La RAE define empatía como la participación afectiva de una persona en una realidad ajena a ella, generalmente en los sentimientos de otra persona. Es un componente muy importante de la inteligencia emocional de una persona que le permite reconocer y comprender las emociones de los demás.
Muchos padres de niños que son diagnosticados con TDAH perciben cómo sus hijos tienen menos desarrollada esta capacidad y parecen no entender ni acoger los sentimientos de los otros. Su comportamiento impulsivo y la dificultad para concentrarse, la impaciencia o el hecho de que no parezcan escuchar a los demás puede dar a entender que, efectivamente, no son empáticos, pero los expertos subrayan que esto en realidad no es así.
Cuando se habla de empatía, se puede diferenciar entre la empatía cognitiva, que hace referencia a la comprensión de los sentimientos de otras personas y que se traduce en la capacidad de interpretar el lenguaje oral y corporal de los demás y la empatía afectiva o emocional, que es la que te permite compartir las experiencias emocionales de otra persona y sentirse como ella.
En primer lugar hay que tener en cuenta que las personas, más allá del TDAH, tienen diferentes grados de empatía. Y, aunque algunos tienen más dificultad en comprender los sentimientos del otro, eso no les hace por ello peores personas.
Lo que dice la ciencia
Los que padecen TDAH tienen una serie de síntomas como los descritos anteriormente que les dificultan para la comprensión y el procesamiento de sus propios sentimientos, por lo que aún tienen más dificultades para entender lo que experimentan los demás. De hecho, existen trabajos como este estudio realizado en los Países Bajos que sugiere un vínculo entre el TDAH y una menor empatía emocional o afectiva, no así en la cognitiva. Pero los resultados en general no han sido concluyentes.
De hecho, muchos TDAH lo que padecen en realidad es una hipersensibilidad, que les provoca que se encuentren incómodos en determinados contextos sociales donde existe una exposición manifiesta de sentimientos, porque se sienten muy afectados por las emociones y estados de ánimo de los demás y tiene dificultad en situaciones en las que otros expresan emociones fuertes. De esta forma, desarrollan un cierto desapego para evitar ese sufrimiento.
En cualquier caso, la empatía es una capacidad que se puede entrenar. Desarrollar buenas habilidades de comunicación puede ser muy útil para ayudar a las personas con TDAH, especialmente a los niños cuando se les educa, a mejorar sus relaciones personales con los otros. Esto implica tanto saber escuchar como hablar.
Por eso se puede trabajar con ellos en aprender a controlar el impulso de hablar constantemente, si es el caso, y detenerse en escuchar lo que dice la otra persona. Además, también se debe entrenar la capacidad de prestar atención al lenguaje corporal de las personas, pues ofrece mucha información acerca de lo que está sintiendo.
Animarles a comunicar sus propios pensamientos y sentimientos, hacerles sentir que comprenden cómo se sienten ellos y que lo que padecen no es una enfermedad sino una condición y que pueden llegar a entablar relaciones normales también les puede ser de mucha ayuda.