Si piensas en chocolate hoy en día, inevitablemente piensas en su sabor dulce e inconfundible, y aunque todos conocemos y tomamos el cacao en polvo, casi siempre lo pensamos en tabletas o bombones, es decir, sólido. Y nos chifla, es uno de los pocos alimentos que prácticamente puede unir a la humanidad en su valoración. Pero, ¿sabías que sus descubridores no reconocerían una tableta si la vieran? ¿O qué se mezcló con productos que ahora nos parece impensable unir?

🍫 He añadido el chocolate a mi día a día y estos son los cambios que he notado
 

Este 13 de septiembre es el Día Internacional del Chocolate (en honor al nacimiento de Roal Dahl, autor de la célebre obra Charlie y la Fábrica de Chocolate) y ¿qué mejor forma de celebrar la existencia de este maravilloso alimento que descubriendo 8 formas sorprendentes en que en el pasado consumían chocolate?

1. Crudo

El cacao se consumió, en primer lugar, en crudo. Una vez rompes la vaina, en su interior están las “almendras” o granos de cacao, recubiertos por una pulpa blanca de textura mantecosa. Los granos contienen muchos alcaloides, por lo que de por sí son amargos. Sin embargo, la pulpa tiene un sabor dulzón característico, que fue lo primero que consumieron en América del Sur.

La pulpa cruda del cacao tiene un delicioso sabor dulce. Imagen: Foto76.

En América Central, en cambio, dejaban fermentar los granos de cacao junto con la pulpa, creándose así la primera formulación bebida.

2. Escanciado y espumoso

El chocolate americano era una bebida, y lo seguiría siendo hasta el siglo XIX, pues hasta que la tecnología no permitió realizar los prensados adecuados no se pudo presentar en forma de tabletas o pastillas sólidas.

Pero en México hacían algo que no hicieron luego: lo escanciaban, desde lo alto, como quien escancia la sidra. Y les gustaba que estuviera muy espumoso, así que a veces lo batían con unos utensilios diseñados para ello.

3. Con colorante rojo

El chocolate fue, para las sociedades americanas, una bebida con un fuerte componente ritual. Los mayas lo asociaban a la sangre, y a menudo lo teñían con achiote, un pigmento obtenido de un fruto americano.

4. Dulcificado

Los americanos no dulcificaban el chocolate: el único dulce era el de la pulpa. Pero en cuanto el chocolate llegó a España tras la conquista de México (aunque Colón ya había encontrado chocolate, no fue hasta Cortés que se tuvieron noticias detalladas), los españoles le echaron todo el dulce que tenían, comenzando por la miel y siguiendo por el azúcar. Y este fue el formato precursor original que fijó en Occidente el gusto por el chocolate dulce.

5. Con chile molido

Como lo oyes. El pimiento morrón, dulce, chile o ají es ese pimiento picante que también nos regaló el continente americano, y los indígenas lo mezclaban a menudo con el chocolate.

6. Espesado

Tanto en América como en Europa encontraron varias formas de espesar el chocolate líquido para que no fuera una bebida, sino más bien unas gachas. En América lo hacían mezclándolo con harina de maíz, y en España incorporándole frutos secos molidos.

7. Especiado

En Europa el chocolate volvía loco a todo el mundo. De la corte española pasó a la italiana y la francesa, y en los monasterios los monjes le preguntaban al papa si podían tomar chocolate los días de ayuno (a lo que el papa concluyó que sí, dado que era una bebida). Todo el mundo lo amaba, y, por tanto, lo potenciaba con lo mejor: especias

Se consumió chocolate con vainilla y con canela, que nos parece muy adecuado a nuestro gusto moderno, pero también con pimienta negra o clavo, que ya nos seduce menos.

8. Floral

En el infinito explorar de posibilidades con aquel maravilloso alimento, tanto americanos como europeos le añadieron a menudo plantas y flores, o sus extractos para transmitir aromas especiales y únicos.

No te pierdas este video, en el que la catedrática de la UB María de los Ángeles Pérez Samper explica cómo fue la transmisión del chocolate desde América hasta Europa, y de qué formas se consumía.

Seguro que en cuanto acabes de verlo vas de cabeza a la cocina a pegarle un bocadito a la tableta de chocolate que tienes en el armario, ¿a que sí?