Catalunya tiene un sistema electoral proporcional, que es lo que está en juego en las próximas elecciones en el Parlament de Catalunya. Es decir, que el porcentaje de votos de cada partido se corresponde con la representación parlamentaria que consiguen. Es el mismo sistema que se aplica al Congreso de los Diputados, y es que Catalunya no cuenta con una ley electoral propia y se tiene que regir a través de la legislación española. Precisamente, el redactado subraya que hay que asegurar a una representación adecuada para todas las zonas territoriales, también de las menos pobladas.
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Catalunya tiene un sistema electoral que se basa en el hecho de que cada provincia es una demarcación, tal como funcionan las elecciones españolas. Aunque el Estatut del 2006 especificaba que la división territorial de Catalunya se basaba en veguerías, el Tribunal Constitucional reinterpretó en su sentencia del 2010 este artículo, asegurando que las veguerías no podían sustituir las provincias. Sin embargo, el Parlament de Catalunya ha abierto varias veces la puerta a crear una nueva ley electoral catalana que se base en un sistema de circunscripción por veguerías, pero la falta de acuerdo entre partidos políticos ha impedido su concreción.
Las circunscripciones electorales por provincia, a falta de ley electoral propia
Y es que la circunscripción electoral es el territorio donde viven un conjunto de electores y donde se distribuyen los escaños. El próximo 12 de mayo, Catalunya tiene que escoger a un total de 135 diputados en el Parlament, que se tienen que dividir entre cuatro, teniendo en cuenta el sistema de división que funciona por provincias: Barcelona, Tarragona, Girona y Lleida. Tal como marca el Estatut de Sau de 1979, Barcelona cuenta con 85 diputados (teniendo en cuenta que es el territorio más poblado); Tarragona tiene 18; Girona cuenta con 17 escaños; y Lleida tiene 15. Desde las primeras elecciones en el Parlament desde la restauración de la democracia, las circunscripciones han contado con los mismos escaños, aunque el Estatut del 2006 abría la puerta a cambiarlo teniendo en cuenta el aumento de población. Una vez más, eso no se ha acabado de concretar.
Como el Parlament tiene que asegurar a la representación de las zonas menos pobladas, el valor de un voto varía en función de la circunscripción. Cada una de ellas funciona de forma independiente. Por eso, los partidos tienen que presentar hasta cuatro listas diferentes, con cuatro jefes de cartel diversas. Sin embargo, si un partido se presenta en Barcelona, no tiene por qué hacerlo en las otras provincias, y viceversa. U otro ejemplo, dos partidos coaliados en Tarragona pueden ir por separado en Girona. De hecho, es lo que pasó en 1999, cuando el PSC se presentó conjuntamente con el espacio de los Comuns en las demarcaciones de Tarragona, Girona y Lleida, mientras que se presentaron por separado en Barcelona.
La barrera del 3% y la ley D'Hondt
La fórmula matemática que se utiliza para asignar los escaños es la ley D'Hondt modificada. Eso significa que solo entran en el reparto de escaños los partidos que superan la barrera electoral de un porcentaje determinado. En el caso de Catalunya, se trata del 3% en cada demarcación, aunque superar esta barrera no significa entrar automáticamente. La barrera electoral se calcula sobre los votos válidos, es decir, los votos a los partidos o candidaturas, y los votos blancos (no se tienen en cuenta los nulos). El objetivo es evitar la fragmentación política, pero provoca que los partidos minoritarios tengan más complicado obtener representación en el Parlament.
Los partidos que superan este 3%, en cambio, acceden al siguiente paso para repartir los escaños. La fórmula D'Hondt consiste en dividir los votos que ha obtenido cada partido por los números naturales (1, 2, 3, 4...) hasta el número de escaños en juego a cada circunscripción (85 en Barcelona, 18 en Tarragona, 17 en Girona y 15 en Lleida). Eso se acaba trasladando a los escaños, que se atribuyen a las candidaturas los resultados de la división más altos, de más a menos fines a llegar a los escaños en juego de la circunscripción. En caso de empate en algún coeficiente, se lleva el escaño la candidatura que tiene más votos en total.
Durante la noche electoral, el centro de datos de la Generalitat encargada de los comicios hace el cálculo varias veces durante toda la noche, a medida que va recibiendo los datos de forma automática.