En la calle de José Ortega y Gasset del distrito madrileño de Salamanca se está a 38 grados de temperatura. Con esta ola de calor no hay casi nadie que pasee bajo el sol. María, que tiene 50 años, se detiene en medio de la sombra de un árbol y aprovecha para beber agua de su botella. La abordamos y le pedimos, sin dilaciones, que nos diga a quién tiene pensado votar en las elecciones generales del 23-J. Es la oveja negra de esta zona de Madrid. Explica que es de izquierdas, que vota al PSOE y que le preocupa que Vox diga "cosas que seguro que son legales, pero que son auténticas barbaridades". Nos alerta de algo que ya nos esperábamos: "En este barrio yo soy una anomalía y os costará mucho encontrar a alguien que no vote a PP o Vox".
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Tiene razón. Le contamos que queremos hablar con ella para saber qué opina sobre los pactos postelectorales. Si Alberto Núñez Feijóo no logra un resultado histórico, el PP se verá obligado a pactar con Vox. En la otra cara de la moneda, Pedro Sánchez se vería obligado a tejer las mismas alianzas y buscar acuerdos con el independentismo. De la decena de personas del barrio de Salamanca con las que habla ElNacional.cat, ella es la única que prefiere a Esquerra Republicana o a Bildu que a la extrema derecha.
Jaime, de 60 años, duda entre "el voto útil" para el PP o "el voto para lo que realmente pienso" para Vox. Ana, que tiene la misma edad, dice que en ningún caso piensa votar al partido de Santiago Abascal. Hace unos años votó a Ciudadanos, y ahora dará su apoyo a Feijóo. Cuando le preguntamos si no le da más miedo que el PP al final acabe llegando a pactos con la extrema derecha, se muestra contrariada. "Es más preocupante tener que pactar contraprestaciones con ERC y Bildu, que van en contra de la Constitución", argumenta. Y es bien clara: "Con una nueva legislatura de Pedro Sánchez con el independentismo, tendremos un nuevo referéndum".
Hablamos con algunas personas más que tienen un argumentario calcado. Hasta que nos encontramos con Amanda, una joven de 26 años que asegura estar "en contra de los extremos" —refiriéndose a Sumar y a Vox— y a la vez muy descontenta con el Gobierno de Pedro Sánchez. Votará al PP, y afirma que no le gusta que el partido de Abascal esté "en contra del aborto, sea racista y sea homófobo". Sin embargo, cuando reflexiona sobre la posterior política de pactos, declara: "Prefiero no poder abortar que un referéndum". "Me preocupan más partidos como ERC o Bildu; me dan miedo", sentencia.
La última persona con quien hablamos por las calles de Salamanca es Luis. Tiene 28 años y votará al PP porque "el PSOE actual no tiene nada que ver con el histórico PSOE de la izquierda moderada; la hemeroteca es cruel con Sánchez y ha dejado de tener cualquier tipo de credibilidad". Pactar con el independentismo es, para él, una "línea roja" mucho más peligrosa de cruzar que los apretones de manos con la extrema derecha. "Se creen superiores a los españoles, y todos sus motivos son emocionales, para nada racionales; considero mi país como uno solo y pactar con quienes quieren dividirlo está siempre mal", remata.
El PP, hegemónico en las calles de Madrid
Decidimos coger el autobús número 19 en la calle de Serrano en dirección al sur para bajarnos en la zona de Palos de la Frontera, junto a la estación de Atocha, un barrio sin tantos estereotipos como Salamanca o Vallecas. Además, allí las rentas no son ni altas ni bajas; una zona perfecta para encontrar el voto fronterizo entre el PP y el PSOE. Tampoco hay suerte, y el guion de la película es el mismo que antes: la primera persona con quien hablamos difiere completamente del resto.
Irina tiene 32 años y estuvo unos cuantos viviendo en Barcelona. Es más: en 2017 todavía estaba en la capital catalana, de manera que ha convivido con el movimiento independentista. Se siente "identificada" con Sumar, y en ningún caso siente animadversión por formaciones como Esquerra Republicana, Junts per Catalunya o la CUP. Defiende la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez porque remarca que "el momento más álgido del independentismo se produjo durante el Gobierno de Mariano Rajoy". "Por supuesto que Vox me da más miedo", recalca.
Pero aquí termina todo. Las únicas dos personas más que nos encontramos en este barrio y que se consideran de izquierdas son Ivana, de 40 años, y Rubén, de 30. Y dan malas noticias a Pedro Sánchez: están tan decepcionados con la política, que no creen que el 23-J vayan a votar. Y Rubén, además, es de izquierdas pero totalmente españolista. Por mucho que Vox tenga "propuestas radicales", es mejor que el independentismo. Llega a decir, incluso, que "puede estar bien probar" si los de Abascal "acaban tomando medidas interesantes".
El discurso más radical nos lo da Agustín, que tiene 35 años y niega que Vox sea de extrema derecha. Votará al PP, sin embargo, y desea que Feijóo logre la mayoría absoluta. "Lo que no se puede hacer es, siendo españoles, pactar con formaciones que quieren romper España o que son directamente etarras", argumenta. La gente que sigue paseando por la calle de Ancora no cambia de opinión. Hablamos con jóvenes de 19, 23 y 26 años, y con señores y señoras que superan los 70. Todos votarán al PP y alguno, incluso, se plantea votar a Vox. "El independentismo, directamente, me toca los cojones", sentencia el joven Luis Javier mientras pasea a su perro. Votará a Santiago Abascal.