Los insultos son una parte esencial del lenguaje. Nos ayudan a expresar frustración, a poner límites e incluso a hacer bromas con los amigos. Pero, lamentablemente, muchos insultos genuinamente catalanes han caído en el olvido, sustituidos por expresiones prestadas del castellano o del inglés. Pero, ¿por qué deberíamos dejar perder esta riqueza lingüística? Un insulto bien elegido no es solo una palabrota, sino un recurso expresivo que forma parte de nuestra identidad. Esto mismo defiende el filólogo Pau Vidal en su libro 100 insults imprescindibles: Dels cretins, tòtiles i poca-soltes a les putes i la seva descendència, donde reivindica la importancia de preservar estas expresiones. Según él, un buen insulto debe tener ingenio, historia y autenticidad. Por eso, hoy recuperamos siete insultos catalanes que vale la pena volver a usar. No se trata de fomentar la mala educación, sino de recordar palabras que definen situaciones y personas con una precisión que los equivalentes modernos no tienen. Así que toma nota, porque quizás estos insultos te sean útiles algún día.

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1. Cagabandúrries

“Venga, hombre, no seas un cagabandúrries y dile lo que piensas.” Cagabandúrries es uno de esos insultos que con solo escucharlo ya hace gracia, pero su significado es muy claro. Es una combinación de cagar y bandúrria (un instrumento musical de cuerda), y se usa para referirse a una persona cobarde, alguien que se asusta fácilmente y evita los problemas en vez de afrontarlos.

2. Capsigrany

“Míralo, ¡ha vuelto a perder las llaves! Es que es un capsigrany de manual.” Este insulto proviene del nombre de un pájaro, el capsigrany (Lanius senator), que se caracteriza por ser agresivo y algo caótico. En catalán, llamar a alguien capsigrany significa que es un torpe, un despistado o simplemente alguien que actúa sin pensar.

3. Mesell

“Le han llamado de todo y ni se ha inmutado... es más mesell que una piedra.” La palabra mesell viene del latín misellus, que significa ‘miserable’. En su origen, se usaba para referirse a las personas afectadas por la lepra, pero con el tiempo ha pasado a describir a alguien que parece inmune a todo, que no reacciona ni cuando lo critican ni cuando lo pisan. En resumen, es una persona insensible, apática y que se deja pisotear sin protestar.

4. Mestretites

“¡Ya estamos otra vez! Este mestretites siempre tiene que dar su opinión, aunque nadie se la haya pedido.” Si conoces a alguien que siempre se cree más listo que los demás y que tiene que corregir a todo el mundo a la mínima, aquí tienes el insulto perfecto. Un mestretites es una persona que se piensa que lo sabe todo y que intenta dar lecciones constantemente, aunque muchas veces no tenga ni idea.

5. Passerell

“Aún eres un passerell... ya verás cuando hayas vivido un poco más.” Este es un insulto relativamente suave, pero muy útil. Un passerell es una persona ingenua, inexperta y fácil de engañar. Normalmente, se usa para referirse a personas jóvenes o a aquellos que aún no han aprendido a desconfiar cuando deben.

6. Tarambana

“No confíes en él para terminar el proyecto a tiempo, es un tarambana de manual.” Si alguien es inconstante, irresponsable y nunca se toma las cosas en serio, este es el término adecuado. Un tarambana es esa persona que siempre está despistada, que no sabe lo que quiere y que a menudo acaba metiéndose en líos por su falta de organización.

7. Trinxeraire

“Esta pandilla de trinxeraires siempre está metida en peleas.” Este es un insulto perfecto para describir a alguien que siempre anda buscando problemas. Un trinxeraire es una persona conflictiva, que se mueve en ambientes marginales y que a menudo provoca quebraderos de cabeza allá donde va.

Recuperar estos insultos no solo nos permite expresarnos mejor, sino que también nos conecta con una tradición lingüística que no deberíamos dejar perder. Como explica Pau Vidal, el insulto en catalán tiene una fuerza y una riqueza expresiva que a menudo no encontramos en otros idiomas. Y, sinceramente, ¿no es mucho más divertido decir cagabandúrries en lugar de 'gilipollas'?

Así que la próxima vez que necesites poner a alguien en su sitio, en vez de recurrir a los insultos habituales, prueba con un buen capsigrany o mestretites. Seguro que suena mucho más auténtico.