El año 2025 ha empezado de manera trepidante y ya estamos en febrero, el mes más corto del año, con 28 días. Para entender por qué febrero tiene menos días que la mayoría de meses del año, tenemos que remontarnos muchos años atrás, en la época romana. De hecho, enero y febrero son dos de los meses más nuevos de la historia del calendario tal como lo conocemos, a continuación os explicaremos por qué febrero es el mes más corto del año.

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La historia del calendario como lo conocemos

Todo se remonta en el siglo VIII aC. Los romanos medían el tiempo de acuerdo con el calendario de Romulus, que solo comprendía 10 meses de 31 días y que empezaba en marzo y acababa en diciembre. Enero y febrero no se tenían en cuenta porque era la época que menos interesaba a los romanos, ya que no podían llevar a cabo las labores del campo, por lo cual durante muchos años para ellos no era necesario contabilizar estos días.

El Papa Gregorio XIII, el responsable de los días que tiene febrero

Todo cambió cuando fueron conscientes de que era importante también tener en cuenta estos días por razones prácticas y organizativas. Por esta razón crearon una un calendario con fases lunares primero, hecho que provocó que el año pasó a tener 355 días repartidos en 12 meses. Fue en esta situación cuando aparecieron los meses de enero y febrero, para quedarse para siempre en nuestro calendario. Si vamos más allá, aquí está también la explicación de los días que comprenden febrero, ya que para evitar que los días del año sumaran impares y ajustar los días a las fases de la luna, febrero tuvo 28 días.

Más tarde, en el año 45, Julio César encargó un calendario nuevo con 365 días y seis horas. Por esta razón los días se sumaron en los meses que tenían 29 o 30, para hacer el redondeo a 30 o 31 días. Febrero no sufrió este reparto, de manera que nunca dejó de tener 28 días. Los años bisiestos comprendieron 29 días por febrero.

La historia de nuestro calendario, tal como lo conocemos, llegó años más tarde, cuando los romanos se dieron cuenta de que alguna cosa fallaba. De hecho, fue el Papa Gregorio XIII quien decidió arreglar este error, ya que la Semana Santa cada vez tardaba más en llegar. De esta manera nació el calendario gregoriano, que es el que tenemos en la actualidad. El equinoccio de primavera en el hemisferio norte se estableció el 21 de marzo en vez del día 11, por esta razón eliminó el desfase, eliminando 10 días de la historia. Esta forma de contabilizar los días ayudó a casi todas a las generaciones a organizarse, sobre todo en el ámbito laboral, que era mayoritariamente en el campo.