La Navidad es una época especial en la que la tradición se hace hueco frente a la innovación, y buscamos conectar siempre con nuestros antepasados. Pero claro: nuestros antepasados hacían un montón de cosas distintas en cada lugar, y cuando examinas estas costumbres desde fuera, a menudo parecen cosas rarísimas e incomprensibles, incluso disparatadas o terroríficas.
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Es ya un lugar común la sorpresa de españoles o extranjeros al descubrir el Tió de Nadal, y nuestra hermosa-perturbadora costumbre de darle de comer restos de fruta y luego pegarle una paliza para que cague regalos y turrón. Pero ¿sabías que hay otras costumbres todavía más raras? Desde el suministro de alcohol a Papá Noel y los Reyes en Irlanda hasta los farolillos gigantes de Filipinas, pasando por los japoneses que la celebran en un Kentucky Fried Chicken, o los noruegos que esconden sus escobas por si se las roban las brujas, en todas partes hay cosas raras. Pero estas 5 se llevan el premio, en nuestra opinión.
1. La quema del diablo de Guatemala
Para los guatemaltecos, el diablo se esconde en las cosas viejas de la casa, en esos trastos que nunca tiras aunque no te sirvan. Así que el día 7 de enero, en la víspera de la Inmaculada Concepción, crean una figura del diablo y la queman junto con todos esos trastos viejos que no necesitas. Si tienes síndrome de Diógenes, no vayas a Guatemala.
Es como unas fallas, pero con la inquietante figura del diablo en el centro, y tiene un sentido purificador que en el Mediterráneo no asociamos a la Navidad. ¡Llevan haciendo esto desde el siglo XVII!
2. El Krampus
¿Quién dijo que la Navidad no es una buena época para aterrorizar a los niños y hacer que tengan pesadillas terribles? En Austria, Alemania, Eslovenia y otro países de Centroeuropa celebran desde hace siglos la llegada del Krampus, una criatura peluda, con cuernos enormes y orejas de elfo, que secuestra a los niños que no se han portado bien o que no tienen mucho espíritu navideño, para llevárselos al inframundo y acabar con ellos y sus almas.
A ver, sabemos que hay niños insoportables, y que la disciplina es importante, pero esto quizá es demasiado traumático, ¿no?
3. El lanzamiento de zapatos en la República Checa
No, no es que sean fans del hombre que lanzó una sandalia a George Bush, ni tampoco de David Fernandez y su zapato a Rodrigo Rato. Se trata de una costumbre checa para la noche del 24: las mujeres solteras se sitúan en la puerta de su casa, de espaldas a la calle, y tiran un zapato por encima del hombro. Si la punta del zapato, al caer, apunta hacia la casa, quiere decir que este año el amor entrará en su vida. Si, por el contrario, la punta del zapato apunta a la calle, es que el amor andará por ahí, libre, ¡y lejos de ellas!
4. Las telarañas de Ucrania
Cuenta una historia ucraniana que, una Navidad, había una familia tan pobre que no tenía ni decoraciones para colgar en el árbol, así que lo decoraron con telarañas que tenían en casa. Esa misma noche, un montón de arañas llegó para redecorar el arbolito y encargarse de que aquella familia nunca más pasara penurias. Y así, hoy, mucha gente en Ucrania decora sus árboles con telarañas, que a veces se ven más “decorativas”, y otras veces parece simplemente que una colonia de arácnidos haya hecho nido en el árbol, lo cual es un poco inquietante.
5. Secuestrar a tus padres en Serbia
Para nosotros, la más inquietante de las tradiciones navideñas del mundo es la de los niños serbios que, dos semanas antes de Navidad, secuestran a su madre y la atan a una silla, exigiendo una serie de regalos como rescate. La madre no es liberada hasta que se compromete a traer esos regalos, ¡y al día siguiente los niños hacen lo mismo con el padre!
Desde luego, es una forma más fea y macabra de pedir regalos que lo de escribir una carta a los Reyes Magos. Y no deja opción a que te traigan carbón, porque, ¡imagínate lo que podrían hacerte esos niños si te atreves!
En fin, dejadme que le pegue una paliza a mi Tió de Nadal, que es súper normal y no le hace daño a nadie… que tenga sistema nervioso central. ¡Feliz Navidad!