Después de un verano divertido, de vacaciones, de piscina, playa o montaña existe una gran posibilidad de que tus hijos ya no tengan su horario normal de sueño. Es completamente comprensible, pero también es algo que debe remediarse cuanto antes con la vuelta a las clases.
Aunque a veces puede parecer complicado volver a recuperar los horarios de irse a dormir, no es una tarea imposible. Solo se necesita un poco de previsión y unos días para implementar los cambios.
Cambiar la hora de acostarse
Puedes cambiar la hora de acostarse de tu hijo ya sea gradualmente o de golpe, tú eliges. Si lo haces de forma gradual, cámbialo en incrementos de 30 minutos durante tantos días como sea necesario.
Las recomendaciones para el total de horas de sueño que los niños en edad preescolar y escolar deben disfrutar por edad son las siguientes:
- Los niños de 3 a 5 años deben dormir de 10 a 13 horas diarias para promover una salud óptima. Eso incluye las siestas.
- Los niños de 6 a 12 años deben dormir de 9 a 12 horas diarias.
- Los adolescentes de 13 a 18 años deben dormir de 8 a 10 horas diarias.
Si prefieres hacerlo de golpe, se recomienda comenzar este proceso por la mañana despertando al niño a la hora de despertarse de su nuevo día escolar. Esa noche acuéstalo a la hora adecuada para que pueda dormir la cantidad recomendada después de una rutina tranquila a la hora de acostarse. Al día siguiente estará un poco más cansado y dispuesto a irse a dormir a su nueva hora de acostarse.
El beneficio de la actividad física
Hacer actividad física todos los días es importante para nuestro sueño. Asegúrate de que tu hijo haga al menos 30 minutos de ejercicio, si puede ser al aire libre. Esto le ayudará a conciliar el sueño y mejorará su salud física.
Sin embargo, ese ejercicio debe tener lugar no más tarde de una hora antes de acostarse porque es estimulante y lo mantendrá despierto por más tiempo.
Crea una rutina relajante para la hora de acostarse
Los niños prosperan con la rutina, incluso si a veces se resisten a ella. A veces nos deshacemos de nuestras rutinas en el verano y necesitamos volver a poner algo de estructura en su lugar a medida que se acerca la escuela.
La rutina nocturna de su hijo en realidad comienza a la hora de la cena. Los niños pequeños digieren la comida más lentamente que los adultos y necesitarán comer dos horas antes de acostarse para poder dormir profundamente. Después de la cena, se puede hacer algo tranquilo en familia.
Estructurar la rutina relajante para la hora de acostarse puede ser tan simple como elegir tres o cuatro cosas que deben suceder todas las noches en el mismo orden justo antes de que se acueste. Esto puede incluir un baño o una ducha, lavado de dientes, preparar la ropa, los zapatos y la mochila para el día siguiente y acurrucarse junto con un libro.
Demuéstrale al niño tu amor y afecto con caricias, abrazos y besos. Apaga la luz a la hora de dormir y dale las buenas noches. La idea es encontrar una rutina que se adapte a la familia y apegarse a ella.
Apagar los dispositivos
La luz azul que emiten los dispositivos electrónicos suprime la producción de melatonina que todos necesitamos por la noche para dormir. Los niños deben evitarlos durante al menos dos horas antes de acostarse.
Practica la rutina matutina
Si tu hijo comienza la escuela o el preescolar, considera hacer un ensayo uno o dos días antes del gran día. Si corresponde, ayuda a tu hijo a configurar su alarma y enséñale cómo apagarla.
Levántate a la hora del nuevo día escolar, vístete, prepare el desayuno de tu hijo y asegúrate de que disfrute de un desayuno saludable, lávate los dientes, coge su mochila y llévale hasta la escuela.
Un niño descansado rinde más y es más feliz
Un niño que ha dormido bien se desempeñará mejor en la escuela y estará más contento de ir a clase. Se relacionará mejor con sus compañeros y profesores y sufrirá menos ansiedad por los cambios que implica volver a la escuela.