La primera vez que Jaume Collboni se presentó a la alcaldía de Barcelona, en el 2015, el PSC consiguió el peor resultado de su historia, con solo cuatro concejales. En 2019, Collboni repitió como candidato del PSC y mejoró sus resultados, doblando los votos. Eso le permitió convertirse en primer teniente de alcalde, un cargo que ejerció hasta el mes de febrero, cuando decidió abandonar el gobierno municipal, aunque su partido se ha mantenido en él, para concentrarse en esta nueva carrera electoral. Ahora, Collboni reivindica la época socialista de Barcelona como la mejor de su historia, presumiendo del legado y del aval que suponen sus predecesores. Con la dificultad en alejarse de Colau cuando ha compartido con ella años en la Plaça Sant Jaume, Collboni explica a ElNacional.cat su proyecto para la ciudad, como ve y vive estas elecciones y cuales son los retos de Barcelona.
Se habla muchísimo de la importancia que tiene para el Gobierno que usted se convierta en alcalde de Barcelona. Pedro Sánchez, por ejemplo, cierra aquí la campaña. ¿Cómo lo vive?
Evidentemente, son unas elecciones trascendentales porque lo que se juega el 28 de mayo es la continuidad de una alcaldía que todas las encuestas indican que la mayor parte de la gente no quiere o un cambio en positivo y de futuro que es el que representamos nosotros. Un cambio que está muy basado en poner orden en la ciudad, con dar oportunidades a la gente de la ciudad y con volver a recuperar el orgullo de ciudad.
¿No se siente presionado?
Más bien lo siento como una muestra de apoyo, porque efectivamente es muy importante y también lo es para el conjunto del Estado que en la ciudad de Barcelona, como capital de Catalunya, le vaya bien. Que sea un motor económico, un motor cultural y desarrolle todas sus potencialidades para la gente de la ciudad y para el conjunto del país.
¿Qué significaría para el conjunto del Estado que Barcelona volviera a tener un alcalde socialista?
Yo creo que sería un mensaje muy positivo, sobre todo internacionalmente. Tenemos que enviar un mensaje de tranquilidad, de sentido común y de confianza con el Ayuntamiento y con el alcalde. Y creo que eso lo garantizamos los socialistas. Hemos pasado años complicados, sin un liderazgo claro en la ciudad. Ahora, para recuperar estas oportunidades, sobre todo desde el punto de vista económico, hay que enviar un mensaje de estabilidad y de devolver un alcalde que sea de todos.
Es la tercera vez que Usted se presenta a la alcaldía. ¿Siente que esta vez es la buena, después de dos intentos? ¿Qué ha cambiado desde el 2015 hasta el 2023 que explique su progresión?
Nosotros ganaremos estas elecciones. Tenemos la convicción de que será así y que yo seré el nuevo alcalde de los barceloneses y las barcelonesas. Y eso es porque todo el mundo sabe que cuándo Barcelona ha tenido alcalde socialista le ha ido bien en el terreno social, en el económico, en la proyección internacional y, por lo tanto, después de 12 años de ausencia de los socialistas liderando la ciudad, todo el mundo ha visto las consecuencias de esta situación. Hay una insatisfacción y una decepción, que se atribuye a la falta de un liderazgo de un alcalde socialista.
En las dos elecciones anteriores había un marcado contexto independentista. ¿Cree que eso le pasó factura y que fortaleció a otras candidaturas?
Yo soy el candidato del PSC, no escondo mis siglas ni la historia de mi partido. Somos socialdemócratas, catalanistas y federalistas que han liderado los mejores años en la ciudad y esta es nuestra carta de presentación. Efectivamente, ha habido unos años de conflicto político que nosotros hemos reconocido y que fue en contra de lo que el PSC siempre ha defendido y representado. Somos un partido que ha tenido siempre la voluntad de integrar identidades diferentes y unir al pueblo de Catalunya bajo una misma identidad compartida. Y es verdad que el procés eso lo puso en cuestión y afectó también al posicionamiento del partido.
¿Cree que ya se ha superado esta situación?
Creo que, afortunadamente, hemos empezado a pasar página. Yo respeto profundamente todas las ideologías políticas, siempre que se atiendan y respeten las reglas del juego democrático. Mi campaña no es contra nadie, sino a favor de la ciudad y de los barceloneses, entendiendo que que mucha gente no quiere volver atrás. El cambio que se puede producir en la ciudad puede ser en positivo si ganamos nosotros, porque representamos esta idea de unidad, de integración, de gobernar para todo el mundo, de no reabrir heridas. En cambio, si ganara el candidato de Junts, al señor Trias, pues, hay un riesgo para nosotros de regresión, tanto desde el punto de vista de las políticas, porque su alcaldía se caracterizó por los recortes y privatizaciones, como por volver a la casilla de salida en el ámbito del procés.
Decía que el PSC es un partido catalanista, pero de un tema del cual no se está hablando mucha en estas elecciones es la bajada del uso social del catalán en la ciudad, que se encuentra por debajo del 25%. ¿Eso a usted le preocupa?
A mí me preocupa porque el uso social de la lengua es un factor de cohesión social. Nosotros siempre lo hemos entendido así porque forma parte de nuestra identidad como catalanes, pero también porque tiene que ser un elemento que nos iguale en oportunidades y cohesión. Han habido un riesgo muy evidente los últimos años de vincular una ideología al uso de la lengua y que aquí es donde radica uno de los problemas. Tenemos que apartar la política del uso social de la lengua, porque si se hace esta relación, a la gente que no comparte esta ideología, de forma automática o instintiva, la puede dejar de utilizar. También hay que destacar el papel de los medios de comunicación y el auge de las redes sociales. Y ante eso, desde la administración tenemos que garantizar la disponibilidad lingüística de las dos lenguas cooficiales. Todo trabajador público tiene que garantizar el uso social de la lengua.
Y en el caso de establecimientos que tienen personas que atienden al público y no saben hablar catalán, ¿qué se tiene que hacer?
Lo inteligente sería que en función de cómo se dirijan a los clientes se les pueda atender con las lenguas oficiales en Catalunya, pero eso depende mucho de la voluntad. Y volver a asociar el uso de la lengua a formar parte de la comunidad, al éxito, es importante porque son los atributos que hacen que después la gente la utilice. Tenemos que crear las condiciones, tangibles e intangibles, para recuperar terreno perdido, porque es cierto que eso se ha producido.
Ha hecho referencia a esta voluntad de cambio que hay entre la ciudadanía. ¿Eso quiere decir que en estas elecciones su rival es Xavier Trias y no Ada Colau?
Yo no me planteo la campaña a las elecciones haciendo frente a un rival, sino para explicar una propuesta electoral que tiene que ver con las preocupaciones de la gente. Es evidente que nosotros encabecemos muchas encuestas y partimos como ganadores y que eso hace que el resto de rivales nos interpele. Pero a mí, lo que me preocupa son las urgencias de la gente, y eso es ordenar la ciudad. También la vivienda, como generar lugares de trabajo de calidad y cómo vdeolver el orgullo a Barcelona. Y creo que todo eso tiene muy poco que ver con lo que puedan decir Colau o Trias.
En alguna ocasión ha denunciado que intentaron hacer una campaña polarizante entre sus dos modelos de ciudad, como el 2015. ¿Diría que han fracasado?
Eso ya no es así, cuando nosotros salimos como ganadores, todo se desvanece. De hecho, ha estado el gran intento de pacto de esta campaña, polarizarla de una forma muy artificiosa, porque al final son dos historias del pasado. Son dos personas que lo intentaron o que tuvieron su periodo, el señor Trias hace 8 años y la señora Colau ya no ganó las últimas elecciones. Están intentando reeditar el pasado y reeditar el pasado nunca triunfa.
Parece inevitable que después de estas elecciones haya pactos electorales. Ante la posibilidad de que haya un empate a concejales, como vería por ejemplo concejales. Como vería, por ejemplo repartirse el mandato: ¿dos años un partido y dos años el otro?
Yo lo único que veo es que nosotros ganaremos estas elecciones y que si no ganas unas elecciones, como es el principio democrático, vas a la oposición. Yo no haré alcalde ni a Colau ni a Trias. Nosotros cuando ganemos las elecciones lo que haremos será articular mayorías bajo tres principios: crecimiento económico, que incluye el debate sobre el aeropuerto; un modelo de protección social, ya que no acordaremos con alguien que plantee privatizaciones o recortes a los servicios públicos; y tener una actividad del gobierno municipal siempre con lealtad a las instituciones del Estado y europeas.
Una parte de Junts ha pedido someter a una consulta los pactos post electorales ante la posibilidad de que Trias llegue a acuerdos con partidos no independentistas, como el PSC. ¿A usted han marcado algunos límites a la hora de negociar?
No verá ninguna resolución ni ninguna indicación de mi partido de cómo tenemos que hacer los acuerdos a nivel municipal. El PSC se respeta la autonomía local en sus acuerdos. Y creo que eso demostrar que el señor Trias esconde alguna cosa. Es un poco extraño que te presentes sin las siglas de tu partido, pero al mismo tiempo hagas presentaciones públicas con la señora Borràs, el señor Puigdemont. Y es un poco extraño que pronuncie un determinado discurso de alianzas y después, desde su partido por escrito, se le dice cómo tiene que pactar. Las indicaciones del partido en Trias son que tiene que priorizar un acuerdo independentista y que en el caso de que no lo consiguiera, tendría que someter a la consideración de la militancia en Junts. La última vez que se ha hecho una consulta a la militancia de Junts ha sido para romper el Govern de Catalunya.
En estas elecciones está la posibilidad de que entre un partido de ultraderecha al ayuntamiento. ¿Qué ha pasado para que eso haya acabado sucediendo?
Creo que es muy importante mantener un cordón sanitario como se está haciendo en el Parlament con la ultraderecha. Es la amenaza más real y más seria que tiene nuestra democracia. Y creo que hemos de hablar poco de ellos y ocuparnos mucho de los motivos por los cuales tienen más aoyo electoral. Y eso tiene que ver con las condiciones de vida, con el acceso al trabajo, con tener barrios dignos y seguros. Garantizar estas cosas es la mejor forma de combatir la ultraderecha.
Usted salió el mes de febrero del gobierno de Colau para centrarse en la carrera electoral. ¿Está contento de la decisión que tomó?
Yo creo que si vamos primeros en las encuestas es perque todo el mundo ha entendido que yo hice un ejercicio de coherencia. Si yo tenía las opciones reales de ser el próximo alcalde de la ciudad, según mi punto de vista era contraproducente llegar al final de la campaña formando parte de un gobierno con el cual ya tenía muchas discrepàncie. Pero no queríamos romper nuestros compromisos, no somos un partido que rompa gobiernos. Es verdad que las políticas más importantes ya se había hecho, como aprobar los pressupotsos, y ahora lo quedaba era garantizar el buen funcionamiento de la institución. Durante estos meses yo he presentado los miembros de mi candidatura, como Lluís Rabell o Maria Eugènia Gay y eso era incompatible con formar parte del gobierno. Entiendo que era una decisión arriesgada, pero creo que cuando uno es coherente con las cosas que hace, al final la gente lo reconoce.
¿Usted se ha sentido cómodo estos meses criticando algunas cosas del gobierno municipal del cual ha formado parte?
Tampoco he sido más crítico de lo que ya lo había sido en temas. Hemos tenido discrepancias sobre movilidad y hemos tenido discrepancias sobre grandes proyectos como el Hermitage y el aeropuerto. Es verdad que en otras políticas no, porque somos fuerzas progresistas, que lluchamos contra las desigualdades y contra el cambio climático, pero no coincidimos con el como se tienen que hacer estas políticas. En los últimos meses ha habido decisiones muy arbitrarias, poco dialogadas dentro y fuera del Ajuntament que habían hecho muy difícil la convivencia dentro de la coalición.
¿Cree que uno de sus problemas del gobierno de Ada Colau ha sido la falta de autocrítica?
Yo creo han decepcionado mucho, perque muchas de las expectativas que se habían marcado al principio no se han cumplido. Y a la señora Colau le falta un poco de humildad. No todo ha empezado con los comunes. Esta ciudad hace décadas que se está transformando, que tiene una pryección internacional muy positiva. Y también le ha faltado humildad cuando se ha equivocado, como en el tema de la vivienda. Yo prometo cambiar la situación que hay actualmente, sobre todo para que los jóvenes no se tengan que marchar de la ciudad. Pero hay algunas medidas, como reservar el 30% en vivienda protegida, que no ha funcionado y ha bloqueado la invesió privada. Y en lugar de decir que no ha funcionado, que lo han intentado pero que no estaba bien enfocada ya que no estaba consiguiendo los objetivos, se tiene que cambiar, en último plenario se quedaron solos mientras el resto de partidos les decíamos que se tenía que rectificar.
Uno de los temas que más confrontación genera es el de la movilidad. ¿Qué propone usted de diferente?
La ciudad tiene como compromiso ser neutro climáticamente en el 2030 y por eso tenemos que reducir emisiones, electrificando la ciudad y haciendo que los coches y motos eléctricas puedan entrar en la ciudad sin problemas de carga. Los motores de combustión efectivamente contaminan y son un problema de ruido y de contaminación. Por eso, la mejor alternativa son los motores eléctricos. Necesitamos una transformación ecologica más razonable, más coherente con Barcelona, que violente menos la movilidad.
¿Y en materia de transporte público?
Metro, metro y más metro. En los acuerdos de presupuestos entre el Governy el PSC se pactaron 50 millones de inversiones en estaciones de metro. Tenemos el compromiso de hacer crecer en doce estacons las líneas de aquí en el 2030. Es el que más se utiliza, el más ecológico, más económico y que más alternativas ofrece al transporte privado. Es la forma más eficaz de potenciar el transporte público.
Usted habla en aras de recuperar el orgullo de Barcelona. ¿Por qué se ha perdido?
Justamente yo creo que debemos recuperar el orgullo porque lo tenemos todo para que nos vaya bien, para ser la mejor ciudad del mundo. Tenemos clima, buenos servicios públicos, buenas infraestructuras, buen sistema educativo, reputación institucional... pero el barcelonés está insatisfecho, con la sensación de que no va bien. Se mira en el espejo y no se reconoce. Y tener la autoestima alta es muy importante para abordar los desafíos que tenemos. Que el conjunto de la ciudad esté fuerte y sea positiva, optimista y crea en sí misma. Pero yo no siento que ahora estén convencidos de que estamos en la mejor ciudad para realizar los mejores proyectos. Somos demasiado autoexigentes y eso muchas veces nos perjudica..
Si llega a ser alcalde, ¿qué le pedirá al presidente de la Generalitat?
Vivienda. El president de la Generalitat ha anunciado un plan para realizar 10.000 viviendas de alquiler y todavía no sabemos dónde se harán. A Barcelona le correspondería proporcionalmente por la población unas 2.300 viviendas y yo iré a hablar con el president y le llevaré el plano de dónde se pueden hacer los 2.300 pisos que debe hacer el gobierno porque es el competente en la materia.