La decisión del presidente español, Pedro Sánchez, su “he decidido seguir” —reconstruido y simplificado por la sabiduría popular en un me quedo—, no solo ha condicionado desde el minuto cero el arranque de campaña al Parlament, sino que este lunes ha congelado literalmente la carrera. Mientras en la sede del PSC, la formación que lidera las encuestas, aguantaban la respiración, el resto de partidos se pegaban a aparatos de radio y televisión para entender la razón que durante los últimos cinco días ha mantenido la política española balanceándose en la incertidumbre más absoluta.
Una vez absorbidos los ocho minutos de alocución a las puertas de la Moncloa, las reacciones de las diferentes sedes electorales han surgido en cascada, pero la pregunta del millón es cuál será el impacto de esta sorprendente sacudida de vuelo gallináceo en la carrera del 12-M. Según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), la opinión mayoritaria en el Estado está a favor de la continuidad de Pedro Sánchez. El barómetro elaborado por el CIS después de darse a conocer la carta que el presidente español publicó el jueves pasado anunciando que abría un periodo de reflexión sobre su futuro señala que, si ahora se convocaran elecciones generales, el PSOE las ganaría, situándose a 9,4 puntos por encima del PP.
“Se le puede girar en contra”
Sin embargo, una vez decidido que no se marchaba, uno de los retos de Sánchez era como explicar que se mantiene al frente del gobierno después de cinco días con sus simpatizantes —y detractores— con el corazón en un puño. La encuesta del CIS no recoge este impacto. Y, de opiniones, hay para todos los gustos. También entre las fuerzas de izquierda. Desde los que le aplauden con entusiasmo en las filas del PSOE o en las puertas de la Moncloa hasta el toque de atención del politólogo y exsocio de gobierno Pablo Iglesias, que ha asegurado en RAC1 que el presidente español ha hecho el ridículo con una jugada que ha tenido el país en suspense “para, básicamente, no decir nada”. “Se le puede girar en contra. En política, la línea entre la solemnidad y el ridículo es, a menudo, estrecha”, ha remachado.
El primer termómetro del cual dispondrá Sánchez será la campaña catalana. De hecho, el reproche más general que ha recibido desde el resto de partidos es que su objetivo no era más que condicionar la campaña al Parlament. Después de conseguir mejorar resultado en el País Vasco y antes del test de las europeas, el principal examen que ha de superar un PSOE intensamente perseguido por la oposición de PP y Vox es en Catalunya, donde tiene claras posibilidades de ganar.
Y sin duda, quien más puede notar el efecto del arrebato es el candidato del PSC, Salvador Illa. Precisamente la intención de los socialistas catalanes era que Sánchez hubiera estado muy presente en el arranque de la campaña catalana, ya desde la pegada de carteles y este mismo fin de semana. Y, de hecho, lo ha estado, pero no de la manera como tenían prevista. El sorprendente anuncio del líder socialista pilló al candidato del PSC, como al resto, en los boxes de salida de una carrera donde aparece como favorito, según todas las encuestas.
A partir de aquel momento, el presidenciable del PSC se ha visto obligado a cambiar los planes de campaña que tenía previstos. Entre otras cuestiones, el sábado Illa suspendió la campaña para acudir al comité federal del PSOE, lo cual provocó las críticas de sus rivales, que le reprochan que su prioridad es el PSOE y no Catalunya. Hasta esta mañana, el PSC tenía asumida la posibilidad muy real de una dimisión de Sánchez y admitía que podría haber desencadenado una reacción de simpatía de los votantes. Ahora tendrá que comprobar el grado de simpatía que provoca la decisión de mantenerse en el cargo. De momento, en el PSC se declaran “contentos” pero “prudentes”.
Más polarización
Junts, que aparece en los sondeos detrás de Illa, ha asegurado desde el primer momento que no permitirían que Sánchez españolizara la campaña y, no obstante, este debate ha condicionado una parte importante de sus intervenciones. Una vez conocida la solución final, los estrategas de esta formación consideran que la incursión de Sánchez servirá para polarizar más la campaña entre PSC y Junts. Hasta ahora, el candidato de Junts, Carles Puigdemont, había situado claramente a Illa como el rival a abatir y lo tenía señalado como objetivo central de sus pullas en los mítines. Este lunes, sin embargo, Puigdemont ha tenido que suspender su participación en la carrera electoral a raíz de la muerte de su madre. No podrá asistir al entierro, en Amer, porque aún está en el exilio. Este lunes y martes será el secretario general, Jordi Turull, quien asuma el mitin central en Argelers y Mollerussa.
Los estrategas de Junts prevén que el movimiento del líder del PSOE, tanto la decisión de dejar en suspenso su continuidad al frente del gobierno, como la decisión que ha anunciado este lunes puede haber provocado malestar entre votantes independentistas, lo cual puede ayudar a la movilización, precisamente uno de los objetivos de la campaña de esta formación, que el sábado reclamaba concentrar el voto independentista.
Menos contundente había sido el posicionamiento de ERC en relación con Sánchez. Los líderes de Esquerra han salido públicamente a pedir a Sánchez que no renunciara a su responsabilidad al frente del Gobierno. No obstante, el candidato, Pere Aragonès, ha tensado el discurso una vez ha constado que, a pesar de las previsiones de una parte importante del mundo político, Sánchez no renunciaba. Aragonès, que pugna por no quedar descolgado de las encuestas y que se ha visto muy condicionado por el apoyo brindado las dos últimas legislaturas al PSOE, se ha quejado de que durante cinco días “se ha jugado con los sentimientos y la empatía de las personas” y ha atribuido el movimiento del líder socialista a un intento de condicionar la campaña catalana.
También los Comuns, que comparten gobierno con el PSOE, se habían alineado en el coro de voces que reclamaban a Sánchez, que no se marchara. Y también Jéssica Albiach, que pugna por no perder votos ante el PSC, se ha apuntado a las críticas por la ambigüedad de las propuestas de Sánchez y por cinco días de incertidumbre que considera incomprensibles.