Alberto Núñez Feijóo está convencido de sus cartas y se resiste a dar su brazo a torcer ante la sensación de impotencia y frustración que se ha instalado en el Partido Popular después de conseguir una victoria insuficiente en las elecciones generales del 23 de julio. A pesar del portazo que ha recibido por parte del PNV negándose a investirlo, el líder del PP todavía no quiere tirar la toalla. No tan rápido. Tiene poquísimas posibilidades de ser presidente del Gobierno, pero Feijóo tiene claro que su "deber" es intentarlo y hará la ronda de contactos para formar una mayoría, porque, según ha dicho este martes desde Santiago de Compostela, sería "un error inmenso que gobernaran los independentistas", en referencia a Esquerra Republicana, Junts y EH Bildu.
A diferencia del espíritu de contemplación al que se dedicará el PSOE en las próximas semanas, el Partido Popular ha tomado el papel proactivo. En el recuerdo queda la experiencia de Inés Arrimadas en 2017 en Catalunya, donde ganó claramente las elecciones autonómicas después del 1 de octubre. Aunque era evidente que no tenía apoyos para doblegar la mayoría independentista en el Parlament, el PP criticó que la líder de Ciudadanos ni intentara negociar con el resto de partidos una eventual investidura. En cualquier caso, la calculadora es bien tozuda porque los números limitan al máximo el campo de acción del Partido Popular. Descartado el PNV, Feijóo no tiene más remedio que entregarse al PSOE y al sanchismo, al cual durante la campaña prometió derogar rotundamente. Sin los socialistas, la suma entre el PP (136), Vox (33), Unión del Pueblo Navarro (1) y Coalición Canaria (1) se eleva a los 171 diputados, a cinco escaños de la mayoría absoluta. Aunque el líder del PP ha explicado que "UPN y Coalición Canaria están en la mejor disposición", la diputada insular Ana Oramas afirmó ayer que su único diputado nunca daría apoyo a "una investidura fantasma" de Feijóo.
La hoja de ruta de Feijóo se está encontrando un auténtico campo de minas. Con los números en contra, el ganador de las elecciones pide avanzar con más calma y dejar que las conversaciones arranquen y sin sacar conclusiones antes de tiempo. "Yo creo que decir que no tengo apoyos simplemente por haber hablado con algún grupo, me parece una conclusión precipitada", ha manifestado Feijóo, en alusión a la negativa del PNV de apoyarle. Por eso, y llegados a este punto, insiste en hablar con Pedro Sánchez, a pesar de la campaña de desprestigio que le ha dedicado durante meses y meses.
El candidato popular quiere hablar con su contrincante socialista la primera semana de agosto, después del recuento del voto exterior, previsto para este sábado. Feijóo acude a resucitar el bipartidismo cuando el viento le sopla en contra: "Sería un error inmenso que en España gobernaran los independentistas y, a pesar de todo, los partidos de Estado han ganado apoyos y votos", ha asegurado refiriéndose a la subida que han registrado el PP y el PSOE y en la línea de oponerse a una mayoría alternativa. Él intuye que la reedición de un pacto progresista con independentistas —incluido Junts— empujaría España a una situación constante de turbulencias políticas. "Creo que España merece estabilidad", ha asegurado al recordar que España ostenta la presidencia de turno de la UE y está negociando la regla de gasto en Bruselas.