Los resultados obtenidos por la CUP en las elecciones de Catalunya no han sido buenos. Así lo ha reconocido la candidata, Laia Estrada, que lo ha hecho con estas mismas palabras en una comparecencia ante la prensa. “Hemos perdido votos y apoyos, somos plenamente conscientes de ello”, ha afirmado. Concretamente, los cupaires han pasado de ser quinta fuerza con nueve diputados a ser séptima con solo cuatro, habiendo perdido más de la mitad de sus diputados. Con unos 126.000 votos obtenidos, los anticapitalistas se han quedado con solo un 4% del total, un retroceso claro respecto del 6,68% obtenido a las últimas elecciones de 2021, habiendo dejado escapar casi 70.000 votos.

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Ahora bien, a pesar del duro revés, Estrada no ha bajado los brazos y ha reivindicado su formación. “Desde mañana mismo, las cuatro diputadas nos ponemos a disposición para revertir la situación que queda”, ha afirmado, advirtiendo de “la oleada reaccionaria” que se ha apoderado a la cámara catalana con los resultados obtenidos este 12-M. Y es que, según la candidata cupaire, se ha conformado “un Parlament más de derechas y más españolista que nunca”. “Eso no es bueno para la CUP ni para el país”, ha advertido. Aquí también ha introducido el elemento de Aliança Catalana, única formación que ha quedado por detrás de los cupaires, ya que el partido de extrema derecha liderado por Sílvia Orriols “es enemigo de la causa independentista”, y su entrada en la cámara catalana “es una mala noticia”.

En este sentido, ha lamentado que la conformación del Parlament “es un freno clarísimo para todas las aspiraciones sociales y nacionales” de los catalanes, ya que dificulta el camino hacia la independencia y el impulso de políticas de izquierdas. Es por eso que Estrada ha hecho un llamamiento a las formaciones soberanistas y progresistas para abordar el panorama que se platea y “reflexionar sobre cómo se revierte la situación”, con los “retos” de la derechización y la españolización de la política catalana. Frente a ello, la CUP se compromete a trabajar para “hacer avanzar la agenda social y nacional, y dar respuesta a las necesidades de la mayoría de gente del país”. “Seguiremos batallando desde dentro del Parlament y desde fuera de la mano de la izquierda independentista”, ha garantizado.

Del cielo al suelo

Con estos resultados, la CUP ha pasado de rozar sus mejores resultados históricos (hasta ahora solo tenía un diputado menos que los 10 que obtuvo en 2015, antes del periodo más destacado del Procés independentista) a quedarse a las puertas de los peores resultados históricos (con 4, ha repetido la experiencia de 2017, en las elecciones de 2015, y solo ha sacado a un representante más que en su estreno en el Parlament en 2012). Además, el revés de los cupaires, sumado a los resultados de Junts y ERC significa que los anticapitalistas ni siquiera conservarán la llave de la gobernabilidad de una mayoría absoluta independentista que se ha esfumado. Si hasta ahora la CUP había sido una pieza fundamental a la hora de investir a los anteriores presidentes de la Generalitat (tanto Carles Puigdemont como Quim Torra y Pere Aragonès requirieron el voto de los diputados cupaires), esta vez sabe que tendrá una influencia previsiblemente irrisoria.