Núria Marín es alcaldesa de L'Hospitalet de Llobregat, la segunda ciudad de Catalunya, desde abril del 2008, cuando el hasta entonces alcalde socialista Celestino Corbacho se marchó a Madrid para ejercer de ministro de Trabajo. Desde aquel momento la socialista, que es concejala desde hace 28 años, ha ganado tres elecciones seguidas, las últimas, en el 2019, por mayoría absoluta. En los últimos cuatro años, además, ha compaginado su cargo en la alcaldía con el de presidenta de la Diputació de Barcelona, después de llegar a un pacto muy polémico con Junts per Catalunya, a menudo criticado por el independentismo pero que se ha mantenido estable durante toda la legislautra. A la cabeza de una ciudad que afronta, como todo el país, los retos de la vivienda y de la transición ecológica, a menudo en la sombra de su vecina Barcelona, Marín se presenta a sus cuartas elecciones municipales "con más energía que nunca" este 28 de mayo tras un mandato convulso en que ha sido salpicada por el caso del Consell Esportiu. A pocos días de las elecciones municipales, Marín explica a ElNacional.cat cómo afronta este nuevo reto electoral y repasa su último mandato.
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A las terceras elecciones a las que se presentó, en 2019, lejos de sufrir un desgaste electoral, consiguió mayoría absoluta, pero no ha tenido un mandato tranquilo. En estos años ha estallado el escándalo del Consell Esportiu, que incluso supuso su imputación. ¿Cree que eso le puede pasar factura?
La ciudadanía nos dio esta fuerza en el 2019. Es cierto que pensábamos que podríamos trabajar con tranquilidad por la mayoría absoluta, siempre con la voluntad de llegar a acuerdos porque ya teníamos esa cultura de pacto. Pero ha acabado siendo el mandato más estraño. Por lo que respeta al Consell Esportiu, una vez a mí me archivan el caso, ya es agua pasada. Que me pueda perjudicar no lo sé, pero a mí ningún vecino me para por la calle para hablarme de eso.
En los últimos cuatro años ha sido al mismo tiempo alcaldesa y presidenta de la Diputació de Barcelona. ¿Ha sido difícil compaginar las dos funciones?
Cabe tener en cuenta que para ser presidente o presidenta de Diputació de Barcelona tienes que ser concejal o alcalde de un municipio. Y la verdad es que ha sido un mandato muy atípico, complicado y difícil. No tanto para compatibilizar este cargo, sino por la pandemia, la crisis económica, la guerra... todos los acontecimientos que hemos vivido. Pero estoy muy contenta y satisfecha porque no solo he podido ayudar a sacar adelante las políticas de la ciudad, sino que también he contribuido desde la Diputació a hacer la vida más fácil a los alcaldes y a la ciudadanía de toda la demarcación.
La situación a las dos instituciones que ha gobernado ha estado muy diferente: en una por mayoría absoluta, en otra en coalición después de un pacto que ha sido muy polémico con una formación alejada de su partido, Junts per Catalunya. ¿Qué diferencias ve entre gobernar en solitario y en coalición?
Sí que hay grandes diferencias, pero nosotros en el ayuntamiento siempre hemos pensado que tienes que gobernar con los máximos consensos a pesar de tener mayoría absoluta. Se ha hecho un gran pacto para sacar adelante 224 medidas para paliar los efectos de la pandemia y estoy muy orgullosa. Pienso que la suma de formaciones, pero también de sindicatos, empresarios, asociaciones y del tejido social de la ciudad es muy positiva. En la Diputació hemos hecho lo mismo, a pesar de que con un pacto de gobierno que fue muy polémico y mediático. Sin tener en cuenta este ruido, hemos llegado a muchos acuerdos, también con otras formaciones, por unanimidad. La fórmula de la Diputació es buena y el consenso siempre es positivo.
Hemos demostrado a la Diputació que cuando ponemos en el centro lo que nos une, somos capaces de trabajar juntos
Estas críticas a veces han venido de miembros de Junts, la otra parte del pacto. En cambio, no ha habido desde el PSC.
Nosotros tenemos aspiración y con vocación de gobierno, y allí donde podemos gobernar, gobernamos. Es evidente que fue un pacto excepcional. Pero hemos demostrado que cuando ponemos en el centro aquello que nos une somos capaces de trabajar juntos. Si ponemos en el centro aquello que nos separa será más dificultoso. Desde la Diputació hemos trabajado de esta manera, poniendo sobre la mesa los problemas de cada momento. Creo que nos hemos entendido y estoy muy orgullosa y satisfecha de nuestro acuerdo.
¿Se esperaba este buen funcionamiento?
Seguramente si hubiéramos hecho una encuesta al inicio de mandato, la cifra de personas que habrían dicho que el finalitzariem mandato habría sido muy baja. Pero es cierto que el momento político en Catalunya el 2019 era muy diferente. Y con el cambio que se ha producido en las relaciones entre Catalunya y España todo ha ido encaminado en que el acuerdo se haya mantenido de una forma firme y, sobre todo, efectiva.
¿Cree que este pacto entre el PSC y Junts podría ser un precedente a la hora de llegar a acuerdos en otras instituciones, como ahora el Ayuntamiento de Barcelona?
Hemos demostrado que cuando se quiere, se puede gobernar. No sé si tenemos que ser ejemplo de alguna cosa, pero hemos demostrado que un pacto que parecía que era muy complicado y que todo el mundo pensaba que no tendría un largo recorrido ha conseguido mantener mucho más que otros pactos que parecía que era para siempre.
El pacto de la Diputació se ha superado y se ha mantenido más que otros que parecían para siempre
Usted gobierna en L'Hospitalet desde el 2008, pero ganó sus primeras elecciones en 2011. Desde entonces, en Barcelona no ha habido ningún alcalde socialista. ¿Qué significaría por su ciudad que Jaume Collboni se convirtiera en el nuevo alcalde de la capital?
Hombre, me gustaría mucho tener un colega socialista en la Plaça Sant Jaume. Lo que necesitamos es más ambición y que la marca de Barcelona, que al final nosotros la integramos, tenga más fuerza y un camino claro. Sé que Jaume Collboni sería capaz de liderar con valentía y fuerza su ciudad y la marca que nos aglutina en todos. Nosotros tenemos proyectos de ciudad que ayudan a hacer que esta marca se fortalezca. Necesitamos grandes proyectos, como la transformación de la Gran Vía y que la marca esté dirigida, liderada en la ambición y con mucha fuerza.
¿Durante la etapa de Ada Colau ha faltado este liderazgo?
Yo creo que ha sido muy mejorable y ha habido un parón en proyectos que habrían gustado a muchas personas. Yo a la alcaldesa de Barcelona le tengo un respeto institucional, pero evidentemente no lo vemos todo de la misma manera, si no seríamos del mismo partido. Creo que se han tomado algunas decisiones en las cuales yo seguramente habría optado por una posición diferente, pero son los ciudadanos de Barcelona los que tienen que escoger a su alcalde. A partir de aquí, colaboración, como siempre.
El liderazgo de Ada Colau al frente de la marca Barcelona ha sido muy mejorable
Usted hace 15 años que gobierna en L'Hospitalet. ¿Hay alguna medida de la cual se sienta especialmente orgullosa porque ha supuesto un cambio para todos sus ciudadanos?
L'Hospitalet es una ciudad muy grande y es difícil hablar de un solo cambio. Cuando se recuperó la democracia y el primer alcalde socialista tomó posesión en 1979, se encontró con una ciudad dormitorio, sin equipamientos, sin verde. Una ciudad triste, gris, sin nada donde no venía nadie ni a trabajar ni por motivos de ocio. Después de todos estos años de trabajo colectivo, no solo desde los ayuntamientos progresistas y de izquierdas, hemos conseguido darle la vuelta. Hemos pasado de 50 hectáreas de verde a tener 200 y con aspiraciones de crear cien más. En estos últimos 15 años hemos sufrido todas las crisis posibles —económica, sanitaria, de país...—, y de lo que más orgullosa me siento es haber tenido siempre en el centro de mi acción a la gente, a los vecinos. Hemos conseguido que la gente salga adelante y que nadie se quede atrás. Esto no es como construir un edificio y no se ve, pero rezuma en el día a día.
Dice que la ciudad ha cambiado de manera radical en los últimos años. ¿Diría que la percepción que hay en Catalunya de L'Hospitalet también ha cambiado en estos últimos años?
Seguramente sí, porque, en L'Hospitalet, antes no había ninguna necesidad de venir para hacer absolutamente nada, pero eso ha cambiado. Si necesitas ir a la Ciutat de la Justícia, tienes que venir a L'Hospitalet; si tienes que ir a la Fira, a trabajar en una gran sede del distrito económico, también. O incluso si quieres pasar un buen rato en nuestros equipamientos culturales. Cada vez hay más gente que viene a pasárselo bien, cosa que antes no pasaba.
El soterramiento de las vías del tren ya no es un reto es el gran proyecto para L'Hospitalet
Como alcaldesa, acostumbra a hacer referencia al soterramiento de las vías del tren que pasa para su municipio. ¿Este es su gran reto?
Ahora ya es gran proyecto. He sido una alcaldesa que ha insistido mucho en este tema y su contenido ya forma parte de la administración que tiene que impulsar el soterramiento, que es el ministerio de Transportes. La idea es que el próximo año esté totalmente aprobado y poder licitar la obra. Estamos hablando de una infraestructura de 5,1 kilómetros de largo, de un intercambiador que supondrá tener una estación como la de Sants en L'Hospitalet. Esto ayudará a la movilidad de nuestro entorno. Es un proyecto muy ambicioso, pero que no es a corto plazo. Creo que se tiene que reconocer el compromiso del Estado en este sentido, cumpliendo con el proyecto que permitirá que toda la movilidad de Rodalies funcione.
No puede ser que no haya una dirección en política de vivienda y que todo el mundo vaya a la suya. No resolveremos nada
En Catalunya se habla de la vivienda como gran problemática de estas elecciones municipales. ¿También es así en su municipio?
En materia de vivienda tenemos que tener claro que tiene que pasar y como tiene que funcionar. Primero, con la ley de vivienda del Gobierno tenemos por primera vez una base legal. Segundo, necesitamos tener claro que quien tiene las competencias es la Generalitat de Catalunya, y hace falta que se ponga las pilas con una política de vivienda a Catalunya, con una mirada de país, porque la vivienda no puede ser exclusivamente cada municipio. Y en tercer lugar, como siempre, los municipios deben a poner a disposición de las administración el terren. Así, lo que es imprescindible es una apuesta por un política de vivienda de parte de quien tiene la competencia, que es la Generalitat. La formula es esta, todos muy alineados y con una dirección clara. Lo que no puede ser es que no haya dirección, que no haya política y que cada uno vaya a la suya. Porque no resolveremos nada.