Tu casa es tu refugio y la has elegido por su seguridad, diseño y, tal vez, por la cercanía de tu lugar de trabajo y del colegio de los niños. Es probable que hayas dejado en segundo plano la orientación de la vivienda, sin embargo, es el primer factor influyente en el consumo energético. Seguramente, hayas culpado a los electrodomésticos de los gastos desorbitados de luz y gas, pero la ubicación de tu vivienda es la principal responsable del resultado de tus facturas, te lo contamos.

🏠 3 graves consecuencias de no preocuparse por el aislamiento térmico en casa
 

🏦 Cómo ahorrar energía en verano y no arruinarse con la factura eléctrica
 

Dime cómo está orientada tu casa y te diré cuánto pagarás en tu factura

Las salidas y puestas de sol golpeando en tu fachada hacen que la temperatura del interior de tu hogar cambie y te veas usando la calefacción o el aire acondicionado más de la cuenta para compensar el exceso de calor o el frío. Y a eso hay que sumarle la diferencia de clima, pues no es lo mismo un verano del norte que del sur. Te contamos cómo influye la orientación de tu fachada en tu factura energética.

1. Este

El sol directo lo recibe sobre todo por la mañana, en las horas centrales del día. Lo que supone que después del mediodía la fachada ya empiece a enfriarse hasta la noche.

2. Oeste

En este caso, la luz solar comienza a calentar la fachada desde el mediodía a la noche. Esta orientación es una de las que más sol recibe, especialmente en la zona sur. Incluso las noches son cálidas porque no le ha dado tiempo a enfriarse a la fachada.

3. Sur

Esta orientación recibe luz solar durante todo el día, en especial en el norte de España. La fachada permanece caliente desde primera hora de la mañana hasta la puesta de sol. En el interior de la casa, el día y la noche serán cálidos.

4. Norte

Esta es la orientación más fría, ya que la fachada no recibe luz solar directa en ningún momento del día. En este tipo de vivienda es recomendable instalar un aislamiento térmico para sobrellevar mejor los inviernos.

Además de la orientación, hay que tener en cuenta que la temperatura variará según el clima y la provincia. Hay zonas con inviernos muy fríos y otras con inviernos que parecen otoños. Y con el verano pasa igual, puede ser muy diferente de un extremo a otro de la península. Una mala combinación de orientación de la vivienda con el clima, hará subir notablemente tus facturas.

Lo más recomendable si vives en zonas donde los veranos son extremos, y los inviernos suaves, es elegir una orientación norte o este. Así las noches no serían tan cálidas. También ayuda vivir en una planta baja, de manera que los edificios bloqueen los rayos de sol.

Si donde vives hace mucho frío, hay mucha humedad y los veranos no son muy calurosos, la fachada debería apuntar hacia el sur para aprovechar la luz solar.

Estos detalles te ahorrarán gastos excesivos de luz, calefacción y aire acondicionado. Se trata de cosas a las que en el pasado se prestaba mucha más atención, porque no existía la abundancia material de hoy. Calentar la casa costaba un valioso combustible, refrescarla era cosa casi imposible. Orientar la vivienda de la forma adecuada a las condiciones del clima, por tanto, suponía para ellos una diferencia abismal en cuanto a bienestar y pura supervivencia. Nosotros, en la comodidad de nuestros electrodomésticos, hemos perdido de vista esto. Quizá hoy, con la crisis climática rampante y evidente, sea el momento de volver a una arquitectura racional que reduzca el consumo energético.