Las Escuelas Bosque forman parte de un movimiento global que se ha desarrollado en todo el mundo y que aboga porque el contacto con la naturaleza es la mejor vía de conocimiento para los niños. Es cierto que no es un proyecto nuevo, de hecho ya en los años 50 la pedagoga Ella Flautau creó uno de los primeros centros definidos como tal en Dinamarca que años más tarde se extendieron por Alemania y luego el resto de Europa, Estados Unidos y Asia.
En Catalunya existe un ejemplo anterior que ya rescataba esta idea, la escuela de Montjuïc en Barcelona, una institución pedagógica creada a principios del siglo XX e inspirada en los movimientos pedagógicos republicanos, que abogaba por que la mayoría de las clases se hacían al aire libre, y la expresión corporal y la música tenían un papel bastante importante.
Cómo son las Escuelas Bosque
La idea es que las actividades se realicen al aire libre y con materiales naturales, aunque luego se cumplan objetivos marcados por el currículum oficial de cada Estado. En algunos casos, muchas de estas escuelas están creadas en cabañas que se usan como una especie de refugio, porque se considera que el aula es la propia naturaleza.
Las escuelas creadas bajo estos principios, generalmente desarrollan actividades diarias como paseos o pequeñas excursiones por la naturaleza y buscan que lo que allí pueden encontrar, como los árboles, las piedras, los animales o la propia tierra, sirvan como recursos educativos para desarrollarse y crecer en armonía con el entorno que les rodea sin necesidad de contar en la mayoría de los casos con libros de texto.
Son centros, especialmente en los primeros años, que suelen fomentar el juego libre y la autonomía entre los niños y niñas, con el objetivo de que sean ellos los que gestionen sus propios retos y vayan desarrollando el grado de dificultad que pueden y quieren superar. Son clases en las que se busca una mayor diversidad, mezclando varias edades en una misma clase, por ejemplo, al igual que ocurre con otras metodologías como el método Montessori.
A nivel internacional, uno de los mayores promotores de las Escuelas Bosque es el consultor de la UNESCO Peter Higgins, consejero de los gobiernos escocés y británico, y perteneciente a la Moray House School of Education de la Universidad de Edimburgo. Como él mismo ha asegurado, “teniendo tanta evidencia sobre los beneficios de la educación al aire libre, hay que preguntarse, ¿por qué siguen los niños encerrados en el aula?”. Este experto dirige varios programas en todo el mundo que aboga por implantar como una necesidad básica el que durante la etapa infantil y primaria buena parte de las clases se desarrollen en contacto directo con la naturaleza.