Tal día como hoy del año 1956, hace 69 años, el Tren de l'Empordà —que unía las ciudades de Palamós, Palafrugell, la Bisbal, Girona y Banyoles— hacía su último recorrido. El primer tramo de esta línea férrea había sido inaugurado 69 años antes (1887) y cubría una distancia de 34 kilómetros. Iniciaba su recorrido en Palamós y pasando por Palafrugell y por la Bisbal d'Empordà finalizaba en Flaçà, donde enlazaba con la línea de ferrocarril Barcelona-Francia. Este primer tramo fue promovido por la empresa Sociedad Anónima del Tranvía del Bajo Ampurdán, creada en 1884 por el comerciante Augusto Campesino Ortiz, de Palamós; y participada por vecinos accionistas de Palamós, de Palafrugell, de la Bisbal d'Empordà y de Calonge.

Posteriormente, el Tren de l'Empordà fue vendido a la empresa belga Societé Anonyme de Chemins de Fer Económiques en Catalogne, que lo explotaría durante diecisiete años (1905-1922). Durante esta segunda etapa, se adquirieron nuevas locomotoras y, buscando la rentabilidad de la inversión, se intensificó la frecuencia de horarios. La nueva empresa amplió la plantilla, pero también vivió los primeros enfrentamientos con los trabajadores. En 1919, coincidiendo con una época de profunda crisis económica, se declaró una huelga al tren y el servicio quedó suspendido durante unas semanas, hasta que el Gobierno destinó soldados del Regimiento de Ferrocarriles. Superada esta crisis, se ampliaría la línea hasta Girona, y pasaría a tener un recorrido de 50 kilómetros.

En 1922, el Tren de l'Empordà volvió a cambiar de manos. La empresa pasaría a ser propiedad de Josep Maria Lacoma y de Pascual de Zulueta, que le cambiaron el nombre por Ferrocarriles Económicos Españoles, S. A. Durante esta etapa se ampliaría la línea hasta Banyoles (1928), alcanzando el recorrido máximo de 69 kilómetros. Tres años después (1931) la empresa entraría en una profunda crisis, y la Generalitat promovería un acuerdo para que el Tren de l'Empordà pasara a manos de sus trabajadores. En 1936 creó la Cooperativa Obrera de Transportes del Bajo Empordà; que explotaría la línea hasta que, después de la Guerra Civil, fue expropiada por el Estado español y entregada el organismo estatal que crearía Renfe (1941).