Ya se acercan las vacaciones, y eso significa empezar a planificar los detalles de tus desplazamientos. Y, si tienes gato en casa, ya sabes lo complicado que puede ser, y ya habrás probado diversos métodos. Si es la primera vez que decides viajar con tu gato en coche… en fin, necesitas leer este artículo.
 

🐶 Cómo viajar con perro sin sacrificar comodidad ni diversión
 

Por qué viajar con gato en coche no es lo mismo que hacerlo con perro

Básicamente, el problema es que a los perros les encantan las excursiones con sus dueños, y a los gatos, las excursiones, solo les gustan si van solos, a su aire, sin sus siervos humanos, y escapando por los rincones o los tejados. Eso de que los cojas, los metas en un transportín, y luego en un ruidoso coche, les hace poquísima gracia. Y se encargan de hacértelo saber de diferentes formas:

  • Maullando como locos durante toda la duración del viaje con tonos muy angustiosos.
  • Babeando de forma preocupante (aunque tampoco es nada grave, es una reacción al estrés del viaje)
  • Vomitando.
  • Diarrea.
Un gato tramando su venganza contra su dueño por haberle obligado a viajar en coche. Imagen: SergioPhotone.

No todos los gatos son así, a algunos les encanta viajar, de hecho, o se enroscan a dormir hasta que llegáis al sitio, con su clásica actitud pasota de cuando están tranquilos. Y entre los que no viajan a gusto, no todas estas cosas ocurren siempre ni a la vez. Simplemente, son cosas que os pueden ocurrir al viajar con gato: a menudo él o ella lo pasan fatal, y tú también, y además el viaje se alarga mucho y se vuelve muy pesado. Por tanto, necesitas suavizarlo de tantas formas como puedas. Aquí tienes algunas ideas clásicas, y otras menos extendidas, pero que funcionan en la práctica.

8 aspectos a tener en cuenta para viajar con gato y hacerle (y haceros) el viaje soportable

Feromonas

Esto es lo primero que te dicen siempre: llénalo todo de feromonas de las que venden en las tiendas de animales. Es un consejo que aplica a cualquier situación: si te cambias de casa, feromonas. Si te cambias el sofá, feromonas para que no lo rasque. Si vas de viaje, llena el coche de feromonas.

A priori, las feromonas les relajan un poco en situaciones de estrés. Pueden ser útiles para familiarizar al gato con el transportín (al que le tiene aversión porque cuando le meten ahí es para ir de viaje o al veterinario).

Para un viaje en coche, no pierdes nada por probar, a ver si el tuyo es de los gatos a los que les funciona.

Transportín

Hazlo cómodo, y prepara recambios rápidos. Debe tener el espacio suficiente para que pueda estirarse y girarse cuanto quiera, y conviene ponerle un cojincito o una mantita suya (algo con su olor que tenga siempre en casa).

Pero, como dijimos antes, puede que vomite, o lo deje todo pringado de excremento. Así que:

  1. Mentalízate de que esto puede ocurrir.
  2. Llévate algunas bolsas de basura donde puedas meter las piezas manchadas y cerrar con un fuerte nudo para que no escape el olor (y ya lo limpiarás cuando llegues a destino).
  3. Llévate un cojincito o mantita de recambio.
  4. Vuelve a arrancar (y esperemos que no se repita).
Está claro que a este gato no le importa viajar en coche. Imagen: 2ikononova.

La comida y la bebida

Dado que puede vomitar, no es adecuado darle de comer al gato durante el viaje, y de hecho no debería comer nada desde al menos tres horas antes del viaje. Si salís a primera hora de la mañana, que vaya en ayunas.

Con el agua es otra cosa, ya que los gatos pueden deshidratarse muy fácilmente (y más si les da por vomitar o babear). Mentalízate de que tendrás que ir haciendo algunas paradas para darle de beber, y lleva un recipiente adecuado.

El arenero portátil

A un perro lo bajas del coche con la correa, te hace un pipi y una caca en un momento, y de vuelta a la carretera. Con un gato… en general, no. Los señoritos necesitan sus condiciones especiales, así que, si el viaje va a ser superior a una hora, mejor hazte con un arenero portátil para que pueda descargar a gusto (y que lo explore y pruebe antes de arrancar).

El problema del ruido y el movimiento

A los gatos les estresan un montón los ruidos, ya lo sabes, y un coche es una inestable caja sonora, molestísima para ellos, porque además no están acostumbrados. El ronroneo del motor, los baches y badenes, los frenazos, los acelerones, las rotondas, todo ello genera un entorno estresante.

Con el movimiento no puedes hacer mucho más que tratar de conducir suave y con calma. No saltar los badenes como si estuviéramos persiguiendo criminales en San Francisco, no andar pegando frenazos bruscos… En cuanto al ruido, ventanillas arriba mejor que bajadas, y no te pases de alto con la música.

Temperatura adecuada

Esto es de sentido común: si en el coche hace demasiado calor, o demasiado frío (o lo llevas en el medio del asiento trasero y le da el aire directo en el transportín) el gato estará incómodo y se quejará para que te enteres. Tenlo presente y, sobre todo, jamás dejes al gato solo en el coche, y menos al sol.

Fuera del coche, con la brisa, el solete es estupendo. Dentro del coche, solo, sin climatización, es un infierno. Imagen: Joaquín Corbalán.

Considera el sedante del veterinario

Idealmente, deberías ir al veterinario antes de salir de viaje con tu gato en coche, para comprobar que todo está bien. Si el viaje va a ser largo, y tu gato es muy nervioso, pregúntale por la opción de un sedante suave. El veterinario, al conocer el estado del animal, podrá indicarte si es o no recomendable, y te dará el adecuado.

La idea de sedar al gato no es muy agradable, pero para los que lo pasan realmente mal en un trayecto largo, puede ser la mejor solución.

Prueba a cubrir el transportín

Algunas personas ponen el transportín a los pies del asiento trasero, tras el asiento del conductor o el copiloto. Otros lo ponen sobre el asiento trasero, sujeto con el cinturón, y mirando hacia delante. Y es posible que tanta sensación de movimiento ante sus ojos no sea agradable. Piensa que, colocados en medio, ven cómo el mundo corre por el parabrisas, pero desde un ángulo extraño, y es algo que ellos no viven nunca en casa.

Por ese motivo, a veces es práctico cubrir el transportín con alguna camiseta de olores familiares, que deje pasar el aire, obviamente. Con la tela por encima, el ruido se amortigua, y el estrés visual también. A algunos gatos esto les va fenomenal para calmarse durante largos trechos del viaje.

No olvides el plan B: que el gato se quede en casa

Con estos consejos hemos querido darte algunas ideas que puedan facilitar el viajar con gato en coche, que ojalá no los necesites porque el tuyo lleve bien los desplazamientos. Pero a un buen número de gatos esto no les va, y encima, lo pasan mal durante el viaje para llegar a un lugar nuevo y desconocido, lo que supone nuevo estrés: ¿dónde estamos? ¿De quién es este sitio? ¿Hay otros gatos que me disputen el nuevo territorio? ¿Dónde puedo esconderme si pasa algo? ¡¿Por qué estos humanos me hacen esto?!

El que firma estas líneas, tras probar algunos de los métodos de arriba con éxito, decidió igualmente que, cuando fuera posible, era mejor ahorrarles el viaje a sus dos gatos. Se quedan en casa con comida y agua y areneros para un regimiento, viene alguien cada dos o tres días para jugar con ellos, echar un vistazo y renovar lo que haga falta, y nadie sufre.

Sea cual sea tu situación, y sean cuales sean tus opciones disponibles, esperamos que estas ideas te hayan servido de ayuda y puedas viajar con tu gato en coche sin (demasiados) problemas. ¡Que disfrutéis la escapada!