En el mundo habemos en torno a unos 10 millones de catalanohablantes. La inmensa mayoría estamos concentrados en lo que lingüísticamente llamamos “Països catalans”: Catalunya, la parte más costera de la Comunitat Valenciana (donde se lo llama “valenciano”), la Franja de Aragón (la región más oriental, en la frontera con Catalunya), en el sur de Francia (cada vez menos) y las Islas Baleares.
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🗣️ 5 “catalanadas” que nos salen siempre cuando hablamos en castellano
Pero, ¿sabías que en el pasado se habló catalán en muchos otros lugares? En algunos todavía hoy queda algún rastro del paso de esta lengua. En otros ha desaparecido por completo y es un simple recuerdo histórico. El más conocido por todos es el catalán que se habla en el Alguer, en Cerdeña (Italia), fruto del antiguo dominio en la región. Pero hay más lugares. Saquemos el globo terráqueo, que vamos a viajar un poco.
El catalán inesperado de Murcia
El dialecto murciano tiene más de un préstamo del catalán, como lo tiene del aragonés, debido a la intensa actividad repobladora que hubo en el siglo XIII, en esa etapa de cacao político entre la taifa andalusí de Murcia, el dominio castellano y la conquista catalana. Sin embargo, hoy existe una región en Murcia donde se habla catalán/valenciano, ¡aunque no tiene nada que ver con esas repoblaciones medievales!
Se trata de la comarca del Carche o Carxe, limítrofe con València, y que quedó despoblada tras la expulsión de los moriscos del siglo XVII. Aquellas tierras fueron ocupadas luego por pastores y campesinos alicantinos, de las comarcas del Vinalopó, que llevaron con ellos su lengua valenciana. Aunque hoy no es oficial, en la región del Carche se sigue hablando.
El catalán en América
En el año 1768 llegaron a la colonia británica de Fort Saint Augustine de Florida un grupo de 1.500 menorquines, jornaleros y trabajadores pobres en su mayoría. Les enviaba allí el gobernador británico de Menorca, Sir Richard Lyttelton, ya que en aquella época la isla estaba bajo control británico. Y aquellos inmigrantes menorquines escribirían una de las historias más desconocidas e interesantes de la historia de Estados Unidos. Nos la contaba con pasión y todo detalle Marc Pons en este artículo:
🗽 Cuando en los Estados Unidos se hablaba catalán
Catalanes también en África
El ladino o judeoespañol es el idioma que hablan los sefardíes, es decir, las comunidades judías descendientes de los hebreos expulsados de la península por los Reyes Católicos en 1492. Ellas han mantenido viva su lengua a duras penas, en las dificultades del tiempo. Pero, ¿sabías que los judíos catalanes expulsados también hablaban una lengua judeocatalana? La mayoría de katalanim (como se conocían estos judíos catalanes) se instalaron en el Norte de África, pero se les perdió el rastro al siglo siguiente, y la lengua no pervivió.
Sin embargo, el catalán volvería a África en el siglo XIX: fue en Argelia, durante la colonización francesa. Cerca de Orán se estableció una colonia formada por provenzales, catalanes, baleares y valencianos, y llegaron a editar periódicos, escritos en catalán pero con influencia y ortografía francesa, el llamado dialecto patuet. Tras la independencia de Argelia en 1962, la población marchó una parte al Rosellón, y otra, a Alicante.
El catalán en el este de Europa
Hubo un breve momento, en el siglo XVIII, en que se habló catalán en el este de Europa. Fue entre 1735 y 1738, en la zona que hoy ocupa la ciudad serbia de Zrenjanin. Antes conocida como el Banato de Temesvár, aquí fueron enviados más de un millar de catalanes, así como aragoneses, napolitanos y sicilianos, todos ellos austracistas exiliados tras la Guerra de Sucesión Española.
En teoría debían montar la ciudad de Nueva Barcelona y hacerla prosperar, pero ni el clima acompañaba, ni la edad de los colonos tampoco, pues la mayoría eran de edad avanzada. Una epidemia de peste en 1738 acabó de dejarlos tocados, y el avance del imperio otomano liquidó aquella aventura sin que quedara mayor rastro.
¿No es curioso que se haya hablado catalán en zonas tan dispares? La historia da muchísimas vueltas, y las lenguas, todavía más.