Si viajas hasta la Catalunya Nord, debes saber que hay una abadía impresionante que tienes que incluir en tu itinerario. Una parada que te dejará maravillado, seas religioso o no. Y es que su ubicación es inmejorable: a los pies del Canigó, rodeada de un paisaje montañoso que, en invierno, se tiñe de blanco. Y no lo decimos solo nosotros: en 2007 fue escogida como una de las siete maravillas de Catalunya en un concurso público. ¡Descubre esta espectacular abadía que seguro te cautivará!

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La espectacular abadía en la Catalunya Nord: una parada obligatoria

En la Catalunya Nord hay un pequeño tesoro escondido junto al Canigó. Se trata del monasterio de Sant Miquel de Cuixà, un centro religioso de gran importancia durante la Edad Media y un monumento clave en la historia de Catalunya. En su conjunto, cuenta con una iglesia, un claustro románico y un campanario, que lo sitúan como uno de los monumentos más interesantes de la arquitectura prerrománica.

sant miquel de cuixà / Josep Renalias
Sant Miquel de Cuixà / Foto: Josep Renalias

Aparte de su espectacularidad arquitectónica, la abadía de Sant Miquel de Cuixà es considerada la cuna de la lengua catalana, según recoge la ficha del Patrimoni de la Generalitat de Catalunya. "Posiblemente, del escritorio de Cuixà salió la célebre Cançó de Santa Fe, un poema hagiográfico que se considera uno de los ejemplos literarios más antiguos en una lengua romance", aseguran.

Su origen está acompañado de una desgracia: el monasterio nació en el año 879 a raíz de la destrucción de otra abadía, la de Sant Andreu de Eixalada, por una riada. Los monjes supervivientes se instalaron en un cenobio, que más adelante se acabaría convirtiendo en la abadía de Sant Miquel y Sant Germà de Cuixà. El siglo X fue un momento clave para este monasterio, que creció de manera exponencial, ganando tierras, dominios e iglesias. La figura del abad Oliba también influyó en su historia, con su románico lombardo, que modificó la estética del monasterio. Dos pasillos, tres absidiolos, un cimborio sostenido con columnas y capiteles de mármol blanco son algunas de sus aportaciones. Más tarde, en torno al año 1120, se creó un claustro de mármol y se realizaron algunas construcciones dentro de la iglesia.

Pero en 1790, cuando se nacionalizaron los bienes eclesiásticos, los últimos monjes fueron expulsados de la abadía, que se puso en venta, dando pie a un periodo de decadencia. Techos rotos, mármoles arrancados y vendidos, hasta que en 1919 fue comprada por unos propietarios que la pusieron a disposición de los monjes cistercienses de Fontfroide. En 1945 vivió un auténtico renacimiento, recuperando la estética única que había quedado borrada, con la reconstrucción del claustro, la cubierta y los capiteles. Precisamente, después de esta remodelación, en los años 50, el violinista Pau Casals dio una serie de conciertos en este espacio, siendo el lugar fundacional del festival que lleva su nombre.

Actualmente, y desde 1965, Sant Miquel de Cuixà acoge a un grupo de monjes de Montserrat, que llevan una vida monástica. Si quieres visitar este monumento, el precio de acceso es de 7 euros, con opciones de tarifa reducida. Según la página web oficial, está abierto de lunes a sábado, de 9:00 a 13:00 horas y de 14:00 a 17:00 horas. En cuanto a los domingos, el horario es de 14:00 a 17:00 horas. Para más información, puedes contactar al 04 68 96 15 35.

La abadía de Sant Miquel de Cuixà, una de las siete maravillas de Catalunya

Si todavía no estás convencido de visitar la abadía de Sant Miquel de Cuixà, debes saber que el monasterio fue considerado en 2007 una de las siete maravillas de Catalunya. Así lo certificó un concurso público de la Organització Capital de la Cultura Catalana y Catalunya Radio, en el cual, mediante voto popular, se decidió cuáles eran los conjuntos arquitectónicos más destacados de Catalunya. Para ello, se dividió el territorio en siete regiones y, en una de estas, fue escogida la abadía de Sant Miquel de Cuixà.