La victoria electoral del PSC este domingo, con una diferencia de 7 escaños y 6,3 puntos porcentuales sobre Junts+ Puigdemont per Catalunya y la pérdida de la mayoría independentista después de 14 años, no garantiza que Salvador Illa se convierta en el 133.º president de la Generalitat. La aritmética parlamentaria resultante de la noche del 12 de mayo augura una geometría difícil de cuadrar para encabezar el Palau de la Generalitat. Ahora bien, sí que hay una fórmula que permitiría a los socialistas conseguir el Govern, y pasa por un entendimiento con Esquerra Republicana y Comuns Sumar: las tres fuerzas tienen 68 diputados juntas, justamente el umbral necesario para tener mayoría absoluta. Y esta se convierte en la principal apuesta del PSC para materializar el objetivo de volver a liderar a la Generalitat, hecho que no pasa desde el 2010.

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Desde la finalización del escrutinio, los socialistas han esgrimido que esta primera victoria histórica en votos y parlamentarios desde 1980 los legitima para intentar la investidura. En este contexto, el PSC interpreta que los resultados los sitúan como la opción predilecta de la ciudadanía para "abrir una nueva etapa" y subrayan muy especialmente que el independentismo ya no suma, hecho que les hace instar al president en el exilio, Carles Puigdemont, a "aceptar el principio de realidad". Según Núria Parlon, que ha comparecido este lunes en la sede de Pallars tras la reunión de la ejecutiva, el resultado electoral supone un "aval" a la etapa de "diálogo y convivencia" promovida por el Gobierno. Es aquí donde la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet —que sería consellera de Interior si Illa es jefe del ejecutivo— ha dejado claro que el PSC está en disposición de hablar con todas las formaciones políticas, desde la CUP hasta el Partido Popular —exceptuando Vox y Aliança Catalana—, para formar Govern, pero que la apuesta principal transita por "entenderse con las fuerzas progresistas" porque —creen— "es lo que funciona mejor para hacer avanzar al país": "Plantean los mismos retos en la línea de servicios públicos y reactivación de la economía que nosotros".

Ahora bien, la fórmula del tripartito no parece viable. Desde el domingo por la noche, Esquerra Republicana insiste en que afrontará desde la oposición esta legislatura y que, con el veredicto de las urnas, le corresponde tanto al PSC como a Junts liderar este nuevo periodo y entenderse entre ellos. En paralelo, durante el anuncio de su salida de la primera línea política, el president de la Generalitat, Pere Aragonès, ha destacado que ellos no serán un "elemento de bloqueo", pero al mismo tiempo ha descartado participar de la investidura de un candidato socialista. Algunos dirigentes del PSC admiten que estas afirmaciones hacen prever que será "muy complicado" poder sumar con los republicanos, mientras otros se muestran bastante convencidos de que no habrá una repetición electoral. A lo largo de su comparecencia, y vista esta negativa de Esquerra, la portavoz Núria Parlon ha manifestado que "si deciden estar en la oposición", esperan que al menos "no bloqueen" la posibilidad de que el PSC "lidere esta nueva etapa".

¿Y si Esquerra no da apoyo al PSC?

A pesar de estas reticencias de Esquerra Republicana a un acuerdo con el PSC y Comuns Sumar, los socialistas quieren empezar a trabajar ya para construir acuerdos para la investidura, teniendo como primera pantalla la elección de la Mesa del Parlament, que se tendrá que constituir antes del 10 de junio. Por eso, la ejecutiva socialista de este lunes ya ha dado luz verde a un equipo negociador que capitaneará la viceprimera secretaria del PSC y jefa de campaña en estas elecciones, Lluïsa Moret. Su perfil responde a la voluntad de proyectar la "capacidad" de la formación de llegar a acuerdos amplios y ser capaz de ponerse de acuerdo con el independentismo: Moret es presidenta de la Diputació de Barcelona, donde gobierna con Esquerra Republicana, los comunes y dos diputados de Impulsem Penedès, que concurrieron con Junts per Catalunya a las elecciones municipales. El resto de la delegación lo completan Alícia Romero (número 2 de Salvador Illa), Ferran Pedret (número 5), José Luis Gimeno (secretario de Organización), Joaquín Fernández (secretario de Política Municipal) y Javier Villamayor (secretario de Programas).

Si la operación para convencer ERC no fructificara, el PSC tiene un plan B: alcanzar un Govern en minoría que se sustente con acuerdos externos y aplicando la geometría variable. Los socialistas no olvidan que Esquerra Republicana, a pesar del desgaste, ha estado casi un año y medio gobernando en solitario y con solo 33 diputados. De nuevo, los únicos a quienes excluirían de la ecuación son Vox y Aliança Catalana. Sobre el PP, los socialistas descartan un pacto de Govern con ellos, pero no cierran la puerta a hablar de cuestiones como la configuración de la Mesa del Parlament u otros acuerdos puntuales a lo largo de la legislatura.

El PSC cierra la puerta a dar apoyo a la investidura de Puigdemont

El partido liderado por Salvador Illa tampoco descarta hablar con Junts per Catalunya, pero sí que niega rotundamente la posibilidad que se abstengan para facilitar una investidura del president en el exilio, Carles Puigdemont. Esta mañana, el juntaire ha anunciado su intención de presentarse a la investidura porque cree que puede construir una "mayoría más sólida y amplia" que la de los socialistas. En este sentido, la suma de Junts y Esquerra llega a los 55 escaños, mientras que la del PSC y Comuns Sumar se queda en 48 parlamentarios. Ahora bien, Puigdemont también podría necesitar el concurso de otros posibles socios, como la CUP (4) y Aliança Catalana (2). Con todo, la suma independentista se quedaría en 61 parlamentarios, y seguiría teniendo más votos en contra (72). En este contexto, irrumpe la hipótesis que el PSC se abstenga para posibilitar la investidura del político gerundense y, de esta manera, blindar la estabilidad de la legislatura en el Estado español. Este escenario prosperaría porque Puigdemont solo tendría 32 votos en contra.

 

Esta posibilidad es enmendada a la totalidad por el PSC. La portavoz de la formación, Núria Parlon, ha defendido que "los ciudadanos han hablado de abrir una nueva etapa" y que "condicionar la formación del Govern de Catalunya con el futuro de la legislatura de España es un error". La socialista ha remarcado que "el Govern de Catalunya se elige en Catalunya" y que no darán apoyo ni por activa ni por pasiva a Puigdemont "aunque amenace con el bloqueo del gobierno progresista" español.

Por lo tanto, el PSC vuelca sus esfuerzos en postular a Salvador Illa como candidato a la presidencia de la Generalitat a través de dos vías: un tripartito o un Govern en minoría. El tripartito es la única mayoría que podría sumar en primera vuelta. Otra posibilidad es la unión de socialistas con Junts (77), pero esta posibilidad se avista imposible porque ambos aspiran a intentar encabezar a la Generalitat. En segunda vuelta, si Illa intentara forjar una mayoría como la que se sustanció en el ayuntamiento de Barcelona, aglutinaría 63 votos a favor, pero necesitaría el apoyo o la abstención de otro partido para poder conseguir la investidura. En este caso, la abstención de Vox serviría, porque habría más votos a favor que en contra (61). A Illa no le serviría, tampoco, una segunda vuelta con el único apoyo de los comunes y una eventual abstención de Esquerra Republicana, porque tendría más votos en contra (67) que a favor (48).