Los Comuns encaran la campaña electoral del 12-M con una dicotomía clara: ¿qué hacer con el PSC? Después de más de cuatro años compartiendo La Moncloa, en Madrid los espacios políticos de los lilas y de los socialistas se sienten cómodos. La relación, que inicialmente parecía imposible de conciliar, se ha vuelto dulce con el tiempo —especialmente después de que la vicepresidenta Yolanda Díaz ocupara el puesto del exlíder de Podemos Pablo Iglesias como referente del socio menor—. Hay pocas disputas —como mínimo, públicas— entre la formación que encabeza Díaz y el presidente Pedro Sánchez, con unas prioridades compartidas y una dirección política que no provoca estragos. Pero en Catalunya, todo lo contrario. La candidata de los Comuns en los comicios de mayo, Jéssica Albiach, evidencia día sí, día, también su malestar con las prioridades y la deriva del PSC encabezado por Salvador Illa.
No se puede decir que sea sorprendente, porque algunas de las propuestas que han hecho los socialistas durante la última legislatura, desde que el exministro de Sanidad llegó al cargo, han tenido de todo menos un perfil de izquierdas con la intención de atrapar también votos del electorado de la otra banda del espectro ideológico. La demanda de avanzar en el Hard Rock, la ampliación del aeropuerto y la B-40 son las más notorias, y el PSC las ha fijado como una línea roja para aprobar los presupuestos de los últimos años. Además, aprovechando la soledad del Govern de Pere Aragonès en el Parlament —en que solo ha tenido el apoyo de los 33 diputados de ERC durante año y medio—, los de Salvador Illa no han dudado en aliarse con Junts en varias ocasiones para impulsar un relato propio de las derechas. En la cámara, las dos formaciones han conseguido aprobar una ley para favorecer los desahucios exprés, y por el contrario han cerrado la puerta a la renta básica universal y a regular los alquileres de temporada.
Unas posiciones que no se han recibido nada bien desde las filas de los Comuns. Numerosas voces lilas han denunciado a lo largo de la legislatura que, con Salvador Illa al frente, este es "el PSC más de derechas" de la historia. Mientras tanto, el partido de Albiach se ha dedicado durante este tiempo a dejar bien patente su perfil de izquierdas en la cámara, consiguiendo algunos avances en materias menos relevantes, como la prohibición de los correbous o evitar que prescriban los delitos graves de pederastia. En cambio, en otras cuestiones han tenido que aceptar la imposición del PSC y de Junts, hasta el punto de tragarse el Hard Rock, la ampliación del aeropuerto y la B-40 en los presupuestos de 2023 a cambio de algunos avances en salud, energía, vivienda y movilidad. Eso sí, esta vez los Comuns no han querido volver a obstaculizarse con la misma piedra y han preferido dejar caer las cuentas y el Govern —con la consiguiente convocatoria de elecciones para el 12 de mayo— antes de aprobar unos presupuestos con los odiados macroproyectos.
Contradicciones en campaña
Este rechazo hacia el modelo de país que propone Salvador Illa para Catalunya se ha evidenciado durante las primeras semanas de precampaña y campaña electoral. Jéssica Albiach ha optado por marcar distancia con el PSC y contraponer el proyecto de los lilas con el de los socialistas. "Tenemos que decidir si avanza el modelo de Illa, que es el modelo de más aviones para los turistas, o si avanza el modelo de los Comuns, que es de más trenes y más baratos para la gente común", afirmó el sábado la valenciana. Un mensaje más contundente vino de la boca del alcalde de El Prat de Llobregat, Lluís Mijoler, quien evidenció claramente la brecha con los socialistas por su defensa de los macroproyectos. "Al PSC, si lo dejamos solo, lo dejaremos al lado de los lobbies que quieren ampliar el aeropuerto, que quieren hacer la B-40, que quieren hacer el Hard Rock", argumentó al alcalde. "Si al PSC lo dejamos solo, mirará a la derecha".
Ahora bien, los Comuns también son conscientes de la realidad: su pretensión de entrar al Govern de la Generalitat comportará inevitablemente el entendimiento con el PSC. En caso de que el independentismo no consiga esta vez una mayoría absoluta para retener al ejecutivo, los de Jéssica Albiach querrán mover ficha y entrar, como ya ha hecho el mismo espacio político a nivel estatal asaltando La Moncloa de la mano del PSOE. Solo de esta manera los Comuns podrán garantizar que se atienden más seriamente sus demandas, especialmente del espectro social.
Un tripartito, la única opción para entrar al Govern
En Catalunya, la aritmética parlamentaria necesaria para conformar una mayoría de izquierdas obligará a construir un complicado tripartito entre el PSC, ERC y los Comuns. Los lilas querrán repetir la experiencia que llevó Pasqual Maragall y José Montilla a la Generalitat —por mucho que no lo digan en voz alta—, habiendo descartado ya entrar en un Govern con Junts, y sabiendo que la CUP no hará presidente a Salvador Illa. Aunque las encuestas señalan que los Comuns perderán representación ligeramente, todo hace pensar que la configuración parlamentaria resultante del 12 de mayo tendría que hacer posible el triple acuerdo. Otra cosa será que esta pretensión de los lilas sea correspondida por socialistas y republicanos si se dibujan otros escenarios posibles.
Si bien la relación entre los Comuns y ERC promete ser más cómoda porque hay un mayor entendimiento en las prioridades económicas y sociales, Jéssica Albiach ya reconoce que los socialistas serán más difíciles de dominar. Es por eso que la candidata lila ya se ha puesto manso en la obra para atraer a Salvador Illa de nuevo hacia la izquierda. "Queremos un gobierno progresista", ha sentenciado la candidata durante la campaña, utilizando la misma expresión que se usa en Madrid para referirse al gobierno de coalición entre el PSOE y Sumar, allí donde la asociación va sobre ruedas. "Los Comuns somos la garantía de que el PSC se ponga del lado de la gente y no de los lobbies", afirman otras voces del partido. Albiach mueve cielo y tierra para seducir a Illa de cara al escenario postelectoral. Ahora queda por ver si funciona.