La diglosia que se vive en la sociedad catalana ha acabado apareciendo en el debate electoral de esta noche a TV3 sobre los comicios municipales en Barcelona. ¿Qué es la diglosia? Cuando en una sociedad existe una lengua dominante (H, de hight) y una lengua presionada hacia un papel secundario (L, de low). El concepto lo desarrolló el lingüista norteamericano Charles Albert Ferguson. La diglosia muestra el porexpan que es el bilingüismo a la hora de llevarlo realmente a la práctica. Usted puede hablar en castellano en un programa en catalán en la televisión catalana, y el statu quo no se quejará, pero no se le ocurra hablar en catalán en un programa en castellano, porque será percutante. En el Congreso español incluso le cortarán el micro, y lo echarán de la tribuna.
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El resultado del fenómeno en los debates electorales es que cada vez se habla menos catalán, con una balanza que se decanta poco a poco a favor de la presencia del español, y una descarada militancia diglósica en este sentido por parte de los partidos estatales. Para que una lengua tenga posibilidades de sobrevivir es necesario que tenga presencia en los entornos de poder y en los medios masivos, y hace falta también que se pare la tendencia de limitar obsesivamente su terreno de juego, como sucede actualmente en el cine catalán y también en la televisión privada y pública catalana. Con la introducción militante del castellano en los debates electorales se impide al catalán mostrar esta presencia normal, que queda relativizada, y cuando en cambio la tiene absolutamente garantizada cualquier debate en español. Es una deriva que ni siquiera el Estatut ha podido frenar. Allí fijaba que el catalán era lengua propia y oficial, y el castellano era solo oficial, con un plus legal para el catalán. Pero ha quedado inaplicado.
La castellanización actual de la política catalana solo tenía un tímido precedente en Aleix Vidal Quadras cuando dirigía el PP de Catalunya en los años 90, pero lo superaron más tarde Albert Rivera e Inés Arrimadas para afianzar el españolismo desacomplejado de Cs, y se acabó sumando a ello el PP e incluso dirigentes del PSC. La presión de los partidos unionistas es tan fuerte que ha hecho que al análisis de la diglosia le han empezado a aparecer críticos. Algunos consideran que es insuficiente para explicar lo que sucede aquí y empiezan a hablar abiertamente de sustitución lingüística, por el peso que tiene la acción política en esta minorización del catalán.
En el debate de este martes, la que ha usado más el español en sus intervenciones ha sido la candidata de Valents (el partido de los herederos de Manuel Valls), Eva Parera (488 segundos), seguida por la candidata de Ciudadanos, Anna Grau (356 segundos), y por el candidato del PP, Daniel Sirera (289 segundos). Y la candidata a la reelección, Ada Colau, lo ha utilizado en un comentario a Sirera cuando este hablaba en castellano (4 segundos). El candidato de Junts, Xavier Trias; el socialista, Jaume Collboni, y el de ERC, Ernest Maragall, han hablado siempre en catalán, el idioma vehicular en principio del programa.
A quién le interese más leer sobre la diglosia y la sustitución lingüística puede consultar estos libros, entre otros:
Escrits sobre Llengua, de Josep Murgades (Pagès Editors)
Llengua, nació i diglòssia, de Joan Lluís Marfany (Editorial L'Avenç)
Mundialització, interculturalitat i multilingüisme, de Isidor Marí (Lleonard Muntaner Editor)
Aproximació a la història social de la llengua catalana, de Brauli Montoy (Editorial Bromera)
The German Language in Switzerland: Multilingualism, Diglossia and Variation, de Felicity Rash (GLCS)