El miedo a la oscuridad es bastante común entre los niños, sobre todo de entre los 3 y 6 años. Tiene en parte que ver con el desarrollo de la imaginación y el pensamiento mágico, que le hace pensar que por la noche pueden suceder todo tipo de fantasías. Generalmente, desaparece sin que haya que tomar ninguna medida, pero se pueden tomar algunas medidas para ayudar a superarlo, especialmente en el caso de los niños más ansiosos, que lo suelen pasar peor.
En algunas ocasiones, cuando el miedo es más agudo, puede convertirse en una verdadera pesadilla, porque tardan mucho en dormirse y se despiertan asustados durante la noche en varias ocasiones. Estos son algunos consejos para poner en práctica.
1. No quitar importancia al miedo
Decirle al niño que lo que está sintiendo o incluso lo que puede llegar a ver es una tontería no sirve de nada, porque lo único que provocará es que se sienta peor. Es mejor escucharle, que exprese sus emociones y que se sienta comprendido aunque sea todo fruto de su imaginación. Al mismo tiempo, hay que decirle que es normal tener miedo a la oscuridad y que el hecho de no ver lo que nos rodea puede hacer que nuestra imaginación se dispare y que veamos cosas que no existen.
2. Tener acceso a la luz
Para hacer sentir a los niños más seguros, se les puede poner algún tipo de lámpara tenue con el interruptor de manera accesible para ellos, de tal forma que cuando tengan más miedo puedan encender la luz. De esta forma se desarrolla un mecanismo de afrontamiento del miedo que les puede ayudar a comprobar por sí mismos que no ocurre nada a su alrededor.
3. Tener cuidado con lo que ve en la televisión
A veces, algunos dibujos que nos pueden resultar inocentes, pueden ser causa de miedo para los niños. Por eso hay que preguntarles acerca de qué es lo que les asusta y tener cuidado de que no los vean o estar viéndolo con ellos para explicarles que no pasa nada. Sobre todo, hay que tener más cuidado de que no lo vean antes de ir a la cama.
4. Eliminar las sombras en la habitación
En la habitación, con la luz de fuera, se pueden crear sombras que pueden desarrollar la imaginación de los niños y asustarles. En el caso de que esto suceda, bien sea por una lámpara de pie o un perchero, lo mejor es cambiarlo de sitio o incluso sacarlo de la habitación por la noche. Otra manera es jugar con ellos a las sombras para que le pierdan el miedo y no se asusten si lo ven por la noche.
5. Establecer rutinas
Según la Asociación Española de Pediatría, conviene establecer rutinas previas al acostarse, ya que estos rituales les tranquilizarán, ayudándoles a conseguir un sueño saludable. También es bueno hacerles compañía durante unos minutos, hablando de lo ocurrido en el día, leyendo un cuento o cantando una canción en un tono de voz lo más monótono posible para que induzca el sueño. Luego se les arropa y despide siempre de la misma forma. Si precisa, puede repetirse la maniobra, hasta que entiendan que seguirán en su cama y que no les va a pasar nada.