Los humanos tenemos una enorme capacidad destructiva, y esto pone en jaque a innumerables especies con las que compartimos el globo. Esto incluye desde los seres más pequeños hasta las criaturas más enormes, como es el caso de este animal en peligro de extinción, cuyo día celebramos hoy: el tiburón ballena.

Porque, en efecto, este amable gigantón de los mares tropicales es una especie amenazada por la actividad humana. Por eso el 30 de agosto se celebra el Día Internacional del Tiburón Ballena.

🦈 ¿Pueden ser agresivos los tiburones avistados en playas catalanas? Así es la especie que ha llegado a la costa
 

🤷‍♂️ ¿Qué hacer si encuentras un tiburón en la playa?

 

Descubre cuál es su estado de conservación, a qué amenazas se enfrenta, y algunas curiosidades que te acabarán de enamorar de este precioso animal que nunca debería desaparecer.

El tiburón ballena, clasificado como animal en peligro de extinción

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el organismo internacional dedicado a la conservación de recursos naturales más grande del mundo, tiene clasificado al tiburón ballena como especie Amenazada – En Peligro (EN) dentro de su Lista Roja, la clasificación de conservación más difundida en todo el planeta.

El tiburón ballena es hoy un animal en peligro de extinción. Hemos de revertir esta situación. Imagen: Image-source.

Pero, ¿en qué se traduce esto exactamente? ¿Cuántos tiburones ballena quedan? No es fácil arrojar una cifra exacta, dadas las dificultades del estudio de especies marinas, pero los expertos creen que en el último siglo se habría reducido su población en un 50%, y que actualmente deben existir en torno a unos 10.000 ejemplares en todo el planeta, millar arriba o abajo.

¿A qué se debe exactamente esa reducción? Pues a muchos factores distintos, que suelen resumirse en “humanos”.

Las amenazas a las que se enfrenta este gentil gigante

La pesca ilegal

Sí: hay gente que come tiburón ballena y lo considera una exquisitez. También su grasa le interesa a las industrias farmacéuticas y cosméticas por sus propiedades. Por supuesto, no faltan esos millones de usuarios de medicina tradicional china, donde se consumen sus aletas.

Lo que más rabia da es que no se trata de ninguna especie invasiva ni peligrosa, estos gigantones que pueden medir 12 metros de largo, o incluso más, nadan lentamente (a unos 5 km/h) filtrando el agua, y, por tanto, son fáciles de pescar. Además, como son muy longevos (pueden vivir 70 y hasta 100 años o más) maduran lentamente, y no se reproducen hasta pasados los 30, por lo que cada ejemplar capturado más joven es una oportunidad menos de reproducirse para esta especie.

La pesca accidental

El uso masivo de la pesca de arrastre saca de los océanos diariamente tiburones ballena, que ya no vuelven al agua, o si lo hacen porque los pescadores los devuelven al mar, lo hacen estresados y heridos.

La contaminación

Es clásico achacarle las cosas a la contaminación, pero estamos hablando de animales que se alimentan filtrando el agua: es evidente que los químicos, los vertidos de petróleo, la contaminación de los ríos, los plásticos flotantes, todo ello es un peligro que ha hecho enfermar y morir a estas hermosas criaturas, y seguirá haciéndolo.

Los “accidentes de tráfico” marinos

El mar nos parece tan infinito que nos parece imposible que se den choques, pero lo cierto es que los océanos del planeta tienen auténticas autopistas, y nuestros cargueros, cruceros, pesqueros y demás embarcaciones los recorren sin cesar. Pero, claro, comparten espacio con los seres marinos más grandes, y a menudo se cruzan en sus rutas, o su camino simplemente por azar. En este video puedes ver un ejemplo de una lancha que chocó con una ballena jorobada:

Se estima que cada año mueren en torno a 20.000 ballenas atropelladas por nuestros barcos, que a menudo ni se enteran. Las ballenas simplemente son golpeadas o cortadas con las hélices, mueren y se hunden en la oscuridad. Y, aunque no se ha calculado el número posible, lo mismo ha de ocurrir también con los tiburones ballena.

El turismo inconsciente e irresponsable

Estos animales son tan pacíficos, espectaculares y gentiles, que bucear junto a ellos se ha convertido en una atracción turística en aquellos países donde los tiburones ballena se congregan para alimentarse en épocas específicas, como por ejemplo en Belice entre mayo y julio.

Nadar junto a un tiburón ballena es una experiencia increíble, pero si se masifica es una molestia para ellos. Imagen: Imagesourcecurated.

Y, como siempre, el problema es la masificación: dos turistas no son una molestia. Doscientos en un turno y doscientos en el siguiente, sí: es disruptivo, impide a los animales hacer lo que han venido a hacer, y dificulta su vida normal, además de añadir contaminación a esos lugares en concreto. ¿Sabías que ahora nada también en torno a la isla del Hierro?:

¿Qué podemos hacer nosotros por los tiburones ballena? Como mínimo, esforzarnos por reducir nuestra parte de residuos que acaban en el mar. Y, en vez de dejarnos un pastón en ir a las Maldivas o a México a sumergirse con tiburones ballena, podemos gastar muchísimo menos dinero y destinarlo a colaborar con alguna de las organizaciones que los investigan y velan por ellos. Tienes dos grandes opciones:

  • Sharkbook: The Wildbook of Sharks: esta base de datos global unifica los avistamientos e imágenes de tiburones (comenzaron con los ballena pero lo han extendido a todos) para estudio científico. Puedes adoptar un tiburón y así contribuir a financiar proyectos.
  • Maldives Whale Shark Research Programme: El MWSRP es la única organización benéfica 100% centrada en el estudio y la conservación del tiburón ballena y sus ecosistemas.

Toda ayuda es poca para revertir la situación del tiburón ballena como animal en peligro de extinción, que tiene ahora mismo. El gigante de los mares, el más amable de los tiburones, se merece nuestro esfuerzo.