Vladimir Putin no es, en estos momentos, el personaje del año. No por nada bueno, al menos. Pero en 2010, cuando actuaba como Primer Ministro bajo la presidencia de Medvédev, sí hizo algo positivo para todos: tomó la iniciativa de reunir en Rusia a los dirigentes de otros 12 países que todavía contaban con población de tigres en estado de libertad. Aquella Cumbre del Tigre de San Petersburgo se saldó con un acuerdo entre todas esas naciones para proteger y aumentar la población de este animal, y la celebración del Día Mundial de los Tigres el 29 de julio.
¿Qué resultados ha tenido ese programa, y qué amenazas sufren todavía los tigres?
Día Mundial de los Tigres 2023: un día internacional para pasar cuentas
Los países que firmaron el pacto de la Cumbre del Tigre fueron, además de Rusia y por orden alfabético, Bangladesh, Bután, China, India, Indonesia, Camboya, Laos, Malasia, Myanmar, Nepal, Tailandia y Vietnam.
¿Qué efectos reales ha tenido? Pues en conjunto se han visto resultados excelentes. La población en 2010 era de unos 3.200 ejemplares salvajes en libertad. Para 2016, el recuento ascendía a 3.890. Un nuevo estudio de la UICN en 2022 indicó que la población podría ser hasta un 40% mayor de lo estimado, y que la horquilla máxima de población mundial ahora mismo es de 5.578 ejemplares estimados.
¿Significa esto que los tigres estén fuera de peligro? En absoluto. Simplemente, ahora sabemos que estamos haciendo las cosas bien, y estamos aprendiendo qué funciona y qué no (por ejemplo, las leyes nacionales). Pero queda mucho por recuperar, mucho por luchar, y los tigres siguen enfrentándose a terribles amenazas.
Las amenazas que penden sobre la cabeza del tigre
Hay que asumir que el tigre todavía es una especie en peligro de extinción, por dos grandes motivos.
La caza
La medicina tradicional asiática es realmente un peligro para la naturaleza, ya que muchas partes del cuerpo de distintos animales se consideran estupendas para la salud. Ello ha llevado al tráfico ilegal de cuernos de rinoceronte, por ejemplo, y a la caza ilegal de tigres, puesto que muchas partes de su cuerpo tienen un uso en ese tipo de "medicina".
Los países, por tanto, se ven obligados a crear normativa e invertir en vigilancia para que los cazadores furtivos no se salgan con la suya. Pese a todo, la caza ilegal por sí misma no sería tan problemática si no fuera porque quedan tan pocos, y esto se debe más bien al siguiente punto.
La destrucción del hábitat
Aquí está la clave de casi todos los problemas de extinción animal: que nos cargamos el hábitat de las especies. Las ciudades han crecido de forma exponencial. La agricultura necesaria para sostener esta población demanda mucho campo y mucha deforestación. Y la minería avanza por el interior de los territorios no construidos. Los tigres, pues, ven su territorio disminuido y cercado por todas partes. Si se acerca a las ciudades, los campos o las minas en busca de comida, genera conflicto y se le acaba matando. Y entre tigres también pelean porque han de competir por menos territorio. ¡Un drama!
Por fortuna, es un animal que se reproduce muy bien en cautiverio, lo que genera un poco de "refuerzo de seguridad", que si lo sumamos al mantenimiento de los esfuerzos de la Cumbre del Tigre, y la concienciación global mediante el Día Mundial de los Tigres, estamos ante una batalla que podemos ganar.