Con semblante triste y acompañado de la dirección de su partido, Pere Aragonès ha comparecido después de conocer el fuerte porrazo que ha sufrido su partido en las urnas pasando de 33 diputados a 20 y perdiendo casi 200.000 votos. El president del Govern en funciones ha asumido los "muy malos resultados" de su candidatura y ha constatado que la "oposición" a su ejecutivo ha ganado. Por eso, ha anunciado que su partido pasará a la oposición y ha asegurado que les toca al PSC, con 42 diputados, y a Junts y Carles Puigdemont, con 35, "gestionar la nueva etapa" desde el Govern de la Generalitat.
El de este domingo es el tercer batacazo consecutivo de los republicanos en las urnas, después de las municipales y las generales del 2023, tal y como el propio Aragonès ha reconocido: "Hemos continuado con la tendencia de las municipales y de las generales. No hemos podido revertirla". "La obra del Govern republicano, independentista y de izquierdas no ha sido suficientemente valorada o la ciudadanía ha considerado que le tocaba a otro liderarla", ha apuntado Aragonès. Detrás, también con caras de circunstancias, le escuchaban Oriol Junqueras, los consellers de su Govern o candidatos al Parlament, algunos de los cuales se han quedado sin escaño tras el descalabro.
Esquerra vuelve a la oposición después de una década
Aragonès ha descartado un posible tripartito en el Govern de la Generalitat con los 42 diputados de PSC y los 6 de los comunes, la única opción que sumaría con los resultados de hoy tras la desaparición de la mayoría absoluta en el Parlament. Lo ha hecho anunciando que Esquerra pasará a la oposición, un puesto que no ocupa desde hace una década: "La polarización ha ganado y ha marcado los resultados. Corresponderá a ellos gestionar la nueva etapa con la configuración del nuevo Parlament. Asumiremos la voluntad de la ciudadanía y lo haremos desde la oposición", ha dicho en referencia al PSC y Junts.
En esta noche tan complicada —ya pocos minutos después de que se cerraran las escuelas electorales los republicanos preveían que hoy no sería una noche de muchas alegrías— la intervención de Aragonès ha tenido un momento para mirar al futuro. Reconociendo que les espera una legislatura complicada en el Parlament, "tenemos por delante unos meses y una legislatura en la que habrá dificultades", ha querido sacar pecho de los 93 años de historia de su formación, convencido de que el proyecto republicano continuará. Unos resultados que el partido deberá ahora analizar profundamente. En este sentido, Aragonès adelantó que se hará cargo de responsabilidades "individuales", una vez digeridos los números de este domingo.