Hoy nos trasladamos a la capital de la Terra Alta, en Gandesa, donde visitaremos un monumento arquitectónico hecho por uno de los discípulos de Gaudí, una verdadera Catedral del vino. Concretamente, visitaremos la obra maestra del modernismo catalán diseñada por el reconocido arquitecto Cèsar Martinell i Brunet, la Cooperativa Vinícola de Gandesa, un edificio centenario donde podremos descubrir la historia de la región a la vez que probamos sus vinos.

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Historia de la Cooperativa de Gandesa

La historia de la cooperativa se remonta a principios del siglo XX, cuando un grupo de visionarios agricultores, liderados por Josep Maria Serres, fundaron el "Sindicato de Cooperación Agrícola de Gandesa". Con el objetivo de revitalizar la industria vinícola local, confiaron la creación de este icónico edificio a Martinell, discípulo de los genios Antoni Gaudí y Puig y Cadafalch.

La construcción finalizó en 1920, convirtiéndose rápidamente en un símbolo de la región. No obstante, su historia no estuvo exenta de desafíos. Durante la Guerra Civil Española, el edificio sufrió daños, incluida la destrucción de las obras cerámicas del artista Xavier Nogués. A pesar de eso, la cooperativa se mantuvo firme, resistiendo el paso del tiempo y los conflictos, para emerger como una de las joyas arquitectónicas de Catalunya.

Arquitectura y detalles fascinantes

El diseño de la cooperativa fue pensada para que cumpliera con los objetivos de funcionalidad y estética. Solo entrar, verás dos imponentes naves centrales, cubiertas con arcos parabólicos y bóvedas de ladrillo, mientras que una tercera nave, más alta y estrecha, acoge la recepción de la uva. Los detalles arquitectónicos, como las marquesinas de hormigón armado que cubren las tolvas de entrada de la uva, muestran la atención al detalle de Martinell y su equipo.

Pero más allá de su belleza exterior, la cooperativa alberga un interior fascinante. La estructura del techo, con sus bóvedas de ladrillo de gran ligereza y resistencia, es un ejemplo de la maestría técnica de los artesanos catalanes. Cada rincón del edificio cuenta una historia, desde las gargoles de cerámica esmaltadas hasta el escudo de la entidad, que refleja la rica herencia de la cooperativa.

Visita a la Cooperativa Vinícola de Gandesa

Hoy en día, la Cooperativa Vinícola de Gandesa no solo es un destino turístico imperdible, sino también un centro de experiencia vitivinícola. Si visitas esta bodega modernista, podrás explorar sus pasillos centenarios a través de varias actividades. Puedes hacer a una visita guiada con degustaciones de vino hasta recorridos audiovisuales autoguiados.

Si eres de los que buscan una experiencia más exclusiva, la cooperativa ofrece visitas especiales, como la cata de vinos Pureza casados con chocolate, o la visita Gourmet, que incluye un recorrido por la zona de producción actual y tapas para casar.