Las elecciones al Parlamento Europeo que se han celebrado este domingo 9 de junio en el Estado español y en el resto de Europa han confirmado los pronósticos de avance de la extrema derecha y del ultranacionalismo antiglobalista, llegando a ser la primera fuerza en algunos estados de la Unión. En España, el partido mayoritario que representa esta corriente de fondo hacia donde vira Europa, y que obliga también a la derecha tradicional a moverse, es Vox, de Santiago Abascal. Este domingo, si bien no es fuerza mayoritaria y aún está muy lejos del Partido Popular -que ha ganado las elecciones en toda Europa- se ha convertido en la tercera fuerza. Los discursos duros contra el descontrol migratorio de los últimos años han empujado, en toda Europa, a partidos de extrema derecha que han escalado posiciones y han ganado en algunos lugares, como Austria y Francia. Justamente los líderes de Vox han pedido a Pedro Sánchez que haga como Macron y convoque elecciones en España como ha hecho su homólogo después de la victoria histórica del partido ultranacionalista de Marine Le Pen.
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Oleada de ultraderecha en toda Europa
La baja participación, la atomización de Podemos y Sumar, y la desaparición de Ciutadans han convertido a la extrema derecha española en la tercera fuerza, detrás del PP y del PSOE. Según los resultados conocidos esta noche, alrededor de las once, Vox pasa de cuatro (tres de las elecciones de 2019 más uno cuando se repartieron los escaños del Brexit) a 6 diputados sumando más de 1.670.092 votos, más que en las elecciones de hace cinco años, si bien los datos no son comparables teniendo en cuenta que en aquellos comicios las elecciones europeas coincidieron el mismo día que las elecciones municipales. En Catalunya Vox también se ha disparado y ha sumado un 4,19% de los votos, lejos del poco más del 2% de las elecciones de hace cinco años. Además del catalán Jorge Buxadé, el cabeza de lista y uno de los hombres fuertes del partido ultra y de la coalición donde está enmarcado el partido a escala europea, Conservadores y Reformistas Europeos (CRE), también serán eurodiputados Hermann Tertsch, Juan Carlos Girauta, Mireia Borrás, Margarita de la Pisa y Jorge Martín.
El aumento de Vox no es aislado. Las derechas han vencido, con el formato PP o con el formato más ultra, en toda Europa. En España, Alemania, Bulgaria, Croacia, Grecia, Chipre y Finlandia, la derecha conservadora se ha impuesto y la extrema derecha lo ha hecho en Francia con Rassemblement National (Reagrupament Nacional) y en Austria con el Partit de la Llibertat (FPÖ). Alternativa per Alemanya (AfD) escala también con fuerza, siendo el segundo partido con más votos en las elecciones europeas de este domingo en Alemania, donde ha vencido la Unión Demócrata Cristiana. Vox sigue la tónica de sus aliados pero aún lejos de los dos partidos clásicos de la política española y en el Europarlamento los partidos pro-Europa mantienen la mayoría.
La alianza Le Pen-Meloni y la cabeza de Ursula von der Leyen
Vox está alineado con Giorgia Meloni, la presidenta del Consejo de Ministros de Italia y líder de Fratelli d’Italia (Hermanos de Italia), pero en el Europarlamento todos los partidos de esta línea dura de la derecha van juntos. Un segundo grupo, Identitat i Democràcia (ID), liderado por Marine Le Pen, del RN, también forma parte del Parlamento Europeo y defiende ideas semejantes, si bien por enfrentamientos personales unen votos en diferentes cestas. La formación de un grupo propio, aseguran desde Vox ahora mismo es complicada, si bien los de Abascal lo han intentado casi todo, haciendo incluso de Cicerones en un encuentro de todas las derechas ultranacionalistas en Madrid con Meloni y Le Pen, pero sin suerte, de momento.
Sin grupo propio, que podría llegar a ser la tercera fuerza en el Parlamento Europeo, los partidos que forman parte de estas alianzas en varios países optan por forjar un acuerdo de mínimos que les permita, aun así, ser decisivos. Los puntos claves de la defensa de Vox y de sus socios europeos, sea en el CRE o en el ID, son, según ellos, la soberanía de los Estados, la reforma de los tratados de la Unión, la lucha contra la inmigración ilegal, energía y derogación del Pacto Verde Europeo. Queda pendiente dónde quedará enmarcado el Fidesz de Viktor Orbán, que fue expulsado del PP europeo, y lo que sí que todos los partidos están de acuerdo que no compartirán grupo con Alternativa per Alemanya (AfD), que por sus relaciones con grupos neonazis y la simpatía por Putin hizo que Le Pen los expulsara del ID.
La cabeza de Ursula von der Leyen es el precio que tendrá que pagar el Partido Popular europeo si quiere los votos de Vox y sus aliados en Europa. La alemana, actual presidenta de la Comisión Europea, no ha descartado un posible acuerdo con Meloni, a quien no considera extremista, y los eurodiputados del CRE, pero los de Abascal ya han avisado que no darán apoyo a Von der Leyen y que los europopulars tendrán que buscar otro candidato si quieren sus votos. Las políticas que ha sacado adelante la presidenta de la Comisión son, para Vox, contrarias a los intereses de los campesinos del Estado y cercanas a las tesis de la izquierda globalista.