De la irrupción a la resistencia. Vox, partido de ultraderecha españolista, entró con fuerza en el Parlament de Catalunya con once en las elecciones del 14 de febrero del 2021, en pleno auge de la formación ultra al conjunto del Estado, ante un PP en horas bajas que alcanzó mínimos históricos y cuando ya había empezado el declive de Ciutadans. Ahora, tres años después la situación electoral de sus rivales directos por el voto españolista en Catalunya es bien diferente: Cs está luchando por no desaparecer después de ganar con más de un millón de votos en el 2017 y el PP, en cambio, se encuentra en tendencia ascendente, gobernando en muchas autonomías y con la victoria en las generales de julio. Con este panorama el objetivo de los de Ignacio Garriga, líder indiscutible de los ultras en Catalunya y cada vez con más peso en la dirección nacional del partido, es resistir en el Parlament y conservar los diputados que obtuvo en el 2021, ante un crecimiento del PP que según las encuestas podrían llegar a quintuplicar sus tres escaños.

Y es que en febrero del 2021 Vox no solo entró con fuerza en el Parlament de Catalunya, con 11 diputados y convirtiéndose en el cuarto partido de la cámara catalana a mucha diferencia de PSC, ERC y Junts prácticamente empatados al frente de la carrera. También se convirtió en el principal partido de derechas españolistas en el hemiciclo por delante de Ciutadans, que en aquel momento ya estaba al principio de su fin como partido (pasó de primera fuerza a penúltima) y de un PP en horas bajísimas con solo tres diputados en la cámara. Ahora, este 12 de mayo los ultras repiten candidato, uno Garriga más poderoso que nunca después de convertirse en la mano derecha de Santiago Abascal en Madrid, y buena parte de las listas en lo que es una propuesta continuista -con algunas excepciones- para repetir los resultados del 2021 y ser de nuevo la cuarta fuerza por detrás de las tres formaciones mayoritarias.

Catalunya: donde el sueño del 'sorpasso' se convirtió en realidad

Así, durante los últimos tres años, el Parlamento de Catalunya ha sido la única cámara por todo el Estado donde Vox ha tenido más representación que el Partido Popular. En el Congreso de los Diputados solo fregó su tan anhelado sorpasso al principio del 2022, cuando la guerra interna de los populares protagonizada por Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado hizo que el PP se hundiera en las encuestas. En Catalunya, sin embargo, los ultras los devoraron en las urnas el 14-F tras capitalizar buena parte de los votos que Cs se había dejado por el camino con respecto a la victoria de Inés Arrimadas en 2017 en las elecciones del 155, mientras que el PP se conformó con tan solo tres diputados que no le permitieron ni tener grupo propio en la cámara catalana. Con la desaparición de Ciudadanos que proyectan las encuestas, solo quedarán dos partidos de derechas españolistas al Parlament y los sondeos auguran que en esta ocasión los ultras no conseguirán quedar por delante de sus rivales.

Odio contra el independentismo y la inmigración

Aunque sus rivales electorales son los populares, la campaña de Vox no se centra a atacarlos a ellos sino a erigirse ante los electores como el parido que más duramente luchará contra su enemigo común: el independentismo. Parte de su discurso también se basa en señalar al PSC como un partido "separatista" más, luchando por conseguir que votantes socialistas molestos con su partido para pactar con ERC y Junts la amnistía para la investidura de Pedro Sánchez, los acaben escogiendo en las urnas. Como no podía ser de otra manera, Carles Puigdemont, que ha puesto como fecha de su vuelta el país la próxima investidura, también es una de sus víctimas preferidas: justo antes de empezar la campaña los ultras colgaron a Girona, ciudad de la cual el president en el exilio fue alcalde, una pancarta asegurando que Vox tenía su billete para manarlo a la cárcel.

Aparte del independentismo, la diana del odio de Vox son las personas migradas, a quienes acusan constantemente de ser las culpables de los problemas de seguridad en determinados barrios y ciudades de Catalunya. En estos casos, las pancartas que cuelgan en los barrios con rentas más bajas no van dirigidos contra Puigdemont, sino contra la inmigración y los billetes no son dirección a la cárcel, sino hacia su país de origen.

Herederos de Plataforma per Catalunya

Con la entrada de los de Garriga en el Parlament la ultraderecha españolista consiguió un hito nunca no vista en Catalunya en los últimos años: tener representación en la cámara catalana. La 2021 era la primera vez que Vox se presentaba, pero en elecciones anteriores ya lo habían intentado con la marca de Plataforma per Catalunya, liderada por Josep Anglada. Así y todo, el vicense fracasó en las diferentes ocasiones que presentó candidatura a las elecciones. En el 2019, cuando este partido decidió disolverse, muchos sus cargos y dirigentes buscaron cobijo en la nueva fórmula que el españolismo más ultra había encontrado. Sin ir más lejos, Joan Garriga, número 3 del partido por Barcelona en estas elecciones y portavoz del partido, antes, había militado en el PP y en Plataforma per Catalunya, partido por  el cual había llegado a ser candidato a la alcaldía de Montcada i Reixac.

Quarta fuerza en todas partes menos Girona

La irrupción de Vox en el Parlamento de Catalunya en el 2021, que en el 2023 se repitió también en buena parte de los ayuntamientos del país aunque con unos resultados más discretos, se produjo a las cuatro circunscripciones catalanas, mientras que, en cambio, el PP solo consiguió representación por Barcelona. En total, Vox consiguió hasta 218.121 votos por todo el país, convirtiéndose así en cuarta fuerza, aunque a mucha distancia de la tercera, Junts per Catalunya. En la única circunscripción que Vox quedó en quinta posición fue Girona, donde se hicieron con un único diputado y menos votos que la CUP.

En el caso de Barcelona, Vox llegó a seis diputados. El número 2 de esta lista era Antonio Gallego, que a media legislatura pasó a ser diputado no adscrito por diferencias con la dirección del partido, aunque en buena parte de las votaciones en el Parlament han acabado coincidiendo en el sentido del voto. Con casi 9.000 votos, Vox obtuvo un escaño por Lleida. En Tarragona, en cambio, fueron dos, uno de los cuales era Isabel Lázaro, exdiputada que ha acabado denunciado que Ignacio Garriga cargaba al grupo parlamentario gastos personales como compras en el supermercado y el APIMA de sus hijos.