Con el tripartito entre ceja y ceja. Los Comuns se han pasado toda la campaña electoral ondeando la bandera de un gobierno de coalición "progresista" que incluya al PSC y a ERC. Y ahora que se han superado las elecciones del 12-M, ya pueden decirlo sin ambages. Este domingo por la noche, después de saberse los resultados, la candidata Jéssica Albiach ya señaló la necesidad de hacer posible "una nueva etapa de izquierdas a la Generalitat", que pasaría por un acuerdo con los socialistas y los republicanos. "La gente progresista de este país espera que nos sentemos y nos pongamos de acuerdo", insistió. En la misma línea se ha pronunciado esta mañana la cabeza de campaña de Comuns Sumar, David Cid, quien ha reivindicado que "la única posibilidad real" de un gobierno estable y "la única mayoría viable" es este ejecutivo tripartito.

Lo cierto es que los números lo hacen posible. La suma de las tres formaciones da justamente la cifra necesaria para la mayoría absoluta: 68 diputados. Pero este escenario quizás será más complicado de lo que parece. Después del revés en las urnas, el candidato de ERC, Pere Aragonès, ya ha salido a informar de que abandonará la primera línea de la política y que su formación pasará a la oposición. Un paso al lado, pues, que de entrada parece descartar la posibilidad de un tripartito, si bien los republicanos siempre tienen la opción de validar la investidura del candidato del PSC, Salvador Illa, para después quedarse fuera del ejecutivo. Un acuerdo entre las formaciones de izquierda también tendría que incluir, de entrada, a la CUP, pero los anticapitalistas ya han asegurado por activa y por pasiva que no harán a Illa presidente, de manera que la aritmética no podrá contar con ellos.

La opción de entrar en un Govern liderado por el PSC es el único escenario realista que se le presenta para los Comuns, que ya ha manifestado en otras ocasiones su rechazo a formar parte de un ejecutivo con Junts. De todos modos, no deja de ser curiosa la insistencia que llega desde las filas de los lilas para este entendimiento viendo la distancia que separa las dos formaciones en muchos aspectos. De hecho, durante la campaña electoral Jéssica Albiach ha hecho de la crítica contra los socialistas uno de sus principales atractivos, con constantes ataques contra la tendencia del PSC hacia los postulados propios de la derecha política, especialmente con respecto a la agenda de los macroproyectos. Pero a pesar de las diferencias, los Comuns confían poder arrastrar a los socialistas de nuevo hacia la izquierda desde dentro de un gobierno de coalición progresista.

El área metropolitana, el campo de batalla

Ahora bien, lo cierto es que la incidencia que puedan tener los lilas dentro de este ejecutivo con los socialistas será, como mínimo, limitada. Mientras que el PSC se ha hinchado hasta los 42 diputados, los Comuns han retrocedido ligeramente, perdiendo dos y quedándose con 6. Además, han perdido un punto porcentual de apoyos —desde el 6,87% hasta el 5,82%— y casi 15.000 votos. Albiach ya reconoció que este no era el resultado que se esperaban, ya que el partido confiaba poder mantener su representación en la cámara. De hecho, con estos números el espacio de los Comuns toca fondo y registra sus peores resultados este siglo —hay que retroceder hasta 1999, cuando Iniciativa per Catalunya Verds (ICV) obtuvo solo cinco escaños—. Pero, como mínimo, podrán mostrarse satisfechos por no haberse hundido de la misma manera que lo ha hecho la CUP.

Otro aspecto revelador de esta jornada electoral es que los 6 diputados que han obtenido los Comuns lo son por la demarcación de Barcelona. Históricamente, la formación siempre ha tenido en el área metropolitana sus mejores resultados, pero esta vez todavía se ha evidenciado más la brecha, porque los de Jéssica Albiach han llegado a perder su escaño en Tarragona que obtuvieron en 2021. Una noticia especialmente grave teniendo en cuenta que la oposición al Hard Rock era una de las propuestas estrella que se había dibujado durante la campaña —así como también la ampliación del aeropuerto de El Prat, ciudad donde incidentemente los Comuns han crecido ligeramente—. La estrategia, evidentemente, no ha sido exitosa.