¿Quién no ha experimentado esa odiosa sensación de tener agua dentro de los oídos mientras disfrutabas del mar, de juegos acuáticos en la piscina o de una simple ducha? Y cuando compruebas que no sale igual de fácil que ha entrado, empieza la guerra contra la gotita traviesa. Acude al rescate La Tumbona, tu sección veraniega de ElNacional.cat, para ayudarte a eliminar el agua intrusa de tus oídos. Te presentamos 3 técnicas que extrañarás no haber conocido muchos veranos antes.
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Las técnicas más efectivas para sacar el agua de tu oído
1. La inclinación mágica
La primera técnica que no falla es inclinar la cabeza hacia el oído afectado y sacudirla varias veces. ¿Lo has hecho cientos de veces sin resultado? Te faltaba saber el truco de retener aire en la boca. Coge aire, aguántalo y ahora sí, a inclinar la cabeza hacia ese lado y a dar sacudidas. ¡Sayonara, agua molesta!
2. Fórmula infalible
Si no te funciona la primera técnica o no se te da muy bien sacudir la cabeza, ataca con el dúo dinámico de alcohol isopropílico y vinagre de manzana. ¿Alcohol en tu oído? Parece una locura, pero no causará daño, evaporará el agua dentro de tu oído. Y la acidez del vinagre te protegerá contra infecciones. Para prepararlo, mezcla a partes iguales el alcohol y el vinagre en un gotero previamente esterilizado. Con una sola gotita de esta pócima en tu oído, el agua desaparecerá. ¡Garantizado!
3. El poder de la absorción
¿Sigues sintiendo la molestia? Retuerce bien una servilleta limpia de papel hasta hacer una especie de lápiz. Introduce la punta despacio mientras inclinas el oído hacia abajo. El poder de la absorción te liberará de la gotita revoltosa.
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Existen otros métodos para sacar el agua del oído, como mascar chicle o secar a temperatura muy baja el oído con un secador, tomar baño de vapor, etc. Aunque hemos seleccionado los más eficaces. ¿Con cuál te quedas?
¿Y qué pasa con los bebés y los niños? Si al peque de la casa le ha entrado agua en el oído, usa una toallita suave, caliéntala un poco con un secador hasta que esté tibia y colócala suavemente en su orejita. Acuéstalo sobre el lado de la oreja afectada. Es mejor que acudas al pediatra si lo ves molesto, porque si es muy pequeño no podrá explicarte bien qué le pasa. Así evitarás la terrible otitis.
Prevenir es mejor que curar, así que sé más listo que el agua y ponte tapones de cera antes de zambullirte en la playa o la piscina. Y sobre todo, no introduzcas objetos punzantes ni tu dedo en el conducto auditivo o podrás lastimarte o causar una infección.
Evitar usar estas técnicas si ya tienes alguna infección, perforación de tímpano o daños en los oídos. Si el dolor sigue, visita a un otorrinolaringólogo para que te ponga el tratamiento adecuado. No olvides protegerte y estar siempre alerta a las salpicaduras y zambullidas si vas a estar chapoteando todo el rato en uno de los hoteles con parque acuático más molones o en una de las calas más espectaculares de Cataluña.