Confías plenamente en los alimentos que consumes porque antes de llegar a tus manos han pasado por un riguroso proceso de investigación, incluso te atreves a etiquetarlos como “seguros para tu salud” por el simple hecho de estar expuestos en el supermercado. Y, en general, así es. Es uno de los logros de nuestra sociedad, y que nos separa de esas épocas del pasado en las que la comida a menudo podía enfermarte o incluso llevarte a la tumba.

🍰 Estos son los productos que contienen aspartamo, "posiblemente cancerígeno" según la OMS
 

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 Ahora bien: la ciencia es seguir investigando y, a veces, lo que se creía seguro, luego descubrimos que no lo era, como en el caso del aspartamo. Y, otras veces, la industria oculta procesos o ingredientes que pueden ser legales, pero no gustarán al público. Veamos algunos de estos casos.

Los secretos que la industria alimentaria no quieren que conozcas

Vivimos en la era del culto a la comida: los chefs minimalistas se multiplican y es fácil caer en la tentación de retratar cada plato que nos pongan por delante para postearlo después en las redes sociales. En Netflix existen varios documentales muy reveladores sobre el mundo oscuro de la industria alimentaria: Rotten, What the health, Sustainable

Es hora de que sepas el verdadero origen y la calidad de algunos alimentos que consumes. ¡Te lo contamos!

¿Qué fue antes el huevo o la gallina maltratada?

Frito, empanado, asado, en salsa… el pollo es la carne fresca más consumida en España, seguro que no falta en tu dieta, ¿verdad? Pues debes saber la desgarradora verdad que se esconde detrás de esta inofensiva carne rosada.

Si no es de calidad ecológica, estás comiendo carne de gallinas que han pasado por un auténtico calvario. Imagina pasarte 42 días, encerrado, sin luz, junto a 20.000 personas que al igual que tú solo tienen que preocuparse de comer y comer. Pues esa es la corta vida de estas gallinas. ¡Ni luz ni movimiento! El objetivo: conseguir una carne tierna en el menor tiempo posible.

Y por si fuera poco, los avicultores utilizan antibióticos y maíz y soja para engordarlas a toda prisa. ¿Y sabes qué más? Sus excrementos desprenden amoniaco, ¡no podrías respirar ese aire un solo segundo! Antes de seguir chupándote los dedos con los muslos, alitas, pechugas o tortillas, piénsalo bien... ¿vale la pena disfrutar a costa del sufrimiento de estos animales? Si no puedes vivir sin consumir pollo, al menos opta por pollo con certificación ecológica, es más seguro, sostenible y se enfocan en el bienestar del animal.

Queso rallado

Una lluvia de queso rallado nunca viene mal en tu ración de pizza o tu plato de pasta, ¿qué puede hacerte un extra de calcio? No te rayes cuando te enteres de que el queso rallado no está hecho solo con leche, también tiene "serrín".

¿Has leído bien? Sí, hemos dicho "serrín". Aunque hay que matizar esto, claro: no es que en la fábrica se dediquen a echarle serrín, sino que uno de los ingredientes para fabricar queso rallado es la pulpa de madera, que en los ingredientes aparece como "celulosa". Su función es evitar el apelmazamiento, y en concentraciones de entre el 2% y el 4% es segura para el consumo humano. Como no puede digerirse, simplemente pasa por todo el tracto digestivo hasta ser excretada.

El problema es cuando algún productor intenta aprovecharse y acaba saltando la liebre, que es lo que ocurrió en 2016 cuando un productor estadounidense que vendía queso "100% parmesano" estaba metiendo mucha más pulpa de madera, en torno a un 8%, igual que se vio luego que también hacían otros productores.

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Tras leer este artículo, esta imagen te parecerá menos apetecible. Imagen: Maliflower73.

 

Pan de molde

Las tostadas del desayuno, los bocadillos para el cole de los niños, un sándwich a media tarde… El pan de molde te saca de más de un apuro. No quieres oír nada malo al respecto. Pero, ¿y si te dijéramos que de algún modo también estás comiendo pelo humano? Sí, los panes de molde industriales contienen L-cisteína, un aminoácido que prolonga la vida del pan y que se extrae del pelo humano. ¡Y tú preocupándote porque no caigan pelos en tu comida!

Por supuesto, no es malo para la salud consumirlo, y no es como comerse un bocadillo de pelo. Pero si te da asquete la idea, mejor opta por el pan casero o de panadería con masa madre.

Las cosas nunca son lo que parecen, y tras la aséptica apariencia de toda la comida del supermercado se esconden tanto ingredientes seguros pero de origen desagradable, como engaños de algunos en la industria, o un inaceptable sufrimiento animal. Al final, hay que plantearse qué podemos hacer para vivir y consumir de una forma más sostenible.


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