Laia Estrada (Tarragona, 1982) no promete nada. Después de una legislatura que la candidata de la CUP el 12-M describe como "una tomadura de pelo" por haber malbaratado la mayoría independentista del 52% y por haberse alejado de los acuerdos alcanzados en el pacto de investidura, la cupaire advierte a Carles Puigdemont y a Pere Aragonès de que se tendrán que ganar los apoyos de los anticapitalistas para ser investidos como presidentes. Lo tiene aún más crudo Salvador Illa, de quien la anticapitalista no disimula su desconfianza. A pesar de su poca experiencia en este nivel de la política —es la única candidata nueva de los partidos con presencia en el Parlament—, Estrada tiene bien aprendido el discurso de la CUP y habla sin dubitaciones. Como profesora, está acostumbrada a hablar ante un público, y la influencia de su familia —próxima al sindicalismo y al activismo político— se hace patente. Acogemos a la cabeza de lista en la redacción de ElNacional.cat para una entrevista a menos de una semana para la jornada electoral.
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Para empezar, un resumen rápido de la legislatura que acabamos de dejar atrás. En el caso del independentismo, la famosa legislatura del 52%. ¿Qué ha pasado?
Pues que se ha malbaratado totalmente. No ha servido ni para avanzar en clave nacional ni para avanzar en clave social, porque a los pocos meses de empezar la legislatura, el gobierno de Pere Aragonès empezó a abrazar de forma descarada la agenda del PSC, junto con Junts. Toda la ambición, la esperanza y las expectativas que teníamos se fueron al garete. Eso ha generado desafección en el conjunto de votantes de izquierdas e independentistas, y malestar con la clase política. Lo entendemos perfectamente, y nos preocupa que este voto se quede en casa, cuando el voto españolista y de derechas está totalmente movilizado. Tenemos dos mensajes: primero, que ningún voto se quede en casa; segundo, que nos voten a nosotros, que voten a la CUP para hacer avanzar el país en clave social y en clave nacional.
Precisamente para hacer avanzar el país, de entrar la CUP en el Govern, ¿cuál sería la medida estrella que se aplicaría en los primeros 100 días de gobierno?
No puedo decir una medida estrella, pero sí que puedo decir que desde el minuto 1 se dejaría de supeditar la política catalana a aquello que se decide y se deja de decidir en Madrid, que es lo que ha caracterizado la legislatura anterior y que es lo que tiene que dejar de pasar si queremos volver a llenar de soberanía el Parlament. Sobre todo, si queremos dar respuesta a las necesidades y a los retos que tenemos ahora mismo sobre la mesa en clave de emergencia climática, en clave de empobrecimiento generalizado de la población. Porque, si tenemos que estar permanentemente poniéndonos como topes los límites que pone tanto el PSOE como la patronal, no avanzaremos.
Se tiene que poner un punto y final a toda la agenda de macroproyectos que propone ampliar aeropuertos y puertos, hacer el Quart Cinturó o hacer el Hard Rock, solo están al servicio de La Caixa o del lobby turístico
¿Y al revés, cuál sería la medida que se aprobó en la legislatura anterior que ahora, si pudiera, la CUP eliminaría?
Se tiene que poner un punto y final a toda la agenda de macroproyectos que propone ampliar aeropuertos y puertos, hacer el Quart Cinturó o hacer el Hard Rock. Son macroproyectos que no tienen un sentido de interés general y solo están al servicio de La Caixa o del lobby turístico. Más aviones y más cruceros son más turistas, que quiere decir más gentrificación de nuestras ciudades y, por lo tanto, más expulsión de los vecinos y las vecinas. Si necesitamos un macroproyecto, es llenar de trenes todo el país para que lleguen a todas las comarcas, o llenar toda la AP7 de placas fotovoltaicas para generar energía renovable. Estos son macroproyectos que tienen un interés general.
En el caso de la sequía, ¿qué haría la CUP para frenar sus efectos?
Aquí se tienen que tener en cuenta las medidas urgentes e inmediatas, y después las medidas de fondo. Las medidas urgentes llegan tarde, pero tiene que haber medidas de fondo en relación a la democratización de la gestión del agua. ¿El agua para quién y para qué la queremos? ¿La queremos para que el lobby turístico continúe a todo gas y se vuelva a cerrar el grifo al campo mientras el turismo tiene barra libre, como pasó el verano pasado? ¿O la queremos para aquellas actividades que son fundamentales, como producir alimentos? Esto está relacionado también con el modelo de país que nosotros corregimos, que es el modelo de país al servicio de una minoría privilegiada, de estas grandes fortunas que hacen negocio a costa de nuestros recursos y generan riqueza que se acumula en unas pocas manos. No puede ser que nos planteemos construir desaladoras para mantener el mismo modelo económico que nos ha llevado a la actual situación. ¿Qué haremos? ¿Desaladoras para mantener el Hard Rock? Tiene que haber un cambio de fondo.
Pasemos a hablar ahora de la vivienda. ¿Cuáles son las medidas de la CUP en este aspecto?
Hay tres cuestiones clave. La primera, dejar de desahuciar a la gente de su casa, porque tenemos una media de un desahucio cada hora en Catalunya. Los Mossos d'Esquadra no los tenemos que enviar a echar a la gente de su casa, familias con criaturas, personas mayores que se quedan totalmente desamparadas... es una auténtica salvajada. En segundo lugar, crear una ley efectiva de regulaciones de los alquileres propia, que sea catalana. Pero en vez de regular nosotros los alquileres de forma efectiva, esperamos que el PSOE cree una ley que va tarde y mal. Y, en tercer lugar, necesitamos un parque público de vivienda. Tenemos 400.000 viviendas vacías en Catalunya que están vacías y una ley catalana del 2007 que ya preveía expropiaciones de pisos permanentemente desocupados y que no se ha desplegado; pues empezamos por los que están en manos de grandes tenedores, que son la banca y fondos buitre. Son cuestiones de voluntad política que pueden resolver una problemática tan grave como es la vivienda si la política la desplegamos al servicio de la mayoría de la población sin tener miedo de incomodar a los grandes lobbies y las grandes empresas económicas.
¿La CUP está a favor de expropiar estas viviendas, pues?
Por descontado. Es que lo dice el movimiento por la vivienda desde hace una década. ¿Qué uso le queremos dar a los pisos? ¿Un uso especulativo o un uso inexistente, cuando los tenemos vacíos? La expropiación no quiere decir que tomamos los pisos, quiere decir que los pagamos a un precio justo. Son pisos que están en manos de grandes tenedores o en manos de la banca rescatada con dinero público, por lo tanto tendríamos que entender que son pisos nuestros, porque este rescate bancario no se ha devuelto nunca. No puede ser que, de los 4 millones de viviendas que hay ahora mismo en Catalunya, tengamos 1 millón que no tiene un uso residencial, sino que están vacíos, o tienen un uso turístico o esporádico. Garantizar el derecho a la vivienda hoy es una cuestión de voluntad política y de valentía.
¿Qué hay que hacer para mejorar el uso social del catalán?
Es innegable que sufrimos una ofensiva contra nuestra lengua por parte de la ultraderecha por todos los Països Catalans, aparte de la problemática de la reducción del uso social del catalán. La respuesta tiene que ser en clave de contraofensiva, trazando una estrategia conjunta y transversal lo más amplia posible, incorporando a las entidades de defensa de la lengua y la comunidad educativa. En el ámbito educativo, hay que derogar la ley aprobada por Junts, ERC, PSC y Comuns que allanaba el despliegue de la sentencia del 25% contra el catalán. También hace falta un plan de choque, con más recursos a la escuela pública para tener una formación continuada de todos los profesionales, más aulas de acogidas, y reducir ratios. En el ámbito laboral, tenemos que garantizar cursos de catalán que estén remunerados y que se puedan hacer en horario laboral. En el ámbito cultural, proponemos crear una discográfica pública catalana y una empresa de traducción catalana para promover las producciones en catalán y desde aquí. Y después, en el ámbito de la salud, tenemos que mejorar las condiciones laborales de las trabajadoras, no solo para que no se marchen, sino para que haya bofetadas para venir a trabajar aquí y que nadie tenga ningún problema para aprender nuestra lengua. Es una hoja de ruta amplia, ambiciosa, y nos parece bien la propuesta de una Conselleria del Català, pero tiene que ser eficaz. La Generalitat se ha convertido en la última institución en los Països Catalans que no está en manos de la ultraderecha, tenemos que actuar como punta de lanza en la defensa de nuestra lengua.
Salvador Illa hoy está encarnando el proyecto de Ciutadans, es un auténtico peligro para el país y para el planeta y ninguna persona de izquierdas puede confiar en su proyecto
Pasamos ahora a hablar de cómo llega la CUP a estas elecciones, después de la bajada de apoyos en las elecciones municipales y generales. ¿Por qué ahora la ciudadanía tendría que confiar en el proyecto de la CUP?
Tenemos una relación muy directa con la organización popular, y en un momento de desmovilización y de desafección con la clase política nosotros salimos peor paradas. En este contexto, tenemos que decir a la gente que no se quede en casa porque el españolismo y la derecha están movilizadas. Ahora mismo, la CUP es la única garantía no solo de defender los derechos sociales de la mayoría de la población, sino de poner esta defensa de derechos sociales al servicio de nuestro proceso de autodeterminación, porque una cosa lleva a la otra. Los grandes consensos sociales que hay en este país no caben en el régimen del 78, de manera que para responder a las problemáticas de la vivienda y del aumento del coste de la vida hace falta desplegar al máximo las competencias que tenemos e ir más allá, desbordando el régimen del 78, recogiendo la experiencia de la legislatura de 2015. Y mientras tanto, venimos de una legislatura en la que tanto ERC como Junts han supeditado toda su política a la agenda del PSC y del PSOE.
La convocatoria electoral ha cogido a la CUP en medio del Procés de Garbí para reformar el espacio. ¿Eso perjudica las expectativas de la CUP?
El Procés de Garbí es un proceso de debate estratégico del cual tenemos que hacer mucha bandera porque para nosotros es clave revisarnos y evaluar qué cosas hemos hecho bien y qué cosas tenemos que modificar para ser más útiles a la gente. Si hubiéramos escogido nosotros, habríamos puesto la convocatoria electoral al final de este proceso, pero como no es el caso, pausamos el debate estratégico. Ahora bien, los pilares ideológicos de la organización no están a debate. Y mantenemos nuestro compromiso con la lucha independentista, por los derechos sociales, la igualdad de género y el ecologismo. Tampoco está a debate nuestra enmienda a las políticas que se han hecho supeditadas a Madrid y a la patronal, porque entra dentro de nuestra lógica de que solo podemos avanzar en clave social y nacional si desbordamos el Estado.
La CUP tiene un sistema de transparencia y regeneración democrática muy potente que la lleva a haber tenido cinco cabezas de lista diferentes en cinco elecciones. ¿Esto es una desventaja?
Es evidente que comporta beneficios y perjuicios. Los perjuicios son los que más están a la vista, ya que es más fácil fidelizar un electorado cuando pones siempre a las mismas personas, como hacen la mayoría de partidos. Nuestra apuesta para limitar mandatos y sueldos (una propuesta que hemos llevado reiteradamente al Parlament sin éxito) la hacemos porque pensamos que dentro de la política institucional es muy fácil perder perspectiva. De hecho, esta desafección hacia la clase política en parte se genera porque la gente ve a los políticos viviendo en una especie de burbuja aislada de las problemáticas de la mayoría de la población. Nuestra limitación de mandatos nos permite no perder de vista el objetivo con el cual entramos en la institución, que es ponernos a disposición de la gente y no hacer de la política nuestra profesión. Estamos en las instituciones para resolver los problemas cotidianos y darlo absolutamente todo.
Podemos ha decidido no presentarse a las elecciones, de manera que su electorado queda huérfano. ¿En Catalunya, quién representa mejor a Podemos? ¿Los Comuns o la CUP?
La CUP, sin ningún tipo de duda. Nosotros encarnamos la parte más fiel de aquel espíritu del 15-M, que finalmente quedó atrapado en el búnker del 78 cuando entró en el Govern, y que es la parte más rebelde. Ahora mismo, Sumar acepta de forma clarísima y obediente las limitaciones que pone el PSOE y, por lo tanto, aquella parte rebelde que quiere ponerse a disposición de la gente no puede confiar en un espacio como los Comuns. En quien tienen que confiar es en la CUP, que no le debe nada al PSOE y no subordinará la agenda política a las limitaciones que estos pongan, que son las mismas que pone la patronal y las grandes fortunas. Es increíble que desde el espacio de los Comuns continuamente se diga de crear un Govern progresista incorporando el PSC de Salvador Illa. Illa hoy está encarnando el proyecto de Ciutadans, es un auténtico peligro para el país y para el planeta con su agenda negacionista climática, la agenda de los macroproyectos que sirven a los grandes capitales. Cualquier persona de izquierdas que aspire a transformaciones profundas no puede confiar en un proyecto subordinado al PSC de Salvador Illa.
Si después del 12-M el Parlament queda conformado con una mayoría independentista y una mayoría también de izquierdas, ¿qué hará a la CUP?
Cuando decimos mayoría de izquierdas, ¿a quién estamos sumando? Porque si estamos sumando al PSC... es que no podemos añadirlo a la ecuación. Una formación política encabezada por Salvador Illa que hace una defensa encarnizada de la ampliación del aeropuerto, que el único sentido que tiene es traer a más turistas a nuestras ciudades para gentrificarlas todavía más y que se dispare todavía más el precio de la vivienda... Un señor que dice que tenemos que construir un Hard Rock en plena emergencia por sequía... Un señor que dice que necesitamos el Quart Cinturó porque hay todavía más coches... Un señor que su programa es más aviones, más carreteras, casinos y majorettes, como dijo Manel Vidal, ¿este señor es de izquierdas? Eso no tiene ningún tipo de sentido, es una tomadura de pelo. Por lo tanto, seamos cuidadosas a la hora de hablar de mayorías de izquierdas.
La CUP, en 2021, dio apoyo a la investidura de Pere Aragonès, pero fueron los primeros a retirarle la confianza en su Govern. Ahora Pere Aragonès se vuelve a presentar. ¿Qué tendría que cambiar para volver a investirlo con los votos de la CUP?
Que el programa político sea para resolver las problemáticas de la mayoría de la población catalana, es decir, hacer frente al encarecimiento de precios, la problemática de la vivienda, fortalecer los servicios públicos, redistribuir la riqueza y responder a la emergencia climática, como decía. Y derivado de eso, hay dos otras cuestiones. Primero, que dejamos fuera de todo entendimiento el PSC y su programa; y en segundo lugar que el foco de la política vuelva a nuestra casa, que volvemos a llenar el Parlament de Catalunya de soberanía, que dejamos de supeditar la agenda política catalana a lo que dice o deja de decir el PSOE. Es la antítesis de lo que ha pasado en la anterior legislatura, y lo que no haremos desde la CUP es participar de nada que comporte repetir esta tomadura de pelo, desperdiciando la mayoría independentista, y desperdiciando la mayoría de izquierdas que teníamos dentro de esta mayoría independentista, para hacer avanzar el país en clave social y nacional. A los pocos meses de la investidura, el Govern enseguida fue a abrazar al PSC como socio externo, y nosotros denunciábamos la sociovergencia republicana. Esto no puede volver a pasar, porque en este país, cuando hemos avanzado, ha sido cuando el diálogo se ha hecho con la CUP, no con el PSC.
Puigdemont tiene que aclarar cómo piensa sacar adelante el procés de independencia desplegando el programa de Junts, que es lo mismo que el del PSC, el del PSOE y el de la patronal
En 2015, el relevo de Artur Mas por Carles Puigdemont posibilitó que la CUP facilitara la investidura de Junts per la República. ¿Podría pasar lo mismo ahora con Pere Aragonès y ERC? Es decir, ¿que la CUP invistiera alguien de una corriente del partido más próximo a ustedes, y no a Aragonès?
No estamos planteando eso en ningún caso. Quien tiene que forzar a cambiar la hoja de ruta de Pere Aragonès es la propia militancia de ERC, y nosotros evidentemente no entraremos ahí. Pero para poner un ejemplo concreto de la contradicción que hay entre Aragonès y los valores del partido, vemos que la mayoría de militantes de ERC están en contra del Hard Rock, y Aragonès, minutos antes de hacer público el entendimiento presupuestario con el PSC, firmó un acuerdo de gobierno con el fin de reanudar las negociaciones para sacar adelante este macroproyecto, mintiendo así al país y a su propia militancia. La política que ha hecho Aragonès no encaja en absoluto con los valores que defiende ERC. Aragonès se ha equivocado muchísimo supeditando su agenda al PSC, abrazando continuamente al PSC y pasando la presión que le ponía al PSC sobre los partidos a su izquierda. Habría tenido que buscar un entendimiento y una fortaleza con nosotros y después depositar esta presión al PSC o a Junts.
Un reciente estudio de opinión apuntaba que los votantes de la CUP se sienten más cómodos teniendo como president a Carles Puigdemont que a Pere Aragonès. ¿La CUP se siente más cómoda invistiendo al candidato de Junts o al candidato de ERC?
Investiremos a aquel presidente con el cual podamos tener un entendimiento para sacar adelante la respuesta social y ambiental que necesita el país, y para poner esta respuesta al servicio de nuestro proceso de autodeterminación. Lo que es evidente es que, si hay entendimiento, tendrá que ser amplio, con ERC, Junts, nosotros, e interpelamos a los Comuns para que se sumen si es que quieren defender los derechos de la gente. Si se ve con mejores ojos hacer president a Carles Puigdemont, en todo caso puede estar relacionado con su papel desde el exilio, como una especie de bestia negra contra el estado español, cosa que es incompatible con la agenda política de Junts, que es la misma del PSC. Tendremos que aclarar qué quiere venir a hacer Puigdemont, porque no estamos en un escenario de restitución. Puigdemont tiene que aclarar cómo piensa sacar adelante nuestro proceso de independencia y la ruptura con el estado español desplegando el programa de Junts, que es lo mismo que el del PSC, el del PSOE y el de la patronal que forma parte del régimen del 78, porque las dos cosas son incompatibles. Ya sea investir a Aragonès o a Puigdemont, tiene que haber un compromiso de volver a situar el foco de la política en nuestra casa, dejar fuera del entendimiento el PSC y su programa, y dar respuesta a los retos sociales y nacionales que tenemos como país.
Por lo tanto, en la disyuntiva entre Carles Puigdemont y Salvador Illa, ¿la CUP los sitúa en el mismo plano?
No, la CUP no tiene ninguna posibilidad de entendimiento con el PSC, de ningún modo. Nuestro posible entendimiento será con ERC, con Junts y los Comuns. Pero decimos que Junts tiene que dejar de lado la agenda de los macroproyectos, la agenda que interesa a la patronal y al señor Sánchez-Llibre, que es la misma agenda que está defendiendo al PSC. Porque, además, no es compatible esta agenda con sacar adelante el procés de autodeterminación, son antagónicas.
En las anteriores legislaturas, la CUP ha optado por quedarse fuera del Govern. ¿Esta vez la CUP se plantea la posibilidad de entrar en la Generalitat?
Depende. Si es para dar respuesta a las necesidades del país y desplegar las propuestas que necesita el país, ahora mismo nos lo podemos plantear, pero en todo caso tenemos que esperar a ver qué escenario queda el 12 de mayo. En función de eso decidiremos si podemos llegar a acuerdos para facilitar la investidura o acuerdos de gobierno. Ahora mismo nos preocupa que nuestro planteamiento de recuperar una agenda nacional y social propia no lo están recogiendo el resto de fuerzas políticas. No sabemos si están cogiendo la propuesta de una distribuidora pública para controlar los precios de los productos, la energética pública para garantizar la implementación de las renovables, las políticas de vivienda que decía antes o la renta básica universal para redistribuir la riqueza. Estamos haciendo una serie de propuestas que no reciben respuesta, sino que al contrario. Tanto Aragonès como Puigdemont están hablando de mantener el Parlament vacío de soberanía y mantener el foco de la política catalana en Madrid, como si nuestros derechos nacionales y sociales solo se pueden ganar negociando con Madrid. ¿Estamos dispuestos a entrar en un gobierno? Ojalá, porque querría decir que nos podemos entender, pero nos preocupa que el resto de fuerzas políticas tienen la intención de repetir la tomadura de pelo que significó la legislatura anterior y no nos lo podemos permitir.
Para acabar, ¿puede dar fe que en ningún caso la CUP facilitará una investidura de Salvador Illa?
La CUP no facilitará una investidura de Salvador Illa. La CUP no dará ningún apoyo a Illa y hará todo lo posible para que no vuelva a condicionar la futura legislatura.