Hoy en día, parece que cada vez más, estamos acostumbrados a buscar soluciones inmediatas para todas las tareas domésticas. Y lavar la ropa no es una excepción. El programa rápido de la lavadora, que habitualmente dura entre 15 y 30 minutos, se ha convertido en una opción muy atractiva para aquellos que quieren tener la ropa limpia en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, aunque esta opción puede parecer práctica y tentadora, utilizar constantemente el programa rápido de la lavadora puede ser muy mala idea. ¿Quieres saber por qué? ¡Te lo explicamos en este artículo!
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Deja de poner el programa rápido de la lavadora: todos los inconvenientes
El primer punto que hay que tener en cuenta es que el programa rápido no está pensado para lavados profundos. Este tipo de programa está diseñado para piezas que no están muy sucias o sudadas. Si pones ropa con manchas o que ha estado usándose durante varios días, el programa rápido no tendrá la potencia necesaria para eliminar la suciedad ni las bacterias en profundidad. Los ciclos cortos a menudo no disponen del tiempo suficiente para que los detergentes actúen de manera efectiva sobre la ropa, lo cual puede dejar restos de suciedad u olores persistentes.
Desgaste de la lavadora
Si utilizas el programa rápido de manera constante, también podrías estar afectando a la durabilidad de tu lavadora. Estos ciclos cortos exigen a la máquina un mayor esfuerzo en poco tiempo, con velocidades de centrifugado más altas o aumentos bruscos de la temperatura. Todo eso hace que la máquina funcione bajo una presión más elevada, cosa que puede contribuir a un desgaste más rápido de sus componentes internos, como el motor o los cojinetes.
Además, muchas lavadoras tienen un límite de carga para los programas rápidos, y si llenas la lavadora más de lo que se recomienda, no solo estarás sobrecargando la máquina, sino que también estarás dificultando que el agua y el detergente circulen correctamente por la ropa.
Más desgaste de energía
Otro aspecto que a menudo se pasa por alto es, que, aunque el programa rápido dura menos tiempo, no siempre es más eficiente en términos energéticos. Algunas lavadoras utilizan más agua y energía durante estos ciclos para compensar la falta de tiempo. Eso es especialmente cierto si la máquina aumenta bruscamente la temperatura del agua para intentar lavar la ropa de manera rápida. Al final, lo que podrías ahorrar en tiempo lo podrías perder en recursos, contribuyendo a una factura energética más alta y a un mayor impacto ambiental.
La ropa sufre y se estropea antes
Aunque podrías pensar que un ciclo corto es menos agresivo con la ropa, en realidad puede ser al contrario. Durante estos lavados rápidos, la máquina puede centrifugar la ropa con más intensidad para compensar la falta de tiempo, lo cual provoca un desgaste más rápido de las fibras y de los colores. Eso puede acabar afectando la durabilidad de tus piezas, especialmente a aquellas más delicadas, como los tejidos de lana, algodón fino o ropa deportiva.
La lavadora puede acumular bacterias
Otro factor que a menudo se desconoce es que el uso excesivo del programa rápido puede afectar a la higiene de la misma lavadora. Estos ciclos breves no siempre utilizan temperaturas suficientemente altas para eliminar bacterias, hongos u otros microorganismos que se pueden acumular dentro de la máquina con el tiempo. Eso puede provocar que tu lavadora desarrolle malos olores o, en el peor de los casos, que acaben proliferando bacterias que se transfieren a la ropa.
Entonces, ¿cuándo debería utilizar el programa rápido?
Eso no quiere decir que el programa rápido se tenga que evitar completamente. De hecho, puede ser muy útil en ciertas situaciones. Si tienes ropa que solo has utilizado durante poco rato o que no está muy sucia, o si necesitas una pieza con urgencia y estás seguro de que no requiere un lavado profundo, el programa rápido puede ser una opción válida. La clave es no abusar y asegurarte de que lo utilizas para las piezas adecuadas y en los momentos necesarios.