Llueve y tu nariz identifica un olor característico a tierra mojada que te resulta incluso agradable. Eso que para ti es tan normal, parece que no es perceptible para todo el mundo. Resulta que identificar el olor de la tierra mojada está solo al alcance de algunas narices privilegiadas. Poder hacerlo, o no, es una cuestión genética, y para algunos animales tener esta habilidad puede representar la diferencia entre la vida y la muerte. Te explicamos las razones científicas.

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Por qué huele a lluvia

El porqué del olor de tierra mojada ha sido investigado por la ciencia. Tanto es así, que este característico aroma fue bautizado con su propio nombre: 'petricol'. El nombre lo escogieron los científicos Isabel Joy Bear y Richard Thomas en un artículo que publicaron en 1964 en la revista Nature. Escogieron este término porque es la unión de la palabra petros (en griego 'piedra') e icor (en griego, 'fluido que fluye por las venas de los dioses').

Los científicos descubrieron que este característico aroma terroso y cálido es producido por una molécula que emiten determinadas bacterias, las Streptomyces, que están presentes en los suelos y que se utilizan para producir antibióticos. La molécula que liberan estas bacterias se llama geosmina y cuando las gotas del agua caen al suelo se liberan al aire. Su olor resulta tan embriagador que incluso se utiliza para producir perfumes. Muchos animales son sensibles a este olor de humedad y los seres humanos, todo y que no todos, son extremadamente sensibles a ella.

Por qué tú sí que puedes oler la lluvia

Recientemente, en los EE.UU ha surgido una controversia en las redes sociales porque un usuario inglés se ha mostrado muy sorprendido de que los americanos le dijeran que podían oler la lluvia. Enseguida ha surgido un debate sobre las personas que pueden oler la lluvia y las que no.

Según Casey Trimmer, investigadora científica que estudia el sistema olfativo en el DSM-Firmenich, en declaraciones en la BBC, explica que esta capacidad de oler la tierra mojada es genética. Existen más 400 receptores diferentes que pueden estar en nuestra nariz para captar los olores, pero nadie tiene la misma colección de receptores. Así, algunas personas tienen el receptor para el olor de la geosmina, y otros no.

La geosmina y el vino: una dura relación

Por mucho que el olor a la geosmina nos guste, parece que su sabor no es de nuestro agrado. Es por eso que la presencia de geosmina en el vino, que genera en él un olor de humedad característica, puede ser una pesadilla para los productores de vinos, ya que pueden estropear las características organolépticas del caldo.

Un olor importante para los camellos

Esta molécula olorosa que parece que a los humanos solo nos serviría para estropear un buen vino, al mundo animal puede resultar extremadamente útil. Por ejemplo, en el desierto de Gobi los camellos son capaces de encontrar agua a más de 80 kilómetros de distancia y parece que es el aroma de la geosmina la que los guía. Si no tuvieran la habilidad de oler esta bacteria, probablemente lo tendrían muy mal para sobrevivir. Así, la función de un gen que nos permite poder identificar el olor de tierra mojada puede parecer trivial, a no ser... que nos perdemos en el desierto.