La subida del nivel del mar es algo, a día de hoy, inevitable. En nuestra mano está que la subida sea inferior a lo que pueda llegar a ser, pero el proceso de deshielo en los polos es un hecho, y la subida del nivel del mar, una evidencia: en el informe de 2021 del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el nivel medio del mar está subiendo en todo el mundo en torno 3,7 milímetros por año.

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Esto no significa que esta media vaya a mantenerse. Podríamos reducirla… o más probablemente, va a aumentar, dado que el deshielo de la Antártida se está acelerando. ¿Has llegado a imaginarte cómo quedaría Catalunya si subiera drásticamente el nivel del mar? No necesitas imaginarlo: ahora puedes verlo con tus propios ojos.

Un simulador de subida del nivel del mar muestra cómo quedaría Catalunya si se deshiciera el hielo de los polos

Con las subidas del nivel del mar hay que tener claros algunos conceptos antes de liarse a imaginar. En primer lugar, aunque solemos asociarlo al deshielo de los polos, en realidad, para la subida del nivel del mar solo importa el polo sur. El motivo es que el hielo del polo norte es hielo marino, mientras que la Antártida es un continente, el hielo que tiene encima es terrestre (y es el principal depósito de agua dulce del planeta). Este hielo sí hace subir el nivel del mar, ya que realiza aportes netos.

Otro problema es que solemos pensar la subida del nivel del mar de forma estática, como si los mares fueran una charca o una piscina. Olvidamos que las corrientes afectan a ese nivel, o que los mares tienen mareas altas y bajas, y que una subida que parece pequeña puede representar que una vez al día, o una a la semana, se inunde tu ciudad. Este sería el caso de la Costa Este y el Golfo, en Estados Unidos, donde con tan solo una subida de unos 30 cm, cientos de miles de hogares estadounidenses se verían inundados de forma regular.

Recreación hipotética de cómo afectaría a Londres la marea en una subida del nivel del mar. Imagen: JJFarquitectos.

¿Y qué ocurriría en Catalunya con una subida así, o peor? Ahora podemos verlo gracias a la iniciativa Climate Central, un grupo independiente de científicos y comunicadores que han creado diferentes recursos digitales para divulgar y visualizar las consecuencias de la crisis climática, y sus posibles evoluciones.

Uno de estos recursos es el Coastal Risk Screening Tool, que sobre la cartografía de Google Maps muestra qué zonas quedarían sumergidas ante distintas subidas del nivel del mar. Por ejemplo, si el mar subiera medio metro, lo que digamos podría ocurrir hacia 2100, si no frenamos el deshielo, sufriría mucho el delta del Ebro, además de algunos puntos aislados de la costa y tramos de la ciudad de Barcelona.

Una subida de 1 metro acabaría con el delta por completo, y tanto en la costa de Barcelona como en el golfo de Rosas se inundarían tramos importantes. Con 2 metros de subida, toda la costa entre Barcelona y Castelldefels desaparecería, y el golfo de Rosas casi duplicaría su volumen. ¿Y si ocurriera algo realmente catastrófico y una reacción en cadena causara el desplome y deshielo de toda la Antártida? En este caso, el agua podría elevarse incluso 6 metros y el panorama en la costa catalana sería desolador:

Cómo sería Barcelona inundada

Otra de las herramientas de Climate Central, llamada Picturing our Future, propone “antes y después” de una subida de entre 1,5 y 3 grados en la temperatura global en multitud de ciudades del mundo. Así es como se vería Barcelona con una subida de 3 grados desde la Catedral, que se mantendría a salvo, a diferencia de Vía Laietana, que quedaría sumergida:

Más duras serían las cosas en el parc de la Ciutadella, que quedaría inundado casi por completo:

Lo peor de este asunto es que sabemos qué ocurrirá, pero no exactamente cuándo, ni a qué ritmo. Todo puede acelerarse de pronto, por ejemplo, si el hielo de la Antártida Oriental (que actúa como tapón y reservorio principal) se resquebraja y empieza a deshacerse, o se acelera todavía más el deshielo de la Antártida Occidental. Es hora de empezar a pensar en clave de tiempo largo, y planear medidas cuyos efectos quizá no veamos nosotros, pero sin duda notarán nuestros descendientes. O eso, o que se compren una casa en el interior, porque las costas van a cambiar.


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