Hay lugares bonitos, hay lugares preciosos, y luego hay lugares que son especiales. Que destacan porque son únicos y extraños, porque son mágicos y tienen una cualidad onírica que los convierte en rincones genuinos e incomparables. A veces ese lugar solo existe durante una época del año. Otras veces, la magia ocurre 24/7. Y Catalunya tiene muchos rincones así. Cada catalán ha descubierto el suyo propio. Aquí te proponemos los que más nos fascinan a nosotros.

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Un parque surrealista hecho de madera y materiales reciclados

Josep Pujiula i Vila fue el creador de un extravagante parque conocido como “las cabañas de Argelaguer”, junto a la población del mismo nombre. Conocido como “el hombre de las cabañas” o “el Tarzán de Argelaguer”, este tornero retirado dedicó 45 años a construir (y reconstruir cada vez que se deterioraba) el también llamado Parc d’en Garrell. Aquí construyó toda una serie de torres, casetas, laberintos, estanques, esculturas hechas con madera y materiales reciclados, que dan al conjunto un aire único y extraño.

Cabanes Argelaguer
El onírico paisaje de las cabañas. Imagen: Flickr/Monicajc CC BY-NC-SA 2.0.

Pujiula murió en 2016, y desde entonces nadie se encarga del mantenimiento del parque, que si no se ha desmantelado todavía es porque el Consejo Comarcal de la Garrotxa lo ha nombrado Bien cultural de interés local. ¡Mejor visitarlo y dejar volar la imaginación antes de que desaparezca o sea impracticable!

Una ermita en un volcán

Si te animas a visitar las cabañas de Argelaguer, aprovecha el viaje para descubrir otro rincón único que está muy cerca. Y es que la zona volcánica de la Garrotxa es un espectáculo siempre, igual que una visita a la Fageda d’en Jordà. Pero hoy nos vamos a centrar en uno de los volcanes, el de Santa Margarida, que tiene dentro de su cono una ermita.

Volcà de Santa Margarida, Garrotxa
En el pasado levantaban ermitas en los lugares más insospechados. Imagen: Carquinyol, CC BY-SA 2.0.

Esta ermita fue erigida durante la Edad Media, difícil precisar cuándo, porque un pastor halló allí en mitad del cráter, en un hoyo, una estatua de alabastro de la Virgen, y cuando a uno se le aparecía una virgen, uno levantaba una ermita en el sitio exacto. Por desgracia, dos terremotos durante el siglo XV echaron abajo el edificio, que se mantuvo en ruinas hasta que en el siglo XIX se levantó de nuevo, en teoría imitando el estilo original.

Dentro, por cierto, podrás ver la talla de alabastro de la Virgen. Pero es una réplica: la original se guarda y expone en el Museo Diocesano de Girona. De todos modos, lo que hace mágico el lugar es su desnuda pequeñez solitaria, allí en medio del volcán. En un día neblinoso otoñal, es como un espejismo.

La cueva que pudo inspirar a Gaudí

Cualquier edificio de Gaudí podría ser uno de esos lugares mágicos y misteriosos de los que estamos hablando, pero, ¿y si nos vamos a una de sus posibles inspiraciones?

 

También conocidas como cuevas de Collbató o cuevas de Montserrat, son unas cuevas que perforan el interior del macizo de Montserrat, pero distintas a las cuevas que solemos ver. Se trata de un sistema cárstico en conglomerados calcáreos, por lo que tanto las paredes de la cueva como las formaciones del interior son algo distintas a las de otras cuevas. Tienen unas formas ondulantes y casi poligonales que recuerdan, en efecto, a la obra de Gaudí. De ahí que se crea que inspiraron al genio, si bien no existe una certeza absoluta de que las visitara, cosa que sí hicieron otras personalidades catalanas como mossèn Cinto Verdaguer o Santiago Rusiñol.

Hazte una escapada este otoño a alguno de estos tres enclaves (o a los tres) y dinos si no se tratan de lugares absolutamente mágicos, únicos, y con un atractivo punto de misterio y extrañeza.