Alberto Núñez Feijóo ha cruzado toda la península Ibérica de sur a norte en el último día de campaña electoral. Un sprint de 1.100 kilómetros para ir desde Málaga hasta La Coruña, donde ha puesto la guinda a quince días frenéticos de mítines y actos. En la segunda ciudad de su Galicia natal, Feijóo ha cruzado los dedos para obtener una victoria lo bastante amplia como para no depender parlamentariamente de Vox y ha apelado a los votantes porque quiere ser "un presidente de fiar", que consiga que "se hagan los cambios necesarios" en todo el Estado. "Si hace falta me partiré el lomo por España", ha afirmado al recordar la lumbalgia que ha sufrido en la última semana de campaña.

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Después de pasar por Os Peares y Pontevedra, Feijóo ha rematado la campaña desde La Coruña, donde ha sacado pecho de todos los éxitos electorales del PP desde que asumió las riendas en la calle Génova: las andaluzas, las municipales y las autonómicas. "Hemos pasado de un partido perdedor a uno ganador", en referencia a los siete años que el PP pasó sin ganar ninguna contienda electoral y que, además, se convierte en una crítica a la gestión de Pablo Casado. Por ello, ha pedido un último esfuerzo para rematar el trabajo este domingo, utilizando un símil futbolístico: "Hemos ganado la Liga, la Copa y ahora nos falta el final, toca ganar la Champions".

Las expectativas de Feijóo son altas. Muy altas. Por eso, en los últimos tramos de la gira electoral se ha dedicado a reclamar el voto a los "desengañados" del PSOE con Pedro Sánchez, a los votantes de Vox e, incluso, a los de Sumar. Si gobierna, Feijóo promete ser el presidente de mayorías y, en este sentido, ha reclamado desde Galicia el apoyo "para cambiar las coaliciones vergonzantes por pactos de Estado que duren mucho tiempo", "no para liderar un bloque ni enfrentarme a otro bloque, sino para ser presidente de la mayoría, hayan votado o no al PP". La ambición del PP es ampliar al máximo el electorado al que interpelan.

La calculadora ambiciosa del PP

El laboratorio del PP efectúa unos cálculos muy esperanzadores para su parroquia. Creen que tienen asegurados 150 escaños y, en la versión más optimista, sitúan la cifra en los 160. Son números realmente ambiciosos, ya que, de ser así, los populares podrían armar una mayoría para gobernar en solitario, que tendría que contar con la complicidad de grupos como el PNV y regionalistas navarros, canarios y aragoneses que se abrieran a la investidura de Feijóo para cerrar el paso a Vox. En cualquier caso, la mayoría de las encuestas no contemplan un escenario tan positivo para el PP, sino que apuntan a una mayoría de Feijóo pero con el apoyo de Vox. Por eso los populares piensan en un gobierno "sin chantajes ni ataduras".