Isabel Díaz Ayuso se la juga en el sur. Al margen de Madrid capital, los siete municipios más poblados de la Comunidad de Madrid están ubicados en el sur de la región. Según datos actualizados en 2022 por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en Móstoles, Fuenlabrada, Leganés, Getafe, Alcorcón, Parla y Alcalá de Henares se concentran 1.266.292 habitantes, que representan casi el 20% de la población regional. Son municipios con gran densidad de población que han crecido demográfica y socialmente en las últimas décadas a la órbita de la brutal expansión urbanística de la capital española. Se los considera el cinturón rojo porque en esta franja el PSOE conserva un liderazgo histórico con alcaldes arraigados al territorio, tal y como quedó demostrado en las municipales de 2019, cuando los candidatos socialistas fueron los más votados y se llevaron las varas de alcalde.
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En esta campaña electoral y en un ambiente menos polarizado, Isabel Díaz Ayuso se ha lanzado a la conquista de estas ciudades de peso, consciente que alcanzar la mayoría absoluta pasa por dar la vuelta a la tortilla, tal y como pasó en las elecciones anticipadas del 2021 en las que el PP tiñó de azul estos municipios metropolitanos. Pero este 28 de mayo el contexto ha cambiado significativamente y hay más elementos en discusión, como la doble papeleta, que puede ser un factor determinante, tal y como apuntan los analistas electorales consultados por El Nacional.
El efecto Ayuso tendrá la prueba de fuego en estas zonas después de tener ampliamente consolidada Madrid capital y las zonas noroeste de la región, que tienen un electorado muy alineado con posiciones conservadoras. De aquí que la dirigente madrileña se haya prodigado con insistencia organizando mítines apoyando a los candidatos locales: en Parla, Getafe, Leganés, Fuenlabrada, Alcorcón, Alcalá de Henares. Algunos de ellos acompañada de Alberto Núñez Feijóo y Mariano Rajoy. El hiperliderazgo de Ayuso ha hecho que, dejando de lado propuestas concretas, aterrizaran sus mensajes estrella de la campaña: Bildu, ETA, Pedro Sánchez... "Estas elecciones van de España o Sánchez... No van de ninguna otra cosa", dijo el domingo desde Leganés.
De 2021 a 2023: menos polarización
Desde el 4 mayo de 2021 hasta el 28 de mayo de 2023 han pasado solo dos años, pero el escenario ha cambiado notablemente. Las mascarillas han desaparecido de las bocas, todo el mundo se puede mover otra vez sin restricciones y en lo político Pablo Iglesias no está en la escena —en 2021 fue el candidato de Podemos—. "No existe el clima angustiante y el ambiente irrespirable de la pandemia, que lo distorsionó todo y tuvo un efecto aglutinador hacia el PP", explica la profesora titular de Ciencia Política y Administración de la Universidad Complutense de Madrid, Paloma Román, que en conversación con El Nacional asegura que, puesto que habrá elecciones estatales a finales de año, "la polarización continúa, pero no de la misma manera". En este mismo sentido, el analista político y director de Cámara Cívica, Manuel Rodríguez, añade que hace dos años había "un ciclo peculiar" porque también se arrastraban las réplicas de la crisis política de Murcia, la caída de Ciudadanos y las elecciones anticipadas cogieron a muchos partidos a contrapié, como el PSOE, "que no presentó una candidatura sólida".
A diferencia del 2021, este 28 de mayo los más de 5 millones de ciudadanos llamados a votar en la Comunidad de Madrid tienen la posibilidad de depositar una papeleta en la urna para escoger a su alcalde o alcaldesa y otra para el presidente o presidenta de la región. "La doble papeleta acostumbra a tener un efecto arrastre de ticket que puede implicar que los que votan a su alcalde del sureste escojan la misma candidatura para la Comunidad y eso perjudica a Ayuso", se huele la profesora Román, que comparte con Rodríguez el mismo análisis, a pesar de admitir que hay una parte de voto "volátil, que siempre baila". "El PSOE se beneficiará si es capaz de movilizar a su votante tradicional, que salga de su casa y vaya a votar, eso puede hacer de contrapeso a los votos del PP". Y en los municipios del sur hay alcaldes con una base electoral muy sólida.
El efecto arrastre: el caso de Móstoles
Para entenderlo mejor vale la pena centrarse en el caso paradigmático de Móstoles. Con 208.000 habitantes es la segunda ciudad más poblada de la región, ubicada en el suroeste y, desde el 2019, el PSOE gobierna con la alcaldesa Noelia Posse. En aquel ciclo electoral, con doble urna, el PSOE consiguió el 33,65% de los votos, el PP se llevó el 20,8% y el candidato de Ciudadanos se quedó con el 17%. El mismo día, el 32,24% de los ciudadanos de Móstoles apostaron por Ángel Gabilondo (PSOE) en las elecciones regionales, el 18,37% por Isabel Díaz Ayuso (PP), el 18,27% se decantaron por Ignacio Aguado (Ciudadanos) y el 14,45% por Íñigo Errejón (Más Madrid). Sí, hubo el efecto arrastre de ticket electoral. En cambio, en las anticipadas de 2021, con papeleta única, el efecto Ayuso cambió el marcador radicalmente. Ayuso fue la primera fuerza con el 40,9% de los apoyos, Gabilondo se hundió al 20,12%, Mónica García subió al 17,45%, por delante de Rocío Monasterio (9,28%), Pablo Iglesias (7,56%) y Edmundo Bal (2,91%).
Otro factor a tener en cuenta en las elecciones locales es la descomposición de Ciudadanos, que ya se da por hecha después del proceso de hundimiento progresivo que ha vivido en las últimas citas en las urnas. La derechización de los naranjas hace pensar que el PP, tal y como ha pasado en diferentes elecciones, absorberá los votos en los municipios. "También puede haber votantes del primer Ciudadanos, más moderados y socioliberales, que se refugien en el PSOE, a la luz de la tendencia del PP de Madrid, que está más radicalizado a la derecha," matiza Rodríguez, que afirma que es "un perfil muy pragmático que premia mucho el rendimiento y la buena gestión", haciendo referencia a la trayectoria de estas alcaldías. En cambio, la también profesora del Máster Universitario de Análisis Político no tiene dudas que los apoyos a Ciudadanos "engordarán al PP". Ahora bien, defiende que el hiperliderazgo de Ayuso y sus mensajes en clave estatal pueden hacer "un mal servicio" a los candidatos locales del PP.
Ciudades cambiantes: una hegemonía en disputa
El llamado cinturón rojo de la Comunidad de Madrid evoca en un mundo obrero, de fábricas, trabajadores y conciencia de clase. Son ciudades que durante el tardofraquismo absorbieron grandes flujos de emigración provenientes de Extremadura, Andalucía o las casillas en busca de trabajo en la industria creciente. Por ejemplo, en Getafe hay un importante polo empresarial dedicado a la aeronáutica. Ahora bien, el imaginario social, históricamente ligado a la fuerza de las izquierdas y el movimiento obrerista, ha cambiado en las últimas décadas.
A partir de la década de los 80 y de los 90, la llegada de ciudadanos expulsados de Madrid a la búsqueda de una vivienda y la mejora de las condiciones de vida de los que han nacido han propiciado la aparición de una clase media-alta con un perfil electoral más conservador. "Aquí se empieza a poner en duda la hegemonía del PSOE, que todavía resiste", concluye Rodríguez. A pesar de la metamorfosis socioeconómica vivida, la ciudadanía se ha arraigado y centrado en el territorio, haciendo comunidad y multiplicando el sentimiento de pertenencia, cosa que, en opinión de Román, los ha convertido "en municipios muy activos, con alcaldes que viven volcados en la política municipal y que atrapan a los vecinos".