios. La participación aragonesa quedó limitada a la presencia de media docena de nobles que, a título personal y desvinculados de su estamento, se sumaron a la hueste de Jaime I.
La empresa militar para la conquista de Mallorca, su preparación y ejecución, es uno de los testimonios más elocuentes no tan solo de la independencia del Principat de Catalunya, sino también de su posición de liderazgo dentro del conglomerado político formado por la unión matrimonial de Ramón Berenguer IV de Barcelona y Petronila I de Aragón.