Las “catalanadas” nos son tan inevitables a los catalanes como las “andaluzadas” a los andaluces o las “gallegadas” a los gallegos. Son cosas que nos salen solas, sin pensarlo, y que nos delatan el origen incluso si queremos ocultarlo. Y tenemos carros y carros de expresiones, frases hechas, palabras, erratas y acentos que nos delatan. Ya te trajimos algunos no hace mucho:
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Pero tenemos muchos más. Estas 5 “catalanadas” son súper comunes. ¿A ti también se te escapan?
5 “catalanadas” clásicas que nos delatan rápidamente en castellano
1. La “L” y la “LL”
Es casi un tópico nuestra forma de pronunciar la L, hasta el punto de que es el rasgo que más se acentúa cuando alguien quiere imitar el acento catalán. Realmente, los catalanes hacemos las eles muy largas y marcadas, y esto nos ocurre incluso a los castellanohablantes que “creemos”, ilusos de nosotros, no tener acento, o tener ese acento que llamamos “neutro”. Pero solo nos parece neutro a nosotros, porque nos comparamos con catalanohablantes con acentos más marcados. En cuanto salimos de Catalunya, se nos detectan las L como si fuéramos Eugenio contando un chiste.
Pero es que con la LL es peor, porque los castellanohablantes la pronuncian como una “Y” griega, “casteyano”. Los catalanes, en cambio, no solo la marcamos, sino que estamos superhabituados a pronunciarla a final de palabra, como “Sabadell”, cosa que para alguien fuera de Catalunya casi siempre es “Sabadel”.
2. Las “C”
En catalán no tenemos el sonido de la “C” como en “cecina” o “cebolla”, para nosotros es un sonido como de “S”, (“ceba”). Entonces, ocurre que, al hablar rápido en castellano, a veces se nos cuelan esas “ces” como “eses”, casi como si fuéramos latinoamericanos. ¿Nunca te ha ocurrido que se te ha escapado un “sebolla” o un “pasemos a la cosina” o similar?
3. Parar la mesa
En España, la gente normalmente pone la mesa. Poner la mesa no significa moverla físicamente, sino cubrirla con el mantel y colocar platos, cubiertos, vasos… prepararla, vamos. Solo que los catalanes, generalmente, en catalán decimos “parar la taula”, y a menudo en castellano se nos queda la expresión “parar la mesa”. Lo cual, para alguien fuera de Catalunya, no tiene el menor sentido, ¡porque parece que la estemos reteniendo como si quiera irse!
4. ¿Tú sientes o escuchas?
En catalán, el uso de “sentir” (percibir sonidos, sin necesariamente prestar atención) o escoltar (escuchar prestando atención al sonido, música o voz que sea) siempre genera confusión, porque además hay casos en los que está aceptado un uso cruzado. Pero claro: en castellano, “escoltar” es “escuchar”, pero “sentir” debe traducirse como “oír”. Y nosotros, a menudo, decimos que “no sentimos bien”, que “no se siente lo que dice” o fórmulas similares… que suenan rarísimas en el resto de España.
5. Las paradas… del mercado
Otra “catalanada” que nos delata de forma descarada es cuando vamos por un mercado o una feria, da igual si es un mercadillo, el mercado del jueves, una feria medieval o un mercado de artesanía o gastronomía… el caso es que a los puestos o tenderetes, nosotros siempre los llamamos “paradas” o “paraditas”. Y eso, en el resto de España, suena a parada de portero, o a las paradinhas al tirar un penalty, pero no se asocia al mercado. ¡Pillados!
¿Qué otras “catalanadas” sueltas tú a menudo? ¿Caes en estas mismas o en otras diferentes?